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Desnudando la tasa activa

Si el sistema financiero se ha fortalecido, entonces por qué las tasas de interés activas siguen tan altas

/ 19 de junio de 2013 / 04:00

Para el sistema financiero boliviano, no es ninguna novedad la regulación de las tasas de interés activas y pasivas. Se lo hizo en los 70 y 80. El debate de la regulación de las tasas, que surge nuevamente con el proyecto de ley del sistema financiero, ha llevado a las entidades del rubro a declarar que el fijar las tasas limita sus utilidades, lo que podría provocar la insostenibilidad de sus instituciones al no poder cubrir sus costos.

Las tasas activa y pasiva son los términos utilizados para diferenciar la tasa de interés a la cual uno se puede prestar dinero del banco y la que uno recibe por depositar su dinero en una entidad financiera, respectivamente. La estructura de la tasa activa, que actualmente los bancos fijan de manera libre en el mercado, está compuesta por cuatro componentes: 1) los costos de los recursos, 2) costo del encaje legal, 3) prima por riesgo y 4) margen de operaciones de la entidad financiera.

Los costos de los recursos de los bancos no son nada más que las tasas pasivas; es decir, la tasa de interés que pagan a los usuarios que depositan su dinero en sus entidades. Para fines de 2005, los depósitos del público en el sistema financiero alcanzaban una cifra aproximada de $us 3,7 mil millones, en tanto que a fines de 2012 esta cifra ascendió a aproximadamente $us 12,7 mil millones, un aumento de más del 340%.

Viendo esos datos, uno podría  pensar que para aumentar la cantidad de depósitos captados, los bancos incrementaron sus tasas pasivas, pero un análisis mesurado muestra lo contrario. En 2005, las tasas que ofrecían los bancos a sus usuarios oscilaba alrededor del 5,8%, y a fines de 2012 bajó al 0,9%. Esto significa que el costo en el que el banco incurre para obtener recursos es menor al 1%.

En relación al segundo componente, el encaje legal es el porcentaje de los depósitos que las entidades financieras deben depositar en arcas del Banco Central de Bolivia (BCB), el monto restante puede ser utilizado para otorgar créditos. En la pasada gestión, el encaje legal de depósitos en moneda nacional fue del 12%; es decir que de cada Bs 100 los bancos tenían que depositar Bs 12 en el BCB y podían prestar Bs 88. El tercer componente de la tasa activa es la prima de riesgo, que es el precio que el banco le asigna al prestamista por la posibilidad de que éste no pague el monto prestado. Revisando cifras de la evolución de la cartera en mora del sistema financiero, vemos que el riesgo que los prestamistas dejen de pagar o se retrasen en sus pagos se ha reducido de 14,3% en 2005 a un 2,2% a fines de 2012. Por tanto, esta prima de riesgo también debería disminuir en alguna medida.

El último componente que afecta los niveles de las tasas activas del sistema financiero son los márgenes de operación, que es la representación de los gastos administrativos sobre los activos rentables de la institución financiera. Los estándares aceptados señalan que un banco es eficiente cuando se encuentra en un rango entre el 32-38%. Un banco que opere muy por encima de este margen significa que incurre en costos financieros excesivamente altos, que le restan competitividad y a su vez muestran que los niveles de rentabilidad son tan altos que no es necesario ser eficiente. Si nuestro sistema financiero se ha fortalecido, modernizado y profundizado, surge la pregunta, ¿por qué las tasas de interés activas siguen tan altas? Corresponde al amable lector sacar sus propias conclusiones.

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Stiglitz, sapos y desaciertos

Los fondos buitre sólo compran bonos de países que tienen problemas en cumplir con sus obligaciones

/ 30 de agosto de 2013 / 04:32

Tras la segunda emisión de bonos soberanos en el mercado internacional de capitales, leí un artículo con un título muy sugestivo del señor Gonzalo Chávez (El arte de besar sapos imperialistas), donde critica la emisión, basándose en un texto de Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Columbia, titulado Los Endeudados de Riesgo del África Subsahariana. Las conclusiones a las que llega el señor Chávez me sorprendieron por dos motivos: 1) ¿Sería posible que Stiglitz esté criticando a Bolivia por la emisión de bonos soberanos?, y 2) ¿Será que un premio Nobel de Economía atribuya la compra de los bonos soberanos a los fondos buitre?

Estas inquietudes me llevaron a buscar el artículo, cuya extensión no es más de dos páginas, y leerlo en su versión original y completa (el lector más inquieto lo podrá encontrar en la web y en diez diferentes idiomas). Tras su lectura pude responder mis inquietudes, las cuales comparto con usted, amable lector.

En primer lugar, en ningún momento el renombrado economista concluye en su artículo que Bolivia sigue los pasos de los países subsaharianos debido a la segunda emisión. Es más, para que Bolivia se asemeje a los países mencionados no sólo debería cambiar su ubicación geográfica al África, sino que también debería presentar señales de default, que significa la suspensión de pagos. Stiglitz nos proporciona ejemplos de cómo Costa de Marfil dejó de pagar su deuda en enero de 2011, o cómo Gabón se retrasó en el pago de su cupón. Claramente este no es el caso de Bolivia, ya que por su solvencia económica cumple con sus obligaciones.

Respecto a mi segunda inquietud, a pesar de mis mejores esfuerzos, en ninguna parte del artículo escrito por el exvicepresidente del Banco Mundial (Stiglitz) pude encontrar la conclusión que deduce el señor Chávez, en la que atribuye el motivo por el cuál los fondos buitre compran bonos soberanos de los países pobres.

Es necesario aclarar que los fondos buitre sólo compran bonos de países que tienen problemas en cumplir con sus obligaciones. Si un país tiene este tipo de problemas, el precio de su bono sufrirá una gran caída, es en este contexto de “estrés financiero” que estos fondos compran bonos a precio de “gallina muerta”,  con el afán de poder cobrar un precio más alto cuando el país quiera reestructurar su deuda. Como Bolivia no se encuentra con problemas de pagar sus obligaciones gracias a la actual solvencia económica, nuestros bonos no son atractivos para los fondos buitre.

Aclaradas mis inquietudes, las cuales invito al lector pueda corroborar leyendo el artículo original de Stiglitz, queda en evidencia que el señor Chávez toma frases fuera de contexto para querer cuestionar la emisión de bonos soberanos, y desinforma a la población al intuir erradamente que los fondos buitre son los que compraron los bonos bolivianos y al comparar a Bolivia con países africanos con riesgo de default.

Lo que sí pude encontrar en el artículo de Stiglitz es la recomendación de dirigir los recursos recaudados por las emisiones soberanas a proyectos de inversión rentables y que no sean destinados para el pago de obligaciones de otras deudas, aspectos que son considerados en Bolivia, ya que los recursos están siendo destinados a proyectos de inversión.

En conclusión, el entender el mercado internacional de capitales no se trata de besar anfibios, sino de saber utilizarlos para contribuir al crecimiento y desarrollo de un país. Citando al Nobel de Economía, “no hay un camino fácil ni libre de riesgo para el desarrollo y la prosperidad”.

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