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Friday 3 May 2024 | Actualizado a 20:58 PM

Clima, agricultura y empresas

Se debe introducir el factor climático en el análisis de riesgo en entidades financieras y estatales

/ 3 de junio de 2013 / 05:34

Hace unas semanas tuve una reunión en Hanoi (Vietnam) con la representante de una empresa holandesa que compra materias primas en distintos países de Asia. Ella me comentó sobre la forma en que el cambio climático está afectando a algunos cultivos de café y arroz en Vietnam. De hecho muchos agricultores se encontraban sorprendidos porque su intuición y conocimiento empírico sobre el clima estaban siendo puestos a prueba, ya que en el último año habían ocurrido fenómenos inesperados, como tornados y lluvias con granizo. Ella se preguntaba cómo un intermediario de alimentos podía apoyar a los agricultores en países en desarrollo.

Está claro que los efectos del calentamiento global en la agricultura están y van a seguir afectando a las cadenas de abastecimiento de materias primas de las empresas y de la industria global de los alimentos. También es evidente que estos fenómenos están siendo actualmente analizados por las empresas agroindustriales y los intermediarios.

El incentivo económico y la búsqueda de negocios rentables sin duda pueden llevar a pensar, erróneamente, a algunas empresas que el riesgo del clima lo deben asumir totalmente los pequeños agricultores. Ello pese a que el cambio climático no solamente está mermando los ingresos de los pequeños agricultores de países en desarrollo, sino que, mucho peor, está afectando la seguridad alimentaria de familias y comunidades enteras.

La construcción de escenarios “ganar-ganar” entre el sector privado, el sector estatal y las comunidades de agricultores será una práctica continua en el mediano plazo, como mecanismo de conciliación de intereses, para asegurar cadenas de abastecimiento sostenibles de materias primas y alimentos; seguridad alimentaria para pequeños agricultores y mejores políticas públicas desde el Estado. Algunas iniciativas de este tipo pueden ser promovidas por el sector privado en trabajo conjunto con comunidades productoras de materia prima. Por ejemplo, mejorar las capacidades de adaptación y respuesta de comunidades a través de información y capacitación sobre los efectos del cambio climático. Esto, a primera vista, suena a actividad filantrópica, sin embargo, es simplemente una práctica técnica e inteligente del ser humano, orientada a prepararse y estar mejor informado para enfrentar los cambios del clima. Algo que es también inherente a las actividades empresariales, que se realizan con análisis rutinarios de riesgos en sus cadenas de abastecimiento.

Se debe introducir el factor climático en el análisis de riesgo en entidades bancarias, así como se analizan los riesgos de mercado, de precios y operativos. Resulta altamente recomendable que las entidades financieras comiencen a analizar la forma cómo sus clientes internalizan los riesgos del cambio climático, especialmente para aquellas con mayor exposición de cartera en el sector agrícola, pecuario, agroindustrial y de alimentos. Por otra parte, todas las iniciativas de asistencia técnica que permitan incrementar la productividad del pequeño productor de forma sostenible, tanto desde las empresas como del Estado, representan un mecanismo de adaptación y preparación al cambio climático. Eso sí, no recomiendo al sistema bancario ni al sistema de microfinanzas desarrollar actividades directas de asistencia técnica, ya que existen muchas lecciones aprendidas en este sentido.

La FAO desde hace dos años viene introduciendo el concepto de Agricultura Inteligente contra el Cambio Climático, que reúne una serie de herramientas e iniciativas en estos temas, y que vale la pena empezar a seguir y desarrollar.

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Pronóstico

Yo apuesto por el candidato que creo que va a ganar y lo digo sin mayor repa-ro: Barack Obama

/ 5 de noviembre de 2012 / 04:10

La mayoría de los analistas prefieren no hacer pronósticos cuando se van a realizar elecciones. Normalmente, la fórmula “políticamente correcta” es enumerar las fortalezas y las debilidades de cada uno de los candidatos, y dejar planteada la obvia probabilidad de victoria de alguno de ellos. Así, cuando se produce el resultado, siempre podrán decir que “sucedió lo previsible y que habíamos anunciado cuando dijimos x, y o z (es decir aquella parte del análisis que coincidió finalmente con los guarismos finales)”.

