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Continuismo vs eficientismo

El oficialismo y la oposición paceña se encuentran en un estado de confrontación que tiene como sus principales reductos las administraciones gubernamentales. Esto, alentados por sus pretensiones electorales de 2014. Pero esta confrontación entre el Gobierno Municipal de La Paz y el Gobierno del Estado Plurinacional no solamente ha asumido una forma visible, a través de la ocasional guerra de declaraciones, sino también una forma menos visible pero que podríamos considerar como la más potencialmente efectiva. Se trata de la confrontación entre dos distintas lógicas de ejercicio de la administración pública: el eficientismo y el continuismo. El eficientismo corresponde a la administración del gobierno municipal; y el continuismo, a la administración del Estado Plurinacional.

La lógica del eficientismo se sustenta en la pura realización de obras lo más visibles posible, y sin depender necesariamente de una planificación urbana; sino véase el sitio: www.lapaz.bo/index.php?option=com_content&view=article&id=50&Itemid=128&lang=es, en el que aparece la biografía del Alcalde y una serie de reclamos que los vecinos le hacen sin que éstos sean atendidos. El Programa Barrios de Verdad; el Sistema de Transporte Urbano, que se supone acabará con este pesadísimo problema; la supuesta modernización del centro de la ciudad; los Puentes Trillizos; el mercado Camacho; la instalación de una Guardia Municipal y otros anuncios de “grandes obras” reflejan el efectismo y pragmatismo de una gestión municipal, cuya tarea principal consiste en acumular un capital electoral para el Movimiento Sin Miedo, más allá de los beneficiarios directos de esas obras. Pero este pragmatismo no está acompañado por un sustento ideológico ni programático, sino que radica simplemente en el sentido de la inmediatez, entendido esto como el mejor medio para perfilar a su candidato presidencial. La ausencia de basamento ideológico y programático se evidencia además en la falta de una propuesta real frente al que identificó como su rival político.

La lógica del continuismo, en cambio, se sustenta en la realización de obras de mayor impacto y envergadura, que generan además la idea de que para su realización es necesaria la continuidad del Gobierno. Por tanto, esas son obras que dependen de una visión prospectiva y que no se consuman en la lógica del cortoplazo sino que pronostican sus impactos en el largo plazo. En virtud de la generación de esa necesidad de continuidad se activa finalmente todo un armazón ideológico, que busca hacer entender que existe en el curso actual de la realidad política un proceso que hay que defender, y se proyecta un discurso que del mismo modo se emite en prospectiva sobre ideas neutrales del continuismo, tales como el proceso de cambio y el vivir bien.

Y aunque las dos lógicas de administración pública parecen generar una relación asimétrica entre sus practicantes, su impacto en el electorado es impredecible. Además, mucho cuentan los mensajes que se manden a la población, pues las acciones no solamente encuentran correspondencia entre pragmáticos en una ciudad ávida de obras, sino que también cuentan los mensajes que sustentan a esas obras. Y esos mensajes son confusos en el caso del MSM, como los recientes acuerdos que firmó Juan del Granado con un sector del autotransporte bajo la promesa de su representación y para callar a los sindicatos del mismo sector que se constituyeron en detractores del Alcalde. La desventaja está dada además por la incapacidad para construir un discurso convincente y realmente alternativo, pues a pesar de estar gobernando 14 años consecutivos, la ciudad se estancó en la práctica del eficientismo.