Bosques y alimentos
Los bosques son una fuente directa de alimentos y de ingresos para más de mil millones de personas
Alimentar a la población mundial (7.000 millones de personas) es uno de los retos más apremiantes que afronta la humanidad en el siglo XXI. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que actualmente un sexto de la población (116 millones) padece inseguridad alimentaria.
La agenda nacional gubernamental y de instituciones de desarrollo ya ha comenzado a afrontar el tema desde diferentes perspectivas. No obstante, la contribución de los bosques en la reducción de la inseguridad alimentaria es una política todavía ausente. Los bosques son una fuente directa de alimentos y de ingresos para más de mil millones de personas pobres en el mundo. La manera más directa en la que los bosques aportan a la seguridad alimentaria es mediante las contribuciones a los regímenes alimentarios y al estado nutricional.
A menudo se considera que los bosques no tienen la capacidad de aportar en el marco de una política de seguridad alimentaria, y aunque hoy en día los alimentos del bosque constituyen una parte pequeña, pero esencial de las dietas, tienen el potencial de aprovecharse a escalas mayores. Sin embargo, el mayor valor de la contribución de los bosques no está en la cantidad, sino en la calidad nutritiva de sus productos. Existen centenares de especies de frutas silvestres que son consumidas en todo el mundo como buenas fuentes de minerales, vitaminas y calorías. Las semillas y nueces brindan calorías, aceites y proteínas; los gusanos tienen un contenido de proteínas y grasas más alto que la carne o el pescado. En Bolivia, el asaí tiene una alta propiedad antioxidante y antiinflamatoria, y su “contenido de fibra, proteína, calcio, magnesio y fósforo puede constituirlo en una alternativa nutricional de alta calidad para la dieta de la población boliviana” (Villanueva E. Información comparativa sobre las propiedades nutricionales, antioxidantes y antiinflamatorias de los frutos de asaí. FAN, 2013).
Mientras los países industrializados están preocupados por combatir las crecientes tasas de obesidad de su población, los países tropicales con cobertura boscosa tenemos el desafío y la oportunidad de adicionar valor a los productos de la biodiversidad. Aumentar su presencia en el mercado de consumo local e internacional debe hacerse en el marco del aprovisionamiento ético, y bajo una distribución equitativa de beneficios. La contribución de las empresas forestales de pequeña escala a la economía es poco visible, pero a nivel global, la FAO informa que el valor de su aprovechamiento fue de $us 18,5 mil millones en 2005, pero observa que éste es una subestimación de su verdadero valor.