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Periodistas en su día

Bolivia recuerda hoy el Día del Periodista, ocasión en la que se escucharán muchas palabras de reconocimiento y homenaje al oficio, y a las mujeres y hombres que se dedican a él. Asimismo, habrá muchos llamados a reflexionar sobre la importancia del periodismo para la democracia, y las y los periodistas serán reconocidos como garantes de la libertad de expresión.

Todo ello no sólo es cierto, sino también necesario, pues aunque decirlo sea como caer en un lugar común, el periodismo es un oficio duro, sacrificado, y no siempre bien reconocido, lo mismo que importante en la medida en que esta forma de comunicación institucionalizada sigue siendo, tal vez, la mejor para poner en contacto a los individuos y grupos más dispares, si no físicamente, sí en torno a asuntos que son parte del interés común.

Así, el periodismo cumple las funciones de comunicar a las personas entre sí, al proveerles de información y comentarios sobre temas de interés común; de ayudarles a prever el futuro, al señalar posibles desarrollos de los acontecimientos en curso; y, finalmente, de servir como memoria colectiva, pues no sólo que es posible recuperar los archivos de ediciones o emisiones pasadas, sino que los propios profesionales de la información hacen esa tarea constantemente para ayudar a su audiencia a comprender el origen o el porqué de muchos acontecimientos.

De esta manera, se hace más fácil comprender por qué es tan delicada la labor periodística, y por qué no debe ser dejada en manos inexpertas o, peor, a merced de intereses particulares o sectarios.

Cuando las personas encargadas de procesar y transmitir la información carecen de la formación, las habilidades o la experiencia necesarias, a menudo su trabajo se llena de erratas y confusión, lo cual a su vez naturaliza en la sociedad la desinformación, que no significa carecer de ésta, sino, por el contrario, poseerla, pero equivocada. De ahí que, por ejemplo, la belleza física no debiera ser el principal atributo a la hora de poner a una persona en las pantallas de televisión.

Asimismo, el control de los contenidos desde intereses opuestos a la esencia de “lo público” produce una forma de desinformación, que es la más peligrosa de todas, pues consiste en imponer en las audiencias informaciones e ideas que incluso siendo ciertas están orientadas a favorecer dichos intereses en desmedro de los colectivos o los que benefician a la mayoría.

Por eso, este Día del Periodista, así como cualquier otro, este diario renueva su compromiso de buscar siempre a las y los mejores para su equipo, pero sobre todo de conservar su independencia de toda clase de intereses particulares, pues sabemos que de no hacerlo así estaremos escatimando a las y los lectores su derecho a la información, y, en esa medida, afectando a la democracia.