Mañana se cumplen cinco años de la implementación del bono Juana Azurduy, un incentivo económico (Bs 1.760) que reciben las madres cuando asisten a los centros de salud para los controles prenatales, posnatales y cuando nace el niño, hasta que cumple dos años. Por cada control prenatal (cuatro en total) reciben Bs 50; por tener un parto institucional, Bs 120; y por cada control bimensual a los niños, Bs 120.
Gracias a esta medida, según datos del Ministerio de Salud, la tasa de desnutrición crónica infantil disminuyó de 27% en 2008 a 15,5% en 2012. Porcentaje incluso menor al que se trazó el país como parte de los objetivos de la meta del milenio 2015: 19%. Por otro lado, aumentó la cobertura de atención de partos en los centros de salud públicos. En 2005, cinco de cada diez partos eran atendidos por personal calificado; actualmente, ocho de cada diez alumbramientos ocurren en centros de salud.
Como se puede observar, los subsidios condicionados, es decir la entrega de dinero en efectivo a ciertos sectores vulnerables de la población bajo condiciones específicas a cumplir, constituyen una herramienta efectiva para luchar contra la pobreza, a diferencia de lo que planean algunos teóricos liberales, para quienes este tipo de ayuda sólo genera dependencia.