Reelección y Estado de derecho
El país debiera repensar en la elección indefinida, tal como se estableció en la Constitución de Oruro
El lunes por la tarde, el presidente del Tribunal Constitucional, Rudy Flores, hizo conocer que la consulta sobre la reelección del presidente Evo Morales y del vicepresidente Álvaro García Linera se encuentra en tracto constitucional. Este hecho merece destacarse no por el resultado, sino por la congruencia entre el texto constitucional y el tratamiento vía control de constitucionalidad.
La fuerza del Estado de derecho no está en los dóxofos, opinólogos y demás especímenes de los mass media, sino en aquellos que provienen del voto popular, porque provenir del voto popular no es lo mismo que salir del cuoteo partidario. Esto genera un plus que se llama soberanía en las decisiones. Y un máximo tribunal de garantías necesita precisamente eso: soberanía en la toma de sus decisiones. De este modo, la Declaración Constitucional 003/2013 responde a la Constitución Política del Estado, no a un capricho. La derecha —por supuesto—, en una ágil movida mediática, auspiciada desde Erbol y todas las redes de medios, ha lanzado alaridos a todos los cielos.
La Declaración Constitucional 003/2013 no es más que la concreción analítica de algo que está previsto en la Constitución Política del Estado. Por ello es que la Sala Plena del Tribunal, con sus siete miembros —incluido el magistrado Gualberto Cusi—, deja en claro que la gestión 2009-2014 es la primera gestión con la Constitución de 2009. Cualquier otra interpretación no cabe en la bitácora constitucional. De esta forma, el camino 2014 está a la vista, la derecha tenía la lejana esperanza de que Evo fuera alejado de la carrera electoral.
¡Oh! ¿Ahora quién podrá defenderlos? Por supuesto que la derecha no tiene quién le ayude en casos como éste, pero lo interesante es que quieren ganar en mesa, cuando todo proceso electoral se gana en cancha. Por ello, la actitud de la derecha es torpe y nada democrática. Si la derecha usara sus neuronas democráticamente, no habría ocurrido lo que ocurrió en Porvenir, no se habrían dado los sucesos de Cochabamba en enero de 2007, ni lo de Sucre el 24 de mayo.
La derecha debería celebrar la Declaración 003/2013 como un acto donde la democracia del voto se impone a mojigaterías constitucionales inventadas en el siglo XIX para asegurar el sistema de pasanaku político, propio de democracias de base oligárquica. El repartir el poder mediante trancas a la reelección indefinida forma parte de un sistema nada democrático con el voto soberano; por ello deberíamos repensar, el país debiera repensar en la elección indefinida, tal como se estableció en la Constitución de Oruro y que fue modificada por el Congreso de 2008. La reelección indefinida deja en manos del soberano, que es el voto del pueblo, la decisión democrática de cuándo se va un gobierno y de cuándo se queda.
Pero bueno, son tiempos donde toda la derecha necesita de una soga para salir del fango; el problema es que esa soga no llegará de manos del Tribunal Constitucional, que ha mostrado a todas luces su idoneidad y probidad analítica.
Todo lo que digan en contra, escriban en contra, son sólo eso, dichos y escritos. Al fin y al cabo, estamos acostumbrados, desde hace tiempo, que se arrimen en palo ajeno. Eso explica por qué la Cámara de Diputados de Argentina aprobó, el miércoles pasado, la selección por voto popular de los miembros del Consejo de la Magistratura. La derecha boliviana ni se percató de ese hecho, un hecho que nos muestra cómo ser ejemplo y no morir en el intento.