Debajo del pavimento
Situar el asunto de la postulación de Evo como tema central puede provocar una falsa polarización
Por compasión a mis lectores no responderé a Fernando Molina, quien reiteró en Página Siete sus apreciaciones subjetivas para descalificar mis críticas a un “manifiesto ciudadano” que se opone a la postulación de Evo Morales. ¿A quién le importa si Mayorga es honesto o sofista? A mí tampoco. Pero no me hago al cojudo, tampoco mutis por el foro. Después de un soliloquio vierto ideas sobre el tema electoral y no se sientan impelidos a tomar cicuta los que ven el mundo en blanco y negro.
Las reflexiones sobre el rumbo de la democracia requieren precisión, porque tienen incidencia en las estrategias electorales, tanto del oficialismo como de las fuerzas opositoras. Por ahora, uno de los temas cruciales con vistas a los comicios de 2014 es la postulación del líder del MAS. El oficialismo demostró su preocupación al consultar al Tribunal Constitucional la validez de una norma que contabiliza como primera a la actual gestión gubernamental del MAS.
Esa decisión será conocida en mayo, puesto que el tribunal rechazó una demanda presentada por una agrupación opositora para evitar esa consulta.
Aparte de esta demanda existen otras posiciones contrarias (partidistas y “ciudadanas”) a la postulación de Evo Morales, denunciando su carácter inconstitucional. Empero, su consigna es “no a la re-reelección” denotando fatalismo, porque da por sentado que la postulación de Evo Morales conduciría a su inevitable victoria. ¿Piensan que la única posibilidad de derrota del MAS es sin la presencia de Evo Morales como candidato? Si existen expectativas de que se cumpla ese deseo, resulta llamativo que algunos partidos promuevan un debate acerca de la realización de elecciones primarias para definir un “candidato único”. Por cierto, esa propuesta carece de consenso y fue desechada por importantes partidos, como el MSM, que rechazó la idea de “frente único” en las elecciones de Beni. Asimismo, la emergencia de un nuevo frente bajo la conducción de Rubén Costas denota nuevas posturas en el campo de la oposición. Con la consigna: “Hemos decidido pasar de la resistencia democrática a la construcción del Movimiento Demócrata Social”, iniciaron una rearticulación política que enriquece el campo de la oposición que se completa con UN, una presencia constante y sólida.
A diferencia de la primera gestión gubernamental de Evo Morales, marcada por la polarización; en la actualidad, las fuerzas políticas de oposición no circunscriben su accionar al simple rechazo al proyecto oficialista, más bien proponen una reconducción del “proceso de cambio”, la implementación idónea de la CPE, la orientación de la política económica a lo productivo o la construcción del Estado en todas sus facetas, incluidas las autonomías territoriales. En otras palabras, las principales fuerzas opositoras ingresaron al debate programático, a la búsqueda de alternativas dentro del modelo hegemónico del Estado Plurinacional.
En tal sentido, el proceso electoral de 2014 y, de manera sucedánea, las elecciones departamentales y municipales en abril de 2015 conforman una coyuntura favorable a las diversas fuerzas políticas de la oposición, para impulsar su fortalecimiento organizativo y lograr réditos electorales. El vigor de las opciones opositoras es la única garantía para garantizar el pluralismo político en las instancias legislativas. Asimismo, la distribución territorial del poder político en el nivel subnacional, merced a un mejor desempeño electoral de la oposición, impedirá que se repita la concentración de recursos de poder en el partido de gobierno. En esa veta, situar el asunto de la postulación de Evo Morales como tema central de la agenda política puede provocar una falsa polarización entre posiciones de apoyo o rechazo y derivar en un debate legalista, escasamente estratégico sobre el proceso democrático. Como se decía del talento de Víctor Paz, los actores políticos de la oposición deben saber “mirar debajo del pavimento”.