Icono del sitio La Razón

Para vencer el miedo

Eduardo Galeano visitó Sucre y recibió la medalla Juana Azurduy de Padilla. El escritor uruguayo resaltó la trayectoria de esa extraordinaria mujer y también recordó a Domitila Barrios de Chungara, otro símbolo de lucha,  otros tiempos, similar significado. Las invocó en su discurso como un ejemplo de heroísmo, porque ambas le dieron la fuerza para enfrentar el miedo, “nuestro principal enemigo”.

Unos días antes, León Gieco dio un memorable recital en El Alto, en homenaje a los 233 años del nacimiento de la generala Juana Azurduy, como parte de una restitución histórica que tiene varias aristas (y varios artistas). En nuestro país se expresa en la denominación del bono que beneficia a las mujeres embarazadas y a niños/as menores de dos años. En Argentina acontece, desde hace varios meses, un debate vinculado a la disputa de sentido sobre la historia, porque el Gobierno decidió retirar la estatua de Cristóbal Colón erigida detrás del palacio de gobierno, y poner en su lugar un monumento en honor a Juana Azurduy. Una decisión que forma parte de los actos de homenaje al 12 de julio, día del nacimiento de Juana Azurduy y de la Confraternidad Argentina-Boliviana. La estatua será construida con una donación del “cocalero Morales”, como lo define el diario La Nación, apuntando sus dardos contra el amigo/aliado de Cristina Fernández, y la oposición argentina considera que esa sustitución “es una muestra del estilo confrontativo del Gobierno”. Los voceros oficialistas respondieron señalando que ese cambio de monumentos no requería mayor explicación, porque es más congruente rendir homenaje a la guerrillera altoperuana que al navegante italiano. “A algunos les gustaría poner a la reina de Inglaterra”, fue la irónica respuesta. Es una nítida disputa de sentido, acerca del lugar que deben ocupar las figuras de la Historia y las figuras históricas, en la memoria y en el presente. No solamente un lugar en la reconstrucción y reinterpretación de los hechos, sino en el territorio (en ese caso, el espacio urbano bonaerense) como parte de la pugna por la resignificación del pasado.

Si el vínculo con los argentinos es mediante Juana Azurduy, un uruguayo nos recuerda a Domitila Chungara al evocar a la guerrillera. Esa circunstancia me permite recuperar unas letras que publiqué hace meses en memoria de doña Domitila, relatando su encuentro con Eduardo Galeano en la UMSS hace 20 años. “La gente estaba impaciente porque se trataba de la primera visita de Eduardo Galeano a Cochabamba, y eran enormes las ganas de escuchar su voz pausada, registrar sus gestos humildes y conocer sus historias que cuentan nuestras historias latinoamericanas. Una de esas historias está en Memoria del fuego y es un relato de la huelga de hambre que impulsó Domitila con sus compañeras y es titulado Cinco mujeres, donde ella dice diciendo: ‘El enemigo principal, ¿cuál es? ¿La dictadura militar? ¿La burguesía boliviana? ¿El imperialismo? No, compañeros. Yo quiero decirles estito: nuestro enemigo principal es el miedo. Lo tenemos dentro’. Por eso, cuando Eduardo Galeano paseaba esos días anotando sus recuerdos en unos cuadernos diminutos no me extrañó que preguntara por Domitila, y cuando la vio en el auditorio dijo: “Un pajarito me ha contado que aquí está mi amiga Domitila”. “Ven, te estamos esperando”. Ella se puso de pie en medio de aplausos y se acercó a la mesa para fundirse en un cálido abrazo con su amigo uruguayo”.

Después de publicar ese texto en este diario, se lo mandé a Eduardo Galeano y me respondió, con su amable sabiduría: “Se ve que esta pícara Domitila se está haciendo la muerta, pero ahí está la prueba de lo viva que está”. Como Juana Azurduy, pienso. Y en su palabra se aúnan ambas mujeres para ayudarnos a vencer el miedo.

Es sociólogo.

Blog: pioresnada.wordpress. com; Twitter: ferXmayorga