Al contrario de mis equilibrados colegas, a mí me gusta arriesgarme en el pronóstico preciso, que, en el extremo de la imprudencia, generalmente dejó testimoniado por escrito. Yo apuesto por el candidato que creo que va a ganar y lo digo sin mayor reparo. Como es natural a veces acierto y en otras me equivoco. Sin embargo, trato siempre de que mi predicción esté basada en un análisis objetivo, que contenga la mayor cantidad de factores que influyen en el resultado electoral.

Este ejercicio de prospectiva política implica analizar encuestas, sondeos, informes de grupos focales, análisis de entornos, seguir cotidianamente los avatares de la elección y, sobre todo, intentar percibir los cambios de humor del electorado indeciso, que es el que generalmente define una elección en los últimos tramos.

Mañana martes 6 de noviembre de 2012 se efectuarán elecciones en EEUU y, a pesar de que compiten cinco candidatos y una candidata (Jill Stein del Partido Verde) por la presidencia de la mayor potencia mundial, son el actual presidente, Barack Obama, y el exgobernador de Massachusetts Mitt Romney, los favoritos. Yo creo que va a ganar Obama.

El sistema electoral estadounidense es muy peculiar; los ciudadanos no votan directamente por los candidatos, sino por unos delegados que reunidos en un Colegio Electoral de 538 miembros deciden por mayoría quiénes gobernarán el Poder Ejecutivo por los próximos cuatro años. Cada estado tiene un número de “grandes electores” equivalente a la suma de sus senadores y representantes. La mayoría de los estados ya tiene claro quién va a ganar en su circunscripción y son sólo aproximadamente siete estados, en esta ocasión, cuyo resultado es incierto.

Por los cálculos que he realizado, me parece que Obama tendrá mucho más de los 270 delegados que necesita para ser reelecto. Tengo la impresión que convencerá a los electores indecisos de esos estados claves (Ohio, Iowa, Nevada, Wisconsin, Virginia y Florida) principalmente por dos factores: tiene a su favor el creciente voto latino (que en Texas puede resultar crucial) y se desempeñó impecablemente ante la emergencia del huracán Sandy en la última semana. Eso, creo, le bastará para ganar.

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Viaje a las estrellas

Se trata de un increíble regalo de la naturaleza para disfrute de quienes la podamos aprovechar

/ 27 de agosto de 2012 / 04:20

El invierno paceño tiene la particularidad —muy conocida y mencionada— de brindar, para el regocijo de la vista y alimento del espíritu, un cielo diáfano, azul y sin nubes, que da una sobrecogedora impresión de pureza e infinito, prácticamente imposible de conocer en otras latitudes. Nuestra cercanía a la bóveda gaseosa, muy por encima de otras regiones del mundo, nos dota de una sensación de majestuosidad tal que resulta difícil describir para el foráneo lo que se percibe estando los meses de junio, julio y agosto en La Paz.

Esto lo advertimos (casi sin pensar) los agraciados que vivimos en nuestro hermoso solar. Sin embargo, como si lo anterior fuera poco, he descubierto un nuevo y espectacular atractivo de ese insondable cielo paceño, que estoy seguro les llamará la atención tanto como a mí. Se trata de un viaje a las estrellas sin límites de edad, género, raza, lengua o religión; sin trajes espaciales, sin entrenamiento previo en la NASA, sin drogas alucinógenas y, sobre todo, sin pagar las exorbitantes sumas que abonan los multimillonarios que están en la lista de espera. Siga las instrucciones y verá el resultado:

Escoja un día de este mes, cuando haya luna nueva (es decir, cuando no haya luna). Diríjase por cualquiera de las salidas del valle de Chuquiago al campo (es decir, a 15 minutos de cualquiera de las trancas). Es recomendable para un mejor efecto el camino al lago Titicaca, aunque la carretera a Oruro, a Valencia o a los Yungas da igual. Una vez en la pampa al descubierto, lejos de las luces de la ciudad y del ruido de los automotores; en compañía de las estrellas y de los animales del campo, acuéstese sobre la tierra (o la hierba, da igual) de espaldas, con la frente hacia el firmamento y relájese.  Cierre los ojos y no los abra hasta pasados 15 minutos. En ese transcurso afloje los músculos, empezando por la punta del dedo gordo del pie, pasando por cada lugar del cuerpo y terminando en el extremo final de la cabeza. Cuando repare en que todo su cuerpo está en reposo, su mente ha dejado atrás cualquier pensamiento conflictivo y tiene la sensación de paz y serenidad necesarias, abra los ojos de golpe y… sucederá.

