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Cómo leer el censo

Si no se realiza una evaluación del Censo 2012, para determinar cuánto de omisión o duplicación de personas se habría dado en la jornada del 21 de noviembre del pasado año, se tendrá un censo del que no se sabrá la calidad de la información. Un censo del que no se sabrá si su cobertura fue total o parcial. Un censo electoralista, ya que dentro de 19 meses tendrán lugar las elecciones presidenciales, y se intentará mostrar los elevados niveles de reducción de la pobreza, los descensos de la mortalidad infantil, los logros educativos con avances en los años de estudio, los bajísimos niveles de desempleo; en suma, las eficientes acciones del Gobierno en política social.

De igual manera, sin una evaluación poscensal, tampoco se tendrá seguridad sobre los enormes desafíos que le restan al país, pues el censo podría ocultar las profundas desigualdades económicas y habitacionales existentes entre los bolivianos; que somos una nación mestiza; que somos un país predominantemente urbano, tendiente a procesos altamente concentrados demográficamente; que los recursos humanos en Bolivia constituyen la prioridad de la planificación económica y social; que el empleo digno y de calidad, así como el ingreso, no termina de consolidarse por la falta de políticas de inversión productiva y de largo plazo; o que estamos entre los últimos países de América Latina, según el Índice de Desarrollo Humano de 2011, después de El Salvador y Paraguay.

Cabe recordar que los datos de un censo son un instrumento de diagnóstico para conocer cómo estamos los bolivianos y cuáles son los retos que debemos asumir. Retos que se deben resolver a través de acciones de política pública y de planificación económica y social, y no con discursos electoralistas ni con una discrecional distribución de recursos financieros, con lógicas coyunturales de retorno.

Ahora bien, se debe afirmar sin tapujos que los logros del Gobierno son indiscutibles por su contribución a la nueva CPE, centrada en la construcción de una plurinacionalidad con perspectiva comunitaria, intercultural y autonómica; en la captación de mayores recursos por la explotación y venta de recursos naturales; por imponer una mayor autonomía y soberanía respecto a EEUU; por la estabilidad y el crecimiento económico alrededor del 5%.

Este cuadro de situación auspicioso debería poner cautela hacia una lectura de los datos censales menos triunfalista, menos política y más técnica; que sirva para construir juntos y unidos una Bolivia próspera, colocando a las y los bolivianos (como recursos humanos o capital social) en el centro de nuestras preocupaciones. El censo puede ser una excelente oportunidad para hacer una radiografía del país, a fin de determinar la viabilidad y realismo de los 13 pilares de la Agenda Patriótica.