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La topología del Estado

El planteamiento de la topología del Estado intenta distanciarse del Estado nación moderno occidental

/ 13 de junio de 2013 / 05:55

Días atrás la Vicepresidencia presentó el cuarto número de la revista de análisis político La Migraña. Ésta que contenía un artículo de Álvaro García Linera sobre la Topología del Estado, donde sistematiza los puntos abordados en su discurso a la Asamblea Legislativa el 22 de enero de 2013. En términos generales, la topología (del griego topos o lugar y logos o estudio) hace referencia a la rama de las matemáticas dedicadas al estudio de las propiedades de los cuerpos geométricos o los espacios abstractos que permanecen inalterados por transformaciones continuas. Sin embargo, en el artículo citado García Linera presenta la topología como un abordaje para aproximarse al “modo en que el Estado y la vida económica ocupan el espacio geográfico del país”. En este sentido, vincula la historicidad de las diversas formaciones económicas productivas (economía comunal, capitalista de enclave, capitalismo de Estado y economía plural) con las distintas configuraciones de estatalidad (Estado colonial, republicano, plurinacional) y la manera en que se consolida o no el cierre de espacios o la ocupación geográfica–territorial del Estado para verificar la soberanía del mismo.

El planteamiento central de la topología del Estado intenta distanciarse del Estado nación moderno occidental, ya que éste postula entre sus principios constitutivos la concentración de los medios materiales de dominación en manos del imperante, la consolidación de un centro territorial del poder, una penetración intensiva del Estado en aspectos variados de la vida social, la homogeneización política territorial, la concentración de los medios administrativos y de la violencia política, además de la capacidad de monopolizar la violencia legal–legítima y las recaudaciones impositivas (Max Weber). En otras palabras, la existencia misma del Estado nación moderno está signado por la centralización y la concentración de la economía, las relaciones sociales y políticas, la administración de justicia, el uso de la violencia y la territorialidad.

Sin embargo, García Linera presenta la figura del modo colonial de ocupación territorial, que se basa fundamentalmente en los modos de acumulación feudal–patrimonial de la riqueza, conformando en consecuencia economías fragmentadas y de enclave, centralizados en pequeños “archipiélagos” de poder fáctico, pero sin la capacidad de “irradiación”, (re)distribución, complementariedad y (literalmente) asentadas sobre las civilizaciones, naciones, pueblos y culturas preexistentes (andinas de tierras altas y amazónicas de tierras bajas) en un influjo de explotación, absorción y exacción de la riqueza, formando un Estado aparente.

En este sentido, plantea que el Estado boliviano (independientemente de su fase colonial o republicana) es un Estado con huecos, que no ha consolidado el cierre de espacios y la territorialidad homogénea necesaria para la constatación de la soberanía del mismo, y más bien evidencia la existencia de poderes fácticos en territorios tomados por intereses particulares y privados. Frente a lo anterior, sustenta la configuración de la (nueva) topología del Estado Plurinacional en un esfuerzo de integrar las diversas formaciones de la economía plural, la totalidad de las clases, naciones, etnias y culturas en la geografía del poder. Sin embargo, la nota distintiva de esta geografía de poder en contraposición a la del Estado moderno es el intento de superación de las lógicas (por un lado) particulares o patrimoniales y (por otro lado) unicéntricas. Al contrario, en el diseño del “heptágono con centro gravitante”, postula una territorialidad policéntrica, descentrada de manera horizontal (lo contrario de la descentralización que es vertical y jerárquica) con equilibrios dinámicos, móviles y atravesados por flujos y fluctuaciones permanentes. Este diseño estatal (plurinacional) de la ocupación territorial queda abierto al debate con relación a los contenidos del Vivir Bien y el sentido actual del “desarrollo”, como también a los límites históricos del Estado nación moderno occidental.

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El MAS no ha roto la hegemonía conservadora

El resultado de las elecciones subnacionales en Santa Cruz evidencia, de manera fehaciente, que se ha perdido tiempo, oportunidades políticas e históricas para romper la hegemonía del bloque de poder del oficialismo cruceño.

/ 3 de mayo de 2015 / 04:03

Luego de analizar el resultado de las elecciones departamentales en Santa Cruz y constatar el reposicionamiento político-electoral-territorial del Bloque de Poder cruceño, y a pesar de la derrota político-militar, entre 2008 y 2010, de la facción radicalizada de dicho bloque, podemos completar el ejercicio revisando el resultado electoral de las alcaldías del país, pero con especial atención el de la región de Santa Cruz.

Dicho análisis del escenario postelectoral nos ayudará a verificar las territorialidades del poder y a confrontar la posibilidad tanto del deslizamiento como de la mutación del clivaje regional (la vieja contradicción Estado-región) hacia los ámbitos institucionales del Pacto Fiscal y de la aprobación del Estatuto Autonómico cruceño. Para esto, proponemos un análisis de escenarios combinados, explorando la dimensión local o municipal de la configuración del voto, pero contextualizado por las tendencias departamentales, y confrontado con la configuración del campo político nacional.

BLOQUE. Planteamos que la correlación de fuerzas del Bloque de Poder cruceño adquirida en las elecciones departamentales y municipales permite a dicho bloque proyectarse nuevamente hacia lo nacional (luego de un compás de espera de casi una década), en razón de que el departamento en que el MAS pierde en la correlación de fuerzas electoral, tanto en la Gobernación como en la mayoría de los municipios, es precisamente Santa Cruz.

