Icono del sitio La Razón

Efecto colateral

El gobierno del presidente Evo Morales formalizó en abril ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya la demanda contra Chile, que pretende un fallo que obligue a Santiago a negociar una salida al mar en apego a los derechos expectaticios que generó a lo largo de la historia. La demanda está en curso y se perfila que habrá resultados (entiéndase fallo) en al menos cinco años.  

Mientras tanto, y desde 2011, cuando se anunció la decisión de llevar a un tribunal internacional la causa marítima, la agenda política bilateral está congelada, con los efectos colaterales que  implica y por tiempo indeterminado. La Paz expresó estar dispuesto a restablecer las conversaciones, pero Chile dice que el acudir a instancias judiciales es un obstáculo.

El “congelamiento” del diálogo político implica posponer la retoma de las conversaciones sobre otros dos diferendos: el Silala y el Lauca.

Los proyectos para el aprovechamiento de las aguas manantiales del Silala, recurso ubicado en Quetena Chico, Potosí, y utilizado por Chile a través de un desvío hace más de 100 años, muestran que Bolivia está haciendo algo en el tema, pero no debe perderse de vista que Chile continúa usando el recurso.
Santiago aceptó pagar por el 50% del caudal hasta tanto un estudio defina la propiedad del restante porcentaje. El preacuerdo no fue ratificado por la renuencia de cívicos de Potosí, porque exigían se reconozca la deuda histórica, que no ocurrió.

Las negociaciones quedaron en nada y las aguas continúan fluyendo sin beneficio, sobre todo para los pobladores de Quetena Chico, una zona castigada por la pobreza. Y la situación persistirá porque el diálogo está congelado y todo hace pensar que el mayor aprovechamiento nacional del recurso dé una solución fáctica.

El Gobierno anunció en marzo de 2012 que además del Silala el diferendo por el desvío del caudal del río Lauca, compartido por ambos países, será incluido en la agenda con Chile. La reacción chilena tras la presentación de la demanda ante La Haya bloqueó la decisión, otro efecto colateral.

Las aguas bañan suelo chileno en desmedro del boliviano. La acción soberana de llevar a juicio el tema mar no debería cerrar el diálogo sobre otros temas de interés bilateral, y las autoridades son las encargadas de evitar daños colaterales. La contienda electoral chilena hace su parte, pero esa situación es coyuntural.

El cónsul en Chile, el general Ramiro de la Fuente, mantiene un perfil bajo, hasta el momento no se conoce públicamente qué hace o hizo por restablecer el diálogo en el resto de temas de la agenda común.