No más censos
Como una alternativa al censo, debe empezar a ejecutarse el registro municipal de habitantes
No se justifica el gasto de 56 millones de dólares en un censo de población y vivienda para saber cuántos somos. Por problemas de acopio de información (distancias, familias con más de una vivienda, transporte, capacitación de encuestadores, etc.), todos los censos del mundo tienen un error entre el 2 y el 5% en el recuento de población, hacia arriba o hacia abajo. Por las características propias de Bolivia, un error entre el 5 y el 10% es lo más probable lo que merma su interés.
Los censos proporcionan también otro tipo de información (tasas de alfabetismo, matrícula escolar, cobertura de servicios básicos, etc.), la que es valiosa para evaluar en grandes líneas el desarrollo nacional; pero es poco útil para el diseño de políticas públicas como la experiencia lo ha demostrado, pues las autoridades locales que deberían preocuparse por la escolaridad, la salud, la cobertura de servicios ignoran o prescinden de esta información. Por otra parte, nadie se da el trabajo de hacérselas llegar y mostrarles su interés.
Como una alternativa al censo, debe empezar a ejecutarse el registro municipal de habitantes, el que además de tener información actualizada sobre su número, permitiría a las autoridades locales hacer el seguimiento permanente de la evolución de escolaridad, de cobertura de inmunizaciones, de servicios básicos, etcétera, y permitiría alimentar el diseño de políticas sociales a nivel local.
La consecuencia más negativa del último censo ha sido la de desatar disputas regionales, buscando maximizar la participación en la distribución de recursos por coparticipación tributaria, que se establece en función del número de habitantes. Pero la gente se desplaza mucho al interior del país y tiende a hacerse censar en su lugar de origen incluso si no vive en él, por lo que el número de habitantes a nivel local es espurio. Algunas regiones proyectaron el crecimiento de su población con base en las tasas de crecimiento entre los dos últimos censos, pero desde entonces la tasa de fecundidad ha caído de 5-6 hijos por mujer a dos; luego el crecimiento de la población ha sido desde el último censo bastante menor al que se dio en el pasado.
Los descontentos ignoran voluntaria o involuntariamente este hecho, y afirman con énfasis que ha habido manipulación política con el propósito de mermarles los recursos de coparticipación. Sin duda, el Censo 2012 ha tenido muchos problemas técnicos, mas concluir que hubo manipulación política es algo temerario. Sin embargo, si la apuesta va en ese sentido, los descontentos sólo tienen que solicitar al Instituto Nacional de Estadística (INE) una copia de la base de datos censales, y a partir de la estimación de tasas demográficas básicas (tasas de natalidad, fecundidad, mortalidad, migración y de pirámides de edad) fácilmente pueden demostrar que hubo manipulación (si ese fue el caso): sin ello, las manifestaciones de descontento aparecen sin fundamento.
Es doctor en Economía.