A pesar de que el MAS-IPSP (Movimiento Al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos) sigue siendo la única fuerza política con alcance y representación nacional, ensayamos la idea de que el resultado de las elecciones subnacionales en Santa Cruz puede llegar a significar una inflexión en el devenir del proceso de cambio, más aun en vista a los recientes resultados de la Cumbre Agropecuaria realizada en la capital cruceña —a causa de las lecturas políticas, tratamiento y pactos que han realizado los operadores políticos del MAS en Santa Cruz.

Si bien los recientes resultados electorales subnacionales del MAS en la capital oriental son producto de una cadena de decisiones y opciones políticas asumidas por el oficialismo desde 2009 y 2010, la constatación fáctica de esta acumulación política se produce ahora —a partir de marzo de 2015—  evidenciando un punto de bifurcación en la ruta crítica e histórica del MAS. En otras palabras, el devenir histórico del proceso de cambio necesariamente pasa por las relaciones del oficialismo de Gobierno con Santa Cruz.

Ingresando en un análisis de la territorialidad del poder, en las elecciones subnacionales de 2010 el MAS obtuvo 222 de 339 municipios existentes en el país; sin embargo, a la fecha el MAS controla alrededor de 226, quedando la correlación de fuerzas electorales plasmada en resultados globales que reflejan la nítida presencia del MAS en el territorio nacional.

Los casos excepcionales a la regla son los departamentos de Beni y Santa Cruz. En el caso del primero, las correlaciones de fuerzas electorales están casi empatadas con el manejo de 9 municipios a favor del oficialismo frente a 10 en manos de dos fuerzas de la oposición (MNR y NACER); mientras que en el caso cruceño, la distancia se ahonda en desmedro del MAS, que maneja 21 municipios, frente a 35 controlados entre 6 siglas de la oposición política: de 56 municipios cruceños, 23 los manejan los Demócratas (MDS), del reelecto gobernador Rubén Costas; 4 el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR); 4 la sigla ASIP; 2 el Nuevo Poder Ciudadano (Germán Antelo), 1 la sigla Voces (el municipio de La Guardia); y el municipio de Santa Cruz de la Sierra (en manos de Santa Cruz Para Todos, SPT, del reelecto alcalde cruceño Percy Fernández).

Indudablemente, los números globales en perspectiva del campo político nacional son aplastantes a favor del MAS; evidencian el monopolio de dicha sigla en el sistema de partido predominante en el ámbito nacional y la inexistencia de una oposición consolidada en términos de entidad política compacta, uniforme y con propuesta política de alcance nacional.

Por su lado, la presencia de las oposiciones políticas son locales, territorializadas, fragmentadas y dispersas, salvo en los casos de Beni y Santa Cruz, donde las oposiciones locales han trabajado el territorio como enclave y han formado vórtices políticos en torno al MDS y al MNR.

TERRITORIO. El análisis de la territorialidad del voto nos muestra quizá una tendencia en formación: el deslizamiento del clivaje regional del campo político nacional de retorno al territorio y la mutación de los dispositivos políticos estratégicos y discursivos, hacia el debate del Pacto Fiscal y la aprobación del Estatuto de la Autonomía Departamental en los términos del Bloque de Poder cruceño.

En otras palabras, con las renovadas correlaciones de fuerzas electorales en el ámbito de Gobernación en el departamento de Santa Cruz (59% del oficialismo cruceño frente a 31% del MAS) y con las correlaciones de fuerzas en los 56 municipios cruceños, el reposicionamiento de la disputa o tensión Estado-región vuelve a su escenario territorial de origen, posibilitando que el clivaje regional pierda todo contenido de interpelación progresista desde la lucha de clases, la deconstrucción en código étnico-civilizatorio, la reivindicación de género, generacional, de diversidad afectivo sexual, de sensibilidad artística cultural o cualquier otra diferencia o pluralismo que pudiera abrir, ampliar o diversificar el debate político en el departamento de Santa Cruz hacia una disputa planteada en los términos, códigos, sistema de sentidos y significaciones del Bloque de Poder cruceño.

Con estos resultados electorales, lo más probable es que el debate político sea definido por el oficialismo cruceño en torno a su agenda y en sus escenarios más favorables: la temática del Pacto Fiscal y la aprobación —en caja cerrada— de los estatutos departamentales cruceños.

Como corolario, el resultado de las elecciones subnacionales en Santa Cruz evidencia de manera fehaciente que se ha perdido tiempo, oportunidades políticas e históricas para la disrupción (ruptura) de la hegemonía del bloque de poder del oficialismo cruceño; por varios motivos, que exponemos como hipótesis o elementos de análisis: la subestimación (de parte del MAS) del Bloque de Poder cruceño; la debilidad o debilitamiento del instrumento político (MAS) en Santa Cruz; la constatación de la inexistencia de un voto duro del MAS en el departamento ante la reagrupación de lo plebeyo o popular en torno al populismo de derechas de los hermanos Fernández (Johnny/UCS y Roberto/ASIP); la adopción del pragmatismo como modus operandi en el manejo político del MAS en Santa Cruz; la debilidad (o ausencia) en la creación de un sujeto político del proceso de cambio en el departamento; la falta de apuesta política estratégica hacia el impulso de un nuevo sujeto económico del proceso de cambio en Santa Cruz, que al menos pudiera competir, interpelar y disputar la base material del poder a la clase dominante cruceña; además de la inacabada construcción de confianza con un núcleo dirigente o clase política de vanguardia del proceso de cambio, frente a relaciones de tutelaje, obediencia, silencio militante y/o centralismo democrático. Pero más que nada, las fallas de los operadores políticos del MAS en “leer” la complejidad, contradicciones y capas profundas de Santa Cruz.

