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Insectos contra el hambre

El lunes, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presentó un informe en el que se advierte que expandir la frontera agrícola no es una opción sostenible para garantizar el alimento de las futuras generaciones. Ello porque además de la sobrepoblación (dentro de 20 años habrá más de 9.000 millones de personas), hay que tomar en cuenta que actualmente la mayor parte de los suelos fértiles y de los océanos ya están siendo sobreexplotados, y que el calentamiento global y la escasez de agua amenazan con mermar la producción de alimentos. Frente a este complejo escenario, la FAO sostiene que comer insectos puede ser una posible solución al hambre en el mundo, pues no sólo son una fuente de alimento muy nutritivo, sino que además su producción es barata y está al alcance de la mayoría de las regiones. 

Ahora bien, más allá de los gustos culinarios, lo cierto es que en un futuro no muy lejano las personas van a tener que hacer ajustes no sólo en su forma de vivir, muchas veces displicente con el entorno, sino también en su dieta; y que la adaptación va a resultar mucho más sencilla para quienes comiencen antes. Lo propio puede decir de los gobiernos y de sus políticas de adecuación al cambio climático   y de preservación del medio ambiente.