Saldrá disparado hacia el infinito, al encuentro de millones de astros, al espacio sideral. El vértigo probablemente lo asustará y por un segundo es posible llegar a pensar que no habrá retorno. Pero no, obviamente se trata de una ilusión, de un increíble regalo de la naturaleza para disfrute de quienes la podamos aprovechar.

A falta de Orlando, efectos especiales, ciudades virtuales o estudios de Hollywood, los paceños tenemos nuestro hermoso cielo de invierno, en el que, aun cuando fuera sólo por unos minutos, podemos viajar a las estrellas.

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‘Ladies night’

Tanto nos hemos acostumbrado a la desigualdad de un sis-tema perverso que ya nada nos sorprende

/ 18 de junio de 2012 / 06:18

Trabajan de noche con los desechos que la ciudad produce por toneladas. Recogen tierra, botellas, plásticos, latas, perros muertos; lavan orines, excrementos y fruta podrida. Deambulan solitarias por las calles desiertas con un manojo de paja en la mano, vestidas con un mandil raído encima de sus polleras y, sólo a veces, con un barbijo que les cubre la boca desdentada. Algunas cargan en su aguayo a la guagua que tirita de frío. Se quedan dormidas en alguna esquina cuando el cuerpo les dice basta. Su comida principal consiste en un pedazo de marraqueta, humedecido apenas con sultana. Su salario mensual equivale al que gana un gerente de banco en medio día. Son las barrenderas de la noche paceña.

Pocas tienen un contrato en regla y las que tienen la suerte de firmarlo lo hacen por un tiempo que les impide tener acceso a beneficios. El seguro social es una utopía y ni en sueños han tenido la oportunidad de capacitarse en recolección de residuos sólidos. Las condiciones de salubridad que la OIT ordena en este tipo de labores no se cumplen. Nadie las protege de los abusos y no saben dónde recurrir para conquistar y defender derechos que a mediados del siglo pasado ya eran comunes a la mayoría de los trabajadores.

Sufren la doble explotación del oficio infausto que realizan y la desgracia de ser mestizas y de haber nacido mujeres en un país machista y racista. La mayoría son madres solteras o abandonadas y las otras regresan de la calle, doloridas y cansadas, probablemente para ser golpeadas y humilladas por sus maridos.

Se mantienen vivas gracias a una voluntad de hierro que nadie sabe dónde se ha forjado y a la hoja de coca que les mitiga el hambre, las penas y los dolores. Esperan tan poco y reciben menos, que uno se pregunta cómo es posible tanto desamparo. Los discursos grandilocuentes y la retórica del poder las ignora sistemáticamente, ya que no pueden, como los ejércitos corporativos, hacer valer sus derechos con bloqueos y marchas.

El tamaño de su resignación es sólo comparable a nuestra indiferencia. Nos hemos acostumbrado tanto a la desigualdad de un sistema perverso que ya nada nos sorprende. Vemos pasar a las barrenderas mientras volvemos de la farra y ni siquiera nos inmutamos, nos parecen parte del paisaje que afea la ciudad, como los postes pintados o los cables que se entremezclan sobre nuestras cabezas.

Esta situación es el resultado del egoísmo y la ausencia de solidaridad, pero también del ensimismamiento en el que vivimos que nos aísla de la realidad. Tal vez sea tiempo, sin embargo, para despertar de la pesadilla individualista en la que estamos y concebirnos como seres gregarios con responsabilidad de fraternidad y hacer algo con relación a las ladies night paceñas.

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