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Reposición del bloque de poder cruceño

Se constata la falacia de la afirmación en 2014 de Álvaro García Linera ante la ‘victoria’ electoral en Santa Cruz, aquello de la ‘irradiación territorial de hegemonía’. No solo que no existe tal irradiación, sino que, al contrario, hay un reposicionamiento político-electoral-territorial del bloque de poder cruceño.

/ 12 de abril de 2015 / 04:02

Para poner en una balanza qué estuvo y qué está en juego en la elección del Gobernador y de la Asamblea Legislativa Departamental de Santa Cruz, hay que partir de una breve recapitulación de la evolución y trayectoria histórica del voto por Gobernador en el departamento. También habrá que incluir un somero análisis del contexto histórico de los principales hechos políticos que han marcado el devenir de la correlación de fuerzas, tanto en lo local como en lo nacional y que han configurado los escenarios políticos en la región. Por tanto, metodológicamente, habrá que combinar los eventos de la coyuntura subnacional 2015 con la evolución de la estructura histórica del pasado reciente para dar sentido, significación y proyección política a los resultados de las elecciones departamentales del 29 de  marzo de 2015.

Repasando los últimos diez años de la evolución del voto por Prefecto, primero, y Gobernador, después, evidenciamos el debut en 2005 de la primera alianza oficialista local alrededor de la figura de Rubén Costas con la sigla APB (Autonomía para Bolivia), que cosechó 47,88% del electorado, significando 299.730 votantes. Recordemos que en 2005, la polarización política —como mecanismo de relacionamiento del campo político que marcaría la primera década del siglo XXI— estaba aún en proceso de articulación, conformación de bloques políticos pluriinstitucionales y en la agregación de demandas generales, en torno a las agendas divergentes del Estado Plurinacional frente a la autonomía departamental.

Luego de ser promulgada la nueva Constitución Política del Estado, en enero de 2009, y de lleno en la etapa de polarización política antagónica entre el Bloque Indiano Originario Campesino Obrero Popular Vecinal (BIOCOPV) y el Bloque Cívico Regional Partidario (BCRP), el bloque de poder cruceño participa en las elecciones a Gobernador en 2010 (en el contexto del nuevo Estado con autonomías) con la sigla VERDES, agregando 54% del electorado departamental, lo que significa 515.309 votantes reales.

Vale la pena recalcar —como detalle de contexto histórico— que entre 2008 y 2010, el bloque de poder cruceño ingresa en una grave crisis orgánica, provocando la derrota política y militar a nivel de su proyecto (y proyección) político nacional, resultando en la desinserción de éstos del campo político nacional y la posterior reclusión en el espacio regional y subnacional, como territorio de sobrevivencia, resistencia y reciclaje.

DEMÓCRATAS. A la postre, en 2015, el oficialismo cruceño nuevamente muta de sigla hacia el MDS (Movimiento Demócrata Social) y consigue aglutinar en la elección departamental al 60,05% de la preferencia electoral, congregando 604.028 votos.

En cuanto a la trayectoria electoral del MAS en Santa Cruz —primero para elegir prefecto y gobernador después— para 2005 nos muestra un posicionamiento en el tercer lugar (atrás de la alianza A3-MNR que obtuvo 27,95%) con el 24,17%, representando 151.306 votos. Para 2010, el MAS obtuvo un nítido segundo lugar con el 37% de la preferencia electoral, duplicando su apoyo electoral, pues consiguió 374.306 votos; para 2015, decrece al 31,11%, bajando el apoyo electoral a 312.944 votos. (Ver el cuadro adjunto)

Más allá del análisis coyuntural y de las explicaciones sobre la selección y actuación de las y los candidatos, detalles de la campaña y demás variables corto-placistas, vale la pena preguntarse: ¿Cómo y por qué pudo el bloque de poder cruceño no solo mantener un sostenido crecimiento electoral, llegando a duplicar el apoyo para sí, recuperar (además) enclaves territoriales que habían estado en manos del MAS tras la elección subnacional de 2010 (como las provincias Guarayos y Florida), simultáneamente, y a pesar de la victoria del MAS en 2014 (61,36%) y su consolidación el mismo año como primera fuerza política en Santa Cruz, amarrando 49,01% del electorado cruceño?

Pese a que la prensa busca generalizar el resultado de la elección departamental para hablar de una victoria de “la oposición” (volver absolutas o exportables las correlaciones de fuerzas departamentales y municipales hacia el campo político nacional, donde el MAS mantiene un nítida mayoría absoluta, apostando construir oposición nacional al MAS desde las regiones y desde las principales ciudades capitales), considero que los resultados subnacionales tienen más que ver con las consecuencias de ciertos procesos, acciones, conductas, pugnas de influencia y giros al interior del MAS, que con alguna estrategia premeditada, racional y coordinada de las oposiciones desde las regiones.

Para contextualizar lo anterior, debemos mencionar una serie de clivajes e inflexiones políticas, económicas y territoriales que afectaron al bloque de poder cruceño entre 2008 y 2010, a manera de retratar el devenir de la correlación de fuerzas local.

Partimos afirmando el ejercicio ininterrumpido de más de 65 años de hegemonía del bloque de poder cruceño, asentado sobre una base material de poder alrededor de su clase dominante empresarial y su estructura gremial corporativa, además del aparato ideológico de la cruceñidad enquistado en el Comité Cívico Pro Santa Cruz, que alberga las directrices de la élite política.

