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Enjambre

La última vez que fui jurado en El Ojo de Iberoamérica (un festival latinoamericano centrado en la publicidad, la comunicación y el entretenimiento), la credencial que me dieron en el check-in decía: “Jurado – El Ojo Full”. Pero no era tan full. El título sólo llegaba hasta el acceso a un lounge especial donde servían sushi y cerveza un poco más fría que la de los mortales que se quedaban en la parte más divertida del festival en el Hilton Buenos Aires, el salón principal. Los pocos jurados bolivianos que llegamos a entrar en un festival iberoamericano sólo fuimos invitados a calificar vía internet, porque estamos limitados por factores económicos y de egoísmo, más que de talento.

Charlando alguna vez en Miami con el Director Ejecutivo del Festival Iberoamericano de la Publicidad (FIAP), le pregunté sobre los requisitos para tener un jurado en el festival. Su respuesta fue contundente (por lo menos tienen que inscribir 100 piezas como país) sentenció. ¡100 piezas! Eso significaría que por lo menos diez agencias bolivianas inviertan un poco menos de $us 5.000 cada una en inscripciones, sin hablar del costo de enviar una delegación pequeña de publicistas. Si no nos entendemos como pares, es casi imposible pensar en crear un frente de batalla. Mientras las potencias creativas como Alemania, que inscribe más de 4.000 piezas, y Brasil, que empuja a Latinoamérica con más de 2.500, se ocupan de batallar a gran escala en el Festival de Cannes en junio, Bolivia debe sentarse a conversar.

Las agencias de red debemos compartir nuestros conocimientos con las agencias locales, debemos investigar los mecanismos para generar 100 piezas world class, debemos sumar talentos y habilidades particulares, debemos estudiar los festivales desde adentro, entender los circuitos y sus momentos clave, traer franquicias que aporten conocimiento, experimentar, crear, destruir y volver a crear, entender las mecánicas de calificación; los más experimentados deben invadir el sistema académico, es una obligación hacerlo. ¿Cómo pretendemos crear publicidad competitiva si aún no creamos publicistas de esa talla? Podemos hacerlo, podemos especializarnos a niveles internacionales, pero mientras las faltas de ortografía sigan siendo anécdotas entre los directores creativos, jamás podremos hacerlo.

Bolivia tiene que dejar de lado el pensamiento individual y entregarse a un fin más noble, la acción gregaria. Es cierto que no nos comparamos con agencias de otros países donde la planilla llega a veces a los cientos de empleados, pero si nos entregamos a ese fin más noble, podremos crear una gran agencia nacional para traernos ese primer gran premio que el país tanto necesita. Somos débiles como abejas solitarias, pero invencibles si actuamos como enjambre.