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De eso no se habla

Eliécer levanta ladrillo a ladrillo el corral para los cerdos, friega el suelo con una manguera y da de comer a una hembra rolliza y recién parida. Cerca pasa un vecino y le grita ¡Viste, “tu amigo” Alarcón ya no está en el Parlamento! Las palabras desentonan con la situación, ponen una dosis de alta política en medio de la dura cotidianidad. Pero para el joven tunero ya son comunes tales contrastes. Hace cinco años estaba en un salón de reuniones de la Universidad de Ciencias Informáticas con un micrófono en la mano. Hoy, trata de ganarse la existencia en medio de las estrecheces materiales y las incomprensiones de un pueblo de provincia.

Cuando hace pocos días se publicó la lista de los diputados a la octava legislatura, muchos pensaron inmediatamente en Eliécer Ávila. En enero de 2008, el entonces estudiante de la UCI interpeló al presidente de la Asamblea Nacional, quien respondió con maniqueas —y hasta ridículas— argumentaciones. El video de aquel momento se difundió a una velocidad inédita en las recién estrenadas redes alternativas para distribuir audiovisuales.

Tal suceso contribuyó a acelerar el conteo regresivo para Ricardo Alarcón. Una caída en desgracia ya sugerida al no ser incluido en la proclama en la que Fidel Castro delegó el poder a sus hombres de confianza. El veterano diplomático, devenido parlamentario, no estaba entre los elegidos para ocuparse de las mayores responsabilidades del Gobierno. Lo habían excluido del grupo más confiable. Sólo faltaba que su sustitución se hiciera efectiva, la cual —al lento ritmo en que se mueve la nomenclatura cubana— ocurrirá en febrero de 2013.

 Más allá de un funcionario defenestrado y de un joven con energía y claridad para llegar mucho más lejos, vale la pena analizar cómo ha llevado la noticia la prensa cubana. Durante toda la semana se ha publicado el nombre y una pequeña biografía de cada diputado. También se ha analizado el porcentaje de féminas, campesinos y jóvenes que se sentarán en las butacas del Palacio de las Convenciones… pero ni una palabra sobre el actual presidente del Parlamento que recesará en sus funciones. ¿Pueden ustedes imaginar una prensa, realmente atenta a la realidad, que no hable de lo que más se menciona en cada calle, cada esquina, cada casa cubana? ¿Pueden ustedes concebir que los vecinos de Eliécer Ávila tengan más “olfato periodístico”, más “garra informativa”, que todos los reporteros de Granma?