HEGEMONÍA. Sin embargo, a pesar de lo anterior, dicha hegemonía se vio acumulativamente afectada/fracturada por algunos clivajes políticos que se dieron a través de hechos electorales, como ser, por un lado, los resultados y efectos posteriores del Referéndum Revocatorio de agosto de 2008 y la promulgación del nuevo texto constitucional en enero de 2009. Por otro lado, dicha hegemonía absoluta también se vio quebrantada por tres hechos: la toma de instituciones o el golpe de fuerza de septiembre de 2008, la masacre en Porvenir (Pando) en este mismo año, y el caso de terrorismo contra el Estado de Eduardo Rózsa Flores en abril de 2009.

A los hechos electorales y de fuerza enumerados, se suman otros que podemos caracterizar de político-institucionales  —la cumbre política en Cochabamba luego de la toma de instituciones y el momento en el que el Congreso nacional devino en Constituyente ante la premura de cerrar el ciclo constituyente abierto en 2006— que ahondan la fractura en la hegemonía orgánica del bloque de poder cruceño. Dichos clivajes políticos (que significaron el fin del proyecto político nacional y la agenda de la autonomía departamental) sumados a ciertos clivajes económicos, como las nacionalizaciones y la recuperación de las empresas estratégicas del Estado, el rescate de la capacidad de regulación, fiscalización y control del Estado, además de la invitación (en sentido literal y simbólico) del Gobierno a los empresarios cruceños “a hacer negocios y no política”, profundizó las fisuras, fracturas, disidencias y contradicciones al interior del bloque de poder cruceño, llegando inclusive a hablarse de una derrota política militar por los efectos y consecuencias de todo lo anterior.

Sin embargo, dos de las claves centrales para comprender la evolución de los resultados electorales subnacionales, en contraste con la mencionada derrota política militar, tienen que ver con que a pesar de la incertidumbre al interior de la clase dominante cruceña (provocada por  las nacionalizaciones y la recuperación de la capacidad de regulación, fiscalización y control por parte del Estado) el modelo posneoliberal implementado por el gobierno del MAS no solo que no afectó la base material del poder del bloque político cruceño, sino que, al contrario, lo reforzó, expandió y reprodujo al extremo de que muchos empresarios cruceños no militantes ni simpatizantes del proceso de cambio ni del masismo declaran satisfechos que están haciendo “más plata que nunca”. Por tanto, la derrota política militar no implicó una derrota en la base material de poder, por lo que a pesar de lo primero, el bloque de poder cruceño pudo seguir haciendo negocios y paralelamente reproducir hegemonía (política y cultural) irónicamente a través de sucesivos pactos con el gobierno del MAS.

Por otro lado, a pesar de que la derrota política militar significó una constatación en Santa Cruz de que el MAS efectivamente construía hegemonía y era la única sigla u organización política en el campo político nacional, el bloque de poder cruceño hizo las adaptaciones necesarias para cohabitar con la presencia monopólica del MAS en lo nacional, pero manteniendo la hegemonía local intacta, a través del fortalecimiento de un subsistema político regional-departamental con sus propios sistemas de creencias, sentidos, significaciones, historia, códigos, narrativas, reglas y actores. En otras palabras, a pesar de la mayoría absoluta del MAS en lo nacional, el bloque de poder cruceño articuló el territorio regional-departamental como un enclave político o espacio de sobrevivencia, resistencia, reciclaje y (a la vez) de botín, con la ayuda y anuencia del gobierno del MAS, con quienes aun hasta hoy no disputan la hegemonía local.

ADAPTACIÓN. Ésta no es una historia nueva o reciente para el bloque de poder cruceño, que hizo exactamente lo mismo ante la victoria de la Revolución Nacional en 1952, postulando la posición de adaptarse o morir. La consigna de adaptarse o morir entraña el característico pragmatismo económico de la clase dominante, pero combinado con el conservadurismo político de siempre de la élite política, que ha resultado a la postre en leves variaciones cosméticas en formas políticas, pero que en los hechos no ha afectado a la estructura de poder oligárquica.

La diferencia histórica fundamental puede encontrarse en que desde el Estado Plurinacional se habrá fomentado la formación de otras o nuevas oligarquías de composición originario-campesino-popular. Pero a la luz de los pactos entre el gobierno del MAS y los empresarios cruceños, las nuevas clases económicas emergentes no inciden en la balanza de las correlaciones de fuerzas ni llegan a constituir un nuevo sujeto económico que acompañe al sujeto político que se encuentra dibujado en la Constitución de este Estado Plurinacional. Al contrario, el sujeto político (indígena originario campesino) de la CPE se encuentra huérfano en términos de construcción de sujeto económico, mientras que el gobierno del MAS prosiga reproduciendo el modelo económico moderno extractivista de desarrollo industrial y no gire significativamente hacia el Vivir Bien, que más que un debate de contradicciones sobre quién o qué clase ostenta la titularidad sobre los medios y modos de producción (propiedad privada versus propiedad colectiva/burguesía versus proletariado, capitalismo versus socialismo) implica la deconstrucción y superación histórica-civilizatoria, cultural de la hegemonía (mundial) imperante.     Mientras tanto, en la administración de la coyuntura, los acontecimientos políticos favorecen a las antiguas estructuras de poder, permitiendo el reposicionamiento político electoral del bloque de poder cruceño, luego de la mentada derrota política militar de 2008 a 2010.

