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La magia de los números

La mejor manera de explicar la naturaleza y sus fenómenos es acudir a la expresión matemática de causas y efectos de cualquier proceso natural o inducido por el hombre, que pretenda obtener un resultado generalmente previsto en un rango de probabilidad racional. La minería no escapa a este comportamiento universal y los resultados de cualquier gestión u operación minera debieran reflejarse en resultados tangibles expresados en cifras. Los datos sobre la minería de la gestión pasada, por razones inexplicables en el caso específico del oro, no “cuadran” satisfactoriamente con números oficiales disponibles a la fecha, que aluden al valor de las exportaciones de este metal y la recaudación de regalías mineras por esta actividad.

Los datos del Ministerio de Minería (preliminares) sobre el valor de las exportaciones minero-metalúrgicas consignan  un valor de exportación de concentrados de oro de $us 26,11 millones, $us 90,03 millones de oro metálico y un rubro de “otras formas” de oro (desperdicios y amalgamas) de $us 1.099,08 millones; que hacen un total de $us 1.215,22 millones. De este total, el Estado ha recibido por concepto de regalías $us 7,80 millones, que para un nivel regalitario de 7% sobre el valor bruto explicaría parcialmente los dos primeros rubros de exportación, pero no el tercero y de mayor valor.

A su vez, el INE, en el Resumen Estadístico sobre Exportaciones por actividad económica, consigna por extracción de minerales de oro $us 26,11 millones, oro metálico $us 90,03 millones, joyería de oro $us 22,17 millones, joyería con oro importado $us 36,69 millones y desechos y amalgamas de metal precioso $us 1.099,08 millones.

Que hacen un total de $us 1.274,08 millones. Los cuatro últimos ítems consignados dentro de lo que llama Industrias manufactureras. Como se verá, el movimiento de divisas derivado de la minería e industria del oro tiene números significativos, no así la recaudación fiscal de regalías por estas actividades.

Llaman la atención los ítems de “otras formas” y “Desechos y amalgamas”, que significan entre el 86,26 y 90,44% del valor total exportado en cada caso, ítems que históricamente eran bajos ($us 189,21 millones en 2011), y cuyo origen (¿de dónde viene el oro?) es todavía incierto. De aquí se explica el título de la columna, la magia de los números puede explicar este fenómeno de varias maneras:

1) Acumulación de desechos y aleaciones del metal en fundiciones estatales y privadas a lo largo del tiempo. 2) Producción minera no declarada, sin pago de regalías, pero registrada como exportación de manufacturas y que tiene otro régimen tributario. Esto significaría un aumento geométrico de la producción minera aurífera, como sospechan algunos analistas y que no comparto; no hay condiciones operativas y de infraestructura que puedan explicar este extremo. 3) Falta de control fiscal de operaciones mineras auríferas de escala artesanal (empresas particulares y cooperativas). 4) Contrabando de oro a/de países vecinos.

Cada alternativa plantea su propia lógica de consolidación estadística, cuyo detalle va más allá de la extensión de esta columna. En la lógica tradicional y apelando a una frase de Descartes (“la enredadera no llega más arriba que los árboles que la sostienen”, Discurso del método) quiero recordar que llegará el tiempo en que tengamos clara la figura de la actual minería aurífera del país.