Esta nota va con motivo de la reciente visita de la coreógrafa, maestra y bailarina Rosa María Torres. El Ballet Oficial de Bolivia, en el marco de su proyecto de fortalecimiento artístico, le hizo una invitación. Su visita se inició con una charla sobre identidad y danza, un tema que me ocupa desde hace un tiempo, y en consecuencia, está presente en mi trabajo y en las actividades que se desarrollan en torno a él.

Asimismo, en los últimos años y quizás por las mismas políticas públicas que vive el país, el tema se hace presente en algunos espacios de encuentro dedicados al arte de la danza. Durante esta actividad, realizada el 16 de mayo en el Ministerio de Culturas, un grupo de artistas entabló una conversación de la que resaltó como reflexión la necesidad del reconocimiento y fortalecimiento de la individualidad (artística) para la creación.

El artista como individuo es resultado de una serie de factores socio-culturales y ontológicos, que dotan de material y carga simbólica a su trabajo. Cabe preguntarse si ¿es posible hacer arte sin primero contactar con uno mismo? ¿Es posible simplemente crear en torno a expectativas, ideales e imágenes externas de lo que debe ser el arte, en este caso de lo que debe ser la danza o lo que espera el público de ella? ¿Es posible negar el sentimiento personal a la hora de crear arte contemporáneo? La danza contemporánea es exploración, investigación, propuesta, reto, confrontación, una constante búsqueda que puede desarrollarse en un sinfín de direcciones, movimiento, sentimiento, idea, imagen, etc.

En esta perspectiva, también se desarrollaron los talleres. No obstante, en un taller de cuatro días no se puede pretender enseñar técnicas complejas o lineamientos de trabajo, pero sí se puede generar una reflexión y una exploración física de lo que ha llevado a sus creadores e investigadores a trabajar en búsquedas propias; búsquedas que uno como  bailarín no puede simplemente copiar y repetir, sino que debe apropiarse y trabajar, fortaleciéndose de las experiencias y de las mismas formas de vida. La conexión entre las posibilidades propuestas por la danza contemporánea con el individuo deriva en proyectos artísticos.

Desde esta perspectiva abordamos el trabajo realizado en las asesorías coreográficas, retando a un bailarín a desarrollar el movimiento con mayor claridad, sinceridad, naturalidad. Para esto trabaja un bailarín, para expresar con su cuerpo; y día a día, mientras se propone romper con sus límites físicos, quizás debería pensar si este objetivo y su exhibición son el fin.

La danza, el arte son profesiones, por lo que representan una responsabilidad social, no de contentar a los públicos o instituciones, sino de trabajar con responsabilidad, como debe hacerlo un policía, un sonidista, un funcionario o un maestro.