PRAGMATISMO. Básicamente, el gobierno del MAS está cosechando lo que sembró (o lo que no sembró) al querer competir en pragmatismo con las derechas cruceñas: al acercarse, coquetear, invitar y hacer alianzas con personajes de motivaciones cuestionables (la alianza con dirigentes de la Unión Juvenil Cruceñista en 2009, las candidaturas para diputaciones de Gabriel Dabdoub, Carlos Subirana y Romy Paz, el acercamiento a Jessica Echeverría, son algunos ejemplos que vienen a la memoria) da señales de contradicciones entre lo que dice y lo que hace el MAS, reduciendo al proceso de cambio a una simple maquinaria electoral de reproducción de gobierno, devaluando al sujeto político que dio cuerpo al mencionado proceso y, sobre todo, jugando a favor de las derechas cruceñas.

Pongámoslo en otras palabras y tratemos de entender las lógicas detrás de las acciones: ¿Por qué habría una o un cruceño votar por el MAS, que incorpora candidatos invitados de las derechas, siendo que en el universo político de las derechas existe todo el despliegue variopinto de las combinaciones conservadoras posibles, expresadas a través de todas las demás siglas y organizaciones políticas que compiten, mientras que las opciones y representaciones de la “izquierda” ni siquiera quedan como espacio en pugna, sino que directamente desaparecen? El pragmatismo del MAS en el acercamiento/invitación del Gobierno a los empresarios cruceños para hacer negocios y no política, y su giro hacia el centro-derechas desde las elecciones nacionales de 2014, están cobrando factura; por lo que se constata fehacientemente la falacia de la afirmación del fin de año 2014 del vicepresidente Álvaro García Linera ante la “victoria” electoral en Santa Cruz, cuando lanzaba su tesis de la “irradiación territorial de hegemonía”, como fundamento de expansión del MAS hacia Santa Cruz. No solo que no existe tal irradiación territorial de hegemonía en el caso cruceño, sino que, al contrario, como ya se mencionó líneas arriba, frente a los resultados de las elecciones subnacionales, hay un reposicionamiento político-electoral- territorial del bloque de poder cruceño, cuya hegemonía ha mutado en forma, pero no ha variado en fondo.

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Las derechas y la falta de decisión del MAS

La incursión de los hermanos Fernández y la UCS ha permitido reagrupar la fuerza del populismo de derechas, que ha puesto en tela de juicio la existencia misma de un “voto duro” del MAS en Santa Cruz. Si no se hubiera presentado UCS, sus votos se hubieran ido para el MAS.

/ 15 de marzo de 2015 / 04:01

Según la primera encuesta Ipsos transmitida por la red ATB y publicada por el diario El Deber, a inicios del mes de febrero la intención de voto en la ciudad capital de Santa Cruz de la Sierra ubicaba en primer lugar al candidato Percy Fernández (Santa Cruz Para Todos, SCPT) con 38%, seguido por Roberto Fernández (Unidad Cívica Solidaridad, UCS) con 27% y en tercer lugar a Reymi Ferreira (Movimiento Al Socialismo, MAS) con el 11%. El conjunto de los demás candidatos: Óscar Vargas por la agrupación Sol; Gary Prado (hijo) por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR); y Ernesto Justiniano por Unidad Nacional (UN) estaban contenidos en un indiferenciado “otros”, que aglutinaba el 12% de esta inicial muestra de intención de voto. Recientemente, el equipo Mori lanzó los resultados de su propia encuesta, donde ratifican a Percy como puntero con el mismo 38%, al candidato Fernández con 24% y un disminuido Ferreira en tercer lugar con 8%, empatado con Vargas; seguidos por Gary Prado y Ernesto Justiniano, con 3% cada uno.

MAYORÍA. Lo sorprendente de estas encuestas preliminares no necesariamente radica en que el exalcalde Percy Fernández esté en primer lugar, sino que aparece con un porcentaje considerablemente menor que el que se esperaba. Algunas ideas o hipótesis iniciales que pueden dar respuesta a lo anterior podrían encontrarse en la escasa representatividad de la lista de concejales de SCPT, reclutados la mayoría y que se encuentran en la franja de seguridad del entorno inmediato de Fernández en la Alcaldía cruceña; el secreto a voces respecto a la primera concejal —la exdirectora de Parques y Jardines Angélica Sosa— y sus aspiraciones para llegar a ser alcaldesa frente a la posibilidad de renuncia o retiro de Percy; pero sobre todo, la impunidad y absoluta falta de sangre en la cara de parte del exalcalde Fernández (y sus colaboradores) quienes creen que el pavimento interminable, las obras públicas y la infraestructura municipal justifica, invisibiliza o tapa las vejaciones, inconductas y faltas hacia las mujeres que se le acercan.

La lógica o razonamiento de Percy Fernández es la de una clase política cruceña decadente, arcaica y retrógada, ya que presenta la lógica del pavimento, obras, infraestructura en combo o cajita feliz con el Alcalde-pulpo de las mil manos. (Su consigna de campaña refuerza esta idea ya que postula: “Vamos por lo que falta hacer”….) En otras palabras pareciera que a las/los cruceñas/os no nos queda otra que aguantar al indecente animal político más longevo de Bolivia (Percy Fernández ha estado en las estructuras de poder cruceñas, tanto públicas como privadas desde la década de los 60 del pasado siglo) si es que queremos obras en los barrios y mejoras en la ciudad. Es una lógica perversa y falsa, ya que no solo nos merecemos algo mejor en términos de calidad humana, sino que hacer políticas públicas no es un favor que nos hace el exalcalde Fernández y su organización política, sino su responsabilidad, obligación y —ojalá fuera cierto— su vocación de servicio público. Sin embargo, lo más llamativo del esquema de reproducción de poder de Fernández es que se encuentra basado en mujeres.

