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¿De frutillitas a lechuguitas…?

Las grandes ciudades tienen muchos problemas. Una de las dificultades es la referida a cómo trasladarse en el menor tiempo posible de un lugar a otro. No importa si uno tiene vehículo o no, el desplazarse en tiempo breve es una de las magnas dificultades en Chuqiyapu marka o la ciudad de La Paz. La Alcaldía paceña ha apostado a nuevos retos, como el de aportar en el control del servicio de transporte. Para este objetivo ha creado la Guardia Municipal del Transporte, conformado por hombres y mujeres jóvenes, capacitados para esta actividad. 

En la memoria histórica de la ciudad, los guardias municipales no han estado exentos de recibir algún apodo, sea en el sentido positivo o negativo. Recuerdo que cuando era niño a los guardias que vestían de color azul oscuro les decían “khuchhi awati”, como una manera de reprocharles por qué no aportaban a la comunidad, y es que la gente suponía que sólo se dedicaban a “pastorear chanchos” que había en algunas zonas distantes del centro paceño.

Sabemos que a los antecesores del actual guardia edil le decían o le decíamos frutillas o frutillitas con mucho cariño, por el color de la vestimenta que llevaban. Ahora, a los flamantes guardias del transporte público, vestidos con un traje azul y distintivos verde fosforescentes, comienzan a denominarles lechuguitas y/o pitufos. Seguramente para muchos de estos jóvenes es su primera actividad laboral formal, y por lo tanto urge darles mucha confianza y apoyo. Indudablemente irán conociendo las malas mañas de los transportistas, exceptuando a algunos buenos, para aplicar las sanciones correspondientes.

Como muchos otros ciudadanos, me entusiasmé con el nuevo rol de los nuevos guardias municipales (controlar el servicio caótico del transporte urbano), tarea muy difícil, pero imprescindible para esta ciudad. Luego de que comenzaron a trabajar en las calles, sobre todo después de la aplicación de las multas por infringir normas básicas de tránsito y por el absurdo trameaje; pero creo que las cosas no están resultando como se esperaría.

Veo muy pocos guardias ediles, inclusive en el centro de la ciudad, y no están presentes en las villas y las zonas periurbanas, donde uno  por ejemplo aborda en los minibuses, si es que están en sus lugares de parada. La planificación del Gobierno Municipal, referida a este tema, me parece que precisa de varios ajustes, como la ubicación de los guardias  ediles en lugares estratégicos, incluyendo a las villas y otras zonas. Además, hay otros aspectos colaterales muy importantes que debería considerarse para un buen desempeño de estos nuevos funcionarios, como el contacto directo con la ciudadanía, ante la ausencia del apoyo efectivo de los dirigentes de las juntas vecinales, que sólo aparecen cuando hay elecciones de la zona y luego desaparecen o no saben qué hacer para controlar el  servicio público de transporte. Además, se dice que “los guardias sindicales de choferes” contribuirán al control, ¿choferes controlando a sus colegas?

También debería haber un espacio   para denuncias rápidas en las calles afectadas permanentemente por la arbitrariedad choferil, y los guardias deberían portar letreros grandes y luminosos para que puedan tener algo de desahogo en el uso de la voz, en fin. Wali kusawa uka machaq pallapallanakan irnaqawipaxa, jupanakaxa thakhinakaruwa mistsupxi q’iwirinakaru uñaqañataki, lurawipa. Ch’amañchañawa jupanakaru, jallalla.