No esperaba mucho de la Cumbre Antiimperialista, más allá de ser un gasto, a mi parecer, innecesario, que bien se podía haber invertido en cosas, digo yo, útiles. Pero, al menos, leer sus conclusiones me ha brindado un rato de risas (sarcásticas, eso sí). “Las empresas estratégicas deben estar en las manos del Estado para que los frutos de la industrialización lleguen a los más pobres”. ¡Ja! ¿A dónde se va el gas que estos días, todavía helados del invierno, es más necesario que nunca? A quien mejor lo paga, que son otros países, no los ciudadanos bolivianos.

¿Y qué hay de la maravillosa quinua, el alimento que acabará con el hambre en el mundo? Más de lo mismo. Una buena parte se va a las bocas de nuestros malvados enemigos imperialistas, los americanos del norte. Mientras, cada vez que voy al mercado, las caseras no dejan de confirmarme que se está encareciendo este pseudocereal.

“Concientizar y movilizar al mundo contra las guerras, pruebas nucleares, bombas biológicas, producción de armamentos, entre otras cosas que atentan a la Madre Tierra”. ¿Y la demostración de fuerza del jueves? ¿La he soñado o es que Bolivia, por declararse antiimperialista, sí puede hacer este tipo de cosas que, que yo sepa, sí afectan a la Pachamama (tengo en mi cabeza el cerro bombardeado por los tanques)?

“El tema de la salud y la educación son temas fundamentales (¿en serio?), que requieren nuevas medidas de acción. Y fortalecer el rol del Estado en la protección de la salud y la educación, que deben ser derechos gratuitos garantizados por el Estado”. Para qué entrar en detalles sobre el nefasto funcionamiento (si es que eso es funcionar) de los hospitales públicos… Entre lo urgente está formar al personal sanitario en simpatía y buenos modales.

Por suerte, hay algunas conclusiones que me ilusionan (ojalá se cumplan): “Expulsar las bases militares extranjeras de Estados Unidos y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de los territorios latinoamericanos”. Eso es caminar hacia la soberanía. “Desarrollar contenidos en formato televisivo para difundir la historia, actualidad, lucha y objetivos de los movimientos sociales de los diferentes países que hacen parte de la cumbre”. ¡Bravo! Menos cumbia y chicas en bragas y sostén y más cultura.

Pero hay un punto que me preocupa, y mucho: que se declare a Evo Morales líder mundial de los movimientos sociales. ¿Quién va a costear el súper avión que va a necesitar para recorrer el mundo inaugurando canchas? ¿Y éstas, quién las pagará?