En ambas encuestas, Percy Fernández se encuentra seguido por la candidatura de Roberto Fernández de la UCS para la Alcaldía. La incursión de los hermanos Fernández, la reaparición de la organización política del extinto Max Fernández y la alianza económica con la empresaria de los supermercados Fidalga, Rosario Schamissedine, ha permitido reagrupar la fuerza del populismo de derechas, que ha puesto en tela de juicio la existencia misma de un “voto duro” del MAS en Santa Cruz. Probablemente, si no se hubieran presentado los hermanos Fernández y la UCS, la intención de voto que hoy disfrutan Roberto y Johnny se hubieran ido para el MAS y su candidato; sin embargo, en estas elecciones municipales sí se han presentado los herederos de Max Fernández, por lo que se le dificulta el doble al MAS y su candidato Reymi Ferreira, para disputar los votos por la Alcaldía cruceña.

MASismo. En el caso de Reymi Ferreira (candidato a último minuto del MAS), quien aparece en la primera encuesta con 11% y en la segunda con 8%, las dificultades suman y siguen, ya que a pesar de tener (de lejos) un excelente perfil profesional, exdirigente de la FUL (Federación Universitaria Local) en la UAGRM (Universidad Autónoma Gabriel René Moreno), exconcejal crítico durante la gestión de un pasado lejano alcalde Percy Fernández opuesto a los grupos de poder, autor del polémico libro Las Logias en Santa Cruz, docente y exrector de la Universidad pública local, excoordinador de la Cumbre del G-77+China realizada en  2014 en Santa Cruz, su campaña no termina de arrancar habida cuenta de la excesiva condescendencia con la que trata Ferreira al candidato Percy Fernández.

Aparentemente, Reymi está atrapado en una verdadera encrucijada con varias puntas: un Percy Fernández decadente y desgastado, escondido por su entorno para que no se mande una de sus consabidas “joyitas” cuando abre la boca, estira la mano y mete la pata; unos hermanos Fernández que han sabido reagrupar y capitalizar el populismo de derechas a través de una campaña sensiblera, emotiva; y las demás organizaciones políticas que se disputan el universo político-electoral de las derechas. La encrucijada lamentable para Reymi es que se ha autocensurado e invisibilizado al no polarizar y radicalizar su discurso/campaña, teniendo descomunal consideración o gentileza con Percy al no interpelarle las imposturas de su persona, de su gestión y de la clase política que representa. (Consideraciones y gentilezas que juegan en contra de sus propias aspiraciones…).

Reymi parece estar guiado bajo dos falsas premisas: la excesiva confianza en el supuesto “voto duro” del MAS en Santa Cruz (que en estas elecciones subnacionales está siendo demostrado que no existe o en el mejor de los casos es débil), y por otro lado, la creencia en que podrá ingresar para disputar el favor de la facción de clase media (alta) cruceña si no patea el tablero, si es conciliador y no polariza. Lo último es doblemente falso ya que la clase media cruceña no solo tiene a Percy Fernández como opción política conservadora, sino que tiene a Ernesto Justiniano (UN), a Gary Prado hijo (MNR) y a Óscar Vargas (SOL) para elegir en el espectro de las derechas; por lo tanto… la pregunta natural que una se hace es: ¿Por qué Reymi insiste en seguir compitiendo en el universo político discursivo y electoral del centro derecha —que ya está por demás de fragmentado— y no se posiciona desde la interpelación, denuncia y ruptura con el “establishment” cruceño, para captar los votos opuestos a la estructura de poder cruceña?  Si Reymi no polariza políticamente, los votos disidentes a las variopintas representaciones de las derechas cruceñas quedan huérfanos… Cualidades y méritos le sobran a Ferreira, pero parece que le falta decisión política…

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Estrategia de los cambios en las directivas camarales

El nombramiento de Eugenio Rojas Apaza como presidente de Senadores y de Marcelo Elío como presidente de Diputados está en el contexto de una posible estrategia territorial y regional de cara a las elecciones nacionales de 2014.

/ 26 de enero de 2014 / 04:01

El nombramiento de Eugenio Rojas Apaza —paceño de origen aymara— como presidente de la Cámara de Senadores, y de Marcelo Elío —orureño de extracción izquierdista— como titular de Diputados, está en el contexto de una posible estrategia territorial y regional de cara a las elecciones nacionales del año en curso.

Estas autoridades asumen luego de finalizadas las gestiones de Gabriela Montaño (Senadores) y Betty Tejada (Diputados), ambas mujeres cruceñas y, en su momento, consideradas como un guiño del Gobierno a Santa Cruz para consolidar lo que sería la incursión definitiva del oficialismo en la región que cobijó la oposición política más dura al gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) en el pasado reciente. Septiembre de 2013 en Santa Cruz —como hecho político— pone las relaciones de simetría política (o empate catastrófico) entre el MAS y su férrea oposición en oriente como cosa del pasado, luego de consolidar la vinculación de la agenda de los empresarios privados a la Agenda Patriótica del Bicentenario 2025 y a los 13 pilares del Vivir Bien, además de lanzar un paquete de inversiones para el departamento de 2.902 millones de dólares, cumpliendo reivindicaciones históricas demandadas por el oficialismo regional cruceño. En enero de 2014, al inicio de la legislatura, salen de las directivas camarales de la Asamblea Legislativa Plurinacional las vanguardias para el oriente e ingresan las vanguardias para el occidente.

No es misterio ni secreto que en épocas de campaña, los asambleístas plurinacionales oficialistas asumen un triple rol: promover una agenda legislativa nacional, impulsar el rol de operadores políticos con las organizaciones y movimientos sociales, además de articular territorialmente sus regiones.

