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El lado perverso del fútbol…

La eliminación de la selección boliviana de fútbol de la clasificación al mundial de Brasil 2014 tiene muchas repercusiones. En algunos casos se vierten algunas ideas para salvar al fútbol boliviano. ¿Salvar qué? ¿Acaso existe el fútbol boliviano? Posiblemente el término más adecuado sea decir la práctica del fútbol entre los bolivianos, con mucha borrachera incluida. ¿Acaso los campeonatos barriales, en las comunidades y en la liga profesional no están siempre acompañados de grandes cantidades de alcohol y por consiguiente de futbolistas borrachos? Hay que recordar el reciente accidente de tránsito del jugador de la selección Gualberto Mojica, por conducir alcoholizado.

No se puede negar la masificación de este deporte en los lugares más recónditos y los pueblos más ancestrales de nuestro país. Sabemos que la práctica del fútbol se ha convertido en una de las actividades fundamentales en las comunidades indígenas y campesinas, y ni qué decir del mundo urbano citadino. La práctica de este deporte se ha transformado en generador de espacios de articulación social, económica, cultural, político-ideológico, hasta de marketing. Pero a la vez es una manera de generar formas de violencia, divisionismo local, con fuertes tintes regionalistas, racistas y nacionalistas. Posiblemente estos hechos justifiquen que el Estado Plurinacional no haya dejado de construir canchas sintéticas, pensando que los ciudadanos (particularmente la juventud) pueda practicar el deporte, y así apostar por la salud, aunque el asunto no es de manera automática.

Escuchamos muchas voces pidiendo que el Estado Plurinacional intervenga en este asunto, particularmente a la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) y a la Liga. Pero, ¿cómo intervenir si la FBF es una empresa privada? A no ser que se quiera nacionalizar nuestro fútbol, pero eso supondría que no participemos más en los torneos que organiza la Federación Internacional de Fútbol  Asociado (FIFA). Lo cierto es que vivimos una mentira montada desde la empresa privada futbolera y sus allegados (periodistas, árbitros, etc.), que nos hacen creer que este deporte nos da muchas alegrías, incluida nuestra identidad nacional; o que somos competitivos, cuando en el fondo no es más que una disputa por el dinero, el estatus y el poder, a costa de quienes asisten a los encuentros deportivos. Sería interesante estudiar de quiénes son realmente estos empresarios del fútbol y sus allegados, incluidos los jugadores, que tempranamente aprenden a ser idolillos, ocultando sus vicios de borrachera, con ínfulas de mostrar que tienen dinero, comprando lujosos automóviles. Ésta es una manera contemporánea de vivir pateando más que pensando. Es muy  llamativo que el director técnico de la selección nacional, Xabier Azkargorta, haya mandado a leer al vicepresidente Álvaro García Linera La dinámica de lo impensado, de Dante Panzeri, un libro ya desactualizado para estos tiempos y de hace más de 40 años. ¡Qué arrogancia de un clásico colonizador español que vive muy bien en nuestra tierra y que vino a jubilarse, hablando bonito!

Creo que a estas alturas, el asunto está claro, no podemos seguir apostando por más capitalismo futbolero, y por lo tanto, no se puede pensar en fortalecer a la Federación Boliviana de Fútbol para que sigan robando sus dirigentes, quizás haya algunas excepciones. Conviene apostar por el deporte amateur y sus múltiples disciplinas, a ver si así podemos mejorar. Lo cierto es que en un país donde se consume tanto alcohol para todo no creo que lleguemos muy lejos. En medio de este escenario, una empresa de cerveza tiene la doble moral y el cinismo de hacernos creer que,  después de auspiciar fiestas y su consiguiente borrachera, apoya a los deportistas ¿deportistas borrachos?

Kayumpi mat’aqiri jaqinakaxa wali khispiyasiña munapxi. Jupanakaxa jach’a lunthatanakapxchixiya, kamisaraki uka jan wali jaqinakarasuti  yanapañanisti. ¿Janicha ukhamaxa?