Considerando lo anterior, podemos ver que las elecciones del sociólogo, profesor rural y comunicador aymara Eugenio Rojas y del comunicador y docente universitario Marcelo Elío no han sido basadas exclusivamente en su perfil político personal, sino más bien en sus vinculaciones con comunidades y organizaciones sociales, además de cobertura de regiones y/o departamentos de origen, combinando una coordinación con organizaciones, alcance territorial urbano y rural con sus perfiles individuales. Esto puede encajar en una estrategia política mayor: la regionalización de la campaña electoral nacional del MAS y la concentración en el oriente.

En el oriente aún existe un amplio margen de indecisos y votos por conquistar para el oficialismo del MAS: por ejemplo, en Santa Cruz, un tercio del electorado está bajo la influencia de la élite política tradicional, un tercio bajo la influencia del MAS —que es la segunda fuerza electoral en Santa Cruz— y un tercio del electorado se considera a sí mismo como indeciso, por lo tanto, como espacio electoral en pugna. Este tercio de indecisos en Santa Cruz y en el oriente constituye el margen de crecimiento para al MAS, por lo que puede significar que la estrategia para la victoria electoral para 2014 pase necesariamente por Santa Cruz y los departamentos del oriente.

¿Pero… y esto qué tiene que ver con Rojas (La Paz), y Elío (Oruro)? Mucho, ya que lo anterior funciona, siempre y cuando el crecimiento hacia el oriente esté basado en la consolidación del voto “duro” en occidente para impedir la fragmentación electoral en esta zona del país. Esto significa que el MAS tendrá que asegurar los votos históricos que ya tenían en el occidente y no decrecer electoralmente. Ahí es donde encajan las directivas camarales de la Asamblea Legislativa Plurinacional, haciendo de la ALP una suerte de territorio “cero” desde donde irradiar políticamente hacia la escenografía nacional, pero sobre todo a las regiones en el occidente.

Por lo tanto, Rojas y Elío tienen tres escenarios de acción: trabajar la agenda legislativa nacional pendiente y estar permanentemente en los medios nacionales ante la ciudadanía como líderes de opinión, coordinar con las organizaciones y movimientos sociales, pero también atender sus tareas territoriales y regionales, amen a que sean candidatos que se postulan a la reelección o no.

Considerando las posibles candidaturas, hay otras estrategias posibles para el MAS para consolidar los dos tercios en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP): Como elemento de consideración inicial, salvo el binomio presidencial, no hay (per se) reelección para senadores ni diputados en el MAS; sin embargo, ¿qué pueden hacer con los perfiles políticos fuertes, experimentados, probados en términos de consecuencia e incidencia política que tienen como capital político en la ALP?

Una hipótesis de trabajo gira en torno a la lógica del ajedrez: el enroque. En este caso, la lógica del enroque puede funcionar más o menos en el momento de la habilitación de las candidaturas nacionales para las senaturías y diputaciones. Consiste en lo siguiente: como el día jueves 23 de enero de 2014 el presidente Morales ratificó a 19 de sus ministros, cambió a la titular del Ministerio de Justicia y creó el Ministerio de Deportes, corroboró lo que había anunciado la primera semana de enero de 2014 en el gabinete ampliado, que estaba evaluando la gestión y no a las personas o individualidades que lo acompañan, por lo que no hubo en consecuencia la “crisis de gabinete” que algunos esperaban.

Esto es un hecho significativo, ya que existen varios perfiles de ministros que pueden fungir como candidatos a la Asamblea Legislativa Plurinacional en las próximas elecciones, dejando en acefalía varias carteras del Órgano Ejecutivo. Aquí es donde planteamos la estrategia del enroque con senadores y/o diputados sobresalientes que no necesariamente se van a la reelección, dejando a sus suplentes en su lugar (o viceversa) y asumiendo los titulares algunas carteras en el gabinete ministerial. De esta manera, el oficialismo asegura candidatos con experiencia política y una renovación/recuperación de valores para el gabinete ministerial para fin de año. Nada cuesta pensar e imaginar escenarios… La primera pieza de este rompecabezas ya se mostró en la nominación de Eugenio Rojas y Marcelo Elío en las presidencias de Senadores y Diputados de la APL.

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Contextos y sentidos de la socialización de los estatutos

Una minuciosa interpretación del proceso autonómico y la errada conducción hizo que el bloque cívico termine disperso. La reciente preocupación por adecuar y socializar los estatutos responde a un movimiento de los Verdes y su sigla nacional Demócratas, con vistas a las elecciones de 2014.

/ 1 de septiembre de 2013 / 04:01

Indudablemente, el clímax del proceso autonómico cruceño llegó hasta agosto de 2008, luego de la realización del referéndum del 4 de mayo y los resultados fallidos de la estrategia del Bloque Cívico Regional al convocar un referéndum revocatorio de mandato popular en las vísperas de las fechas patrias de ese año. Los resultados del referéndum de agosto de 2008 generaron un efecto político inesperado por el bloque de oposición, ya que el binomio Morales-García Linera obtuvo el 67,48% de apoyo y simultáneamente se revocó a dos prefectos del Consejo Nacional Democrático (Conalde): José Luis Paredes de La Paz y a Manfred Reyes Villa de Cochabamba, equilibrándose las correlaciones de fuerzas territorializadas en la denominada “media luna ampliada” (Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija, Cochabamba frente a La Paz, Potosí, Oruro y Chuquisaca). 

Los resultados del referéndum no sólo ratificaron a Evo Morales y a Álvaro García Linera, sino que incrementaron el porcentaje de apoyo electoral respecto a las pasadas elecciones de 2005, conllevando un efecto de mayor legitimación para el Gobierno y de crisis en el bloque cívico por la subestimación de la fuerza del Gobierno y del bloque social en el poder. Los resultados presentaron también nuevos escenarios territoriales, alterando el frágil equilibrio de las correlaciones de fuerzas entre bloques de poder, traían además el imperativo de compatibilizar los textos de la nueva Constitución Política del Estado (CPE) con los estatutos autonómicos departamentales, exigiendo necesariamente y como condición sine qua non la renuncia a las posiciones maximalistas de ambos bloques de poder.

Esta compatibilización tenía una cualidad positiva: la definitiva incorporación de la autonomía departamental y la configuración de los gobiernos departamentales en la CPE. Pero también implicaba la pérdida de capacidad polarizadora del dispositivo ideológico discursivo de la autonomía de confrontar el Bloque Cívico Regional con el Gobierno, al insertarse en el texto constitucional. Dicha situación provocó una crisis interna en la oposición cívica, que induciría al repliegue de la derecha moderada para dar paso a la conducción del ala más radicalizada y extrema del bloque de poder: la facción de élite ligada a la restauración neoliberal.

De agosto a septiembre de 2008 finalizó la etapa denominada “ingeniería constitucional impecable”, que consistía en una ruta crítica legal institucional compuesta de iniciativas legislativas ciudadanas, cabildos, asambleas, referéndums y eventos electorales para la implementación de la autonomía departamental en el oriente. La ruptura de esta ruta crítica legal institucional constituyó un “error” y un punto de inflexión en el proceso autonomista cívico, ya que abrió el camino de las acciones de hecho o de fuerza desarrolladas en la toma de instituciones en 2008, carcomiendo un recurso político valioso en la disputa política: la coherencia discursiva y la autoridad moral de la élite política. La decisión de abandonar la ruta crítica legal para emprender las acciones de hecho provocó la fractura y división de la élite cruceña, con la posterior dispersión de las derechas (hasta ese momento cohesionadas en un bloque único) en facciones (radicales y moderadas) que daría lugar al desplazamiento y remoción de la dirección política del bloque de la línea institucionalista y moderada. La línea radicalizada de las derechas cruceñas asumió el mando y las estrategias políticas giraron hacia la escenografía de las medidas de fuerza. A la postre, esta decisión acarrearía consecuencias fundamentales que finalmente resolverían el “empate catastrófico” de las correlaciones a favor del bloque social indiano originario campesino popular y del gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS).

Por estas divisiones, el repliegue del bloque político de las derechas cruceñas que liderizaron las demandas por la autonomía departamental, la pérdida de liderazgo, credibilidad y autoridad moral de los dirigentes autonomistas, cabe preguntarse ¿por qué resurge ahora (en los últimos meses) la iniciativa de la Comisión de Autonomías de la Gobernación cruceña —a cargo de la asambleísta del oficialista de Verdes Rose Marie Sandóval—  de realizar audiencias públicas para socializar el texto del estatuto luego de cinco años de abandono e inobservancia al mandato de adecuación? Se pueden aventurar dos razones posibles:

1. La necesidad de legitimación social por medio de las audiencias públicas desarrolladas en provincias para revestir al texto de los estatutos con algún tipo de apoyo social luego de su elaboración cerrada y excluyente del pasado, cuidando no modificar la esencia de los contenidos, afines a los intereses de la élite cruceña, a las cuales representa y pertenecen los Verdes (Verdad Democrática y Social).

Para muestra de la ausencia de participación, se pueden considerar las críticas de algunos de los integrantes: la Plataforma Social Autonómica Cruceña, el Bloque Oriente y la Plataforma de Lucha Contra la Violencia hacia las Mujeres, que han trabajado para construir una propuesta de estatuto acorde a la Constitución, enmendando el estatuto cruceño oficialista que la contraviene en 60% o 70%. El estatuto de 2008 tiene 168 artículos y siete disposiciones transitorias, de acuerdo con el trabajo de análisis realizado por la Plataforma Social Autonómica, 104 de estos artículos son contradictorios a la CPE y deben ser modificados, otros cuatro son ambiguos y solamente 60 están acordes, casi “como si fuera la Constitución de otro Estado, de otro país”, sostenía Eulogio Núñez, director del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (Cipca de Santa Cruz) y miembro de la plataforma. Explicó que una de las propuestas es modificar la cantidad de asambleístas departamentales, de los actuales 28 incrementar a 43, siendo la novedad que por cada provincia existan dos asambleístas, “una mujer y un varón”, elegidos por voto. La propuesta elaborada por cerca de 50 organizaciones que representan a la población cruceña rural y urbana incluye un capítulo sobre género, “que el actual estatuto no tiene”. Se incluye un régimen para la niñez y la adolescencia, para diversidades sexuales y protección a los derechos de los migrantes.

2. La necesidad de legitimación social para construir una base social y política para la campaña de Rubén Costas y su nueva sigla política nacional (Demócratas), constatando la recurrencia de los procesos de legitimación sociopolítica expost, es decir después de la articulación de intereses del establishment cruceño. Lo anterior nos lleva a vislumbrar la situación en que se encuentra la estructura de poder cruceña, que sigue sin comprender la trascendencia, alcance y magnitud de los cambios en la sociedad, política y Estado que exigen la participación genuina y abierta en la construcción de las instituciones de la sociedad y no las prácticas elitarias, cerradas que arreglan sus intereses y luego gestionan apoyo popular.

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