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Injusticia de Perogrullo

La aplicación equivocada de la detención preventiva es una de las causas principales del problema

/ 30 de agosto de 2013 / 04:29

Los últimos acontecimientos en Palmasola mostraron una verdad de Perogrullo respecto a la inseguridad ciudadana, el sistema penitenciario y la Justicia boliviana,  que desgraciadamente se cae a pedazos.

La noticia del hacinamiento de nuestras cárceles y el hecho de que el 84% de los internos sean detenidos preventivos  hoy da vueltas el mundo, desprestigiando una vez más al país y a sus instituciones. La debilidad del Estado en este rubro refleja el fracaso de las políticas de justicia desarrolladas en estos últimos años. ¿Por qué existen personas sin condena?, o ¿por qué la retardación de justicia?, o ¿por qué los ciudadanos confían cada vez menos en sus instituciones?, son las preguntas que rodean este suceso. La ausencia de profesionalismo de fiscales y jueces, la inexistencia de control por parte de las máximas autoridades de justicia y la corrupción institucionalizada pueden representar algunas respuestas.

La aplicación equivocada de la detención preventiva es sin duda una de las causas principales del problema; al no existir un control de la aplicación de esta medida, los fiscales y jueces obran a su libre arbitrio, sin un sentido uniforme vinculado a la naturaleza procesal de esa medida, convirtiendo la desgracia de las personas (víctima e imputado) en un negocio lucrativo. La detención preventiva y toda medida cautelar tiene carácter instrumental y accesorio y no representa un fin en sí mismo, se adopta excepcionalmente cuando existe un riesgo de fuga o cuando existe sospecha fundada de obstaculización; vale decir, el fin es permitirle al fiscal una investigación libre de toda influencia (obstaculización) en presencia del imputado (fuga) y sobre todo debe ser temporal mientras el riesgo subsista. Los procesos que tengan detenidos preventivos deberían ser rápidos.

En nuestro medio la detención preventiva es indefinida y se ha convertido en el centro del proceso penal. Si se realiza una auditoría a los procesos penales (y debería pensarse seriamente en esta posibilidad), encontraremos que después de que el juez dispone la detención, el fiscal no realiza ningún acto de investigación en procura de averiguar la verdad, desnaturalizando completamente esta medida; parecería que el objetivo era sólo conseguir la detención en desmedro de la presunción de inocencia y la verdad material, aplicando en contra del imputado una sentencia anticipada.

La retardación y el manoseo de la justicia subsistirán mientras nuestras autoridades de jerarquía judicial padezcan de anonimia en los procesos de reforma y no tomen conciencia de estos problemas. Las pasadas semanas realizaron inspecciones en los juzgados de instrucción penal y salas penales de los tribunales departamentales, también justificaron públicamente el bajo desempeño judicial culpando a la falta de leyes, lamentablemente esas esporádicas apariciones demuestran el tratamiento superficial del tema.

Este fenómeno no se remedia con leyes, que ya existen, ni con inspecciones, que por cierto deben ser rutinarias, se trata de aplicar políticas explícitas, alejadas de simbolismos demagógicos, que brinden soluciones concretas. El penoso episodio de Palmasola reveló el problema del hacinamiento carcelario y la falta de sentencias condenatorias, ahora los ciudadanos demandamos soluciones.

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Debes saberlo todo

/ 21 de marzo de 2022 / 00:48

El actual conflicto armado entre Rusia y Ucrania trae diversos aspectos de esta pavorosa contienda; se informa de ciudades bombardeadas, por ende edificios públicos y zonas residenciales devastadas, siendo lo más preocupante la pérdida de vidas.

En el intento de ocupar toda la costa sobre el Mar Negro y el de Azov, que pertenecen al Estado ucraniano, militares consultados aseguraron que dado que las tropas rusas están combatiendo fuera de Mykolaiv, el próximo objetivo es el puerto de Odesa, situado a 100 kilómetros del frente de batalla.

Esta noticia ha puesto en primera plana a la “perla del Mar Negro” (como también se la conoce); se dice que Catalina la Grande quiso darle un toque femenino para dejar marcado su nombre. Odesa fue fundada en 1794 y siendo en su tiempo la cuarta ciudad más grande del imperio ruso. El estilo arquitectónico franco- itálico es el que predomina, haciendo de esta urbe la más europea de Ucrania.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Odesa fue arrasada por los alemanes con el saldo de 60.000 muertos y su ocupación se retrasó por su heroica defensa, desde el subsuelo, porque debajo de la ciudad existen más de 2.500 kilómetros de túneles.

La célebre película El acorazado Potemkim, de Serguei Einsenstein, fue filmada allí, la escena de la masacre en la escalinata fue imitada en otras cintas no menos famosas como Los Intocables. Odesa como Praga, París o Venecia fue y es una ciudad de artistas que tiene como exponentes dentro de la música a Misha Elman, Zimbalist o Gabrilovich y Yasha Heifetz; pintores como Wassily Kadinsky; escritores como Yury Olesha, Ana Anajmatova e Isaak Babel, y de este último su destino no podía ser más trágico, tanto como el de los actuales habitantes de su querida Ucrania.

Babel nació en aquella ciudad el 13 de julio de 1894, se crió en el gueto de Moldavanka, siendo escolar estuvo a punto de ser asesinado por antisemitas ucranianos en el pogrom (demolición) y es el autor de Cuentos de Odesa, siete relatos, caballería roja, obras de teatro y un volumen de cuentos póstumos titulado Debes saberlo todo, que da título a esta columna y éstos constituyen el legado literario más importante de la literatura soviética, especialmente en lo que se refiere al género del cuento, según críticos prestigiosos como Ilya Ehrenburg, Lionel Trilling o Marc Slonim.

El pogrom es una matanza contra una colectividad, usualmente de judíos, esta práctica criminal en Ucrania data de 1821 y causó miles de muertos, así como la de 1859 y la peor de 1881, provocada por la muerte del zar Alejandro; en Odesa murieron miles de ellos y tuvieron que emigrar: aproximadamente dos millones a Estados Unidos y Argentina.

Babel se trasladó a Petrogrado en 1920. Una vez producida la revolución bolchevique participó como corresponsal en la guerra polacosoviética al mando del mariscal Buidonni y a partir de su diario de campaña pudo componer su libro más famoso La Caballería Roja.

La cuentística de Babel, especialmente la que se refiere a su ciudad natal Odesa y por la que desfilan personajes de sus arrabales y del puerto, contiene una pintura breve, lacónica e impresionista de las pandillas, lupanares, cafés griegos, “bodegas donde se bebía vino besarabo barato”, a la vez que se plasma el retrato familiar de un niño en vía de ser adolescente y sus penurias de marginal.

En la narrativa boliviana se puede apreciar su huella en libros como Los rostros de la oscuridad, La noche de los turcos o La tumba infecunda, cuya autoría pertenece a René Bascopé; o más recientemente en la prosa viajera pero no menos elegante de Claudio Ferrufino- Coqueugniot.

Isaac Babel fue arrestado el 15 de mayo de 1939 en la denominada “purga de Stalin”, bajo la falsa acusación de espionaje y terrorismo; fue conducido a la prisión de Butyrka, donde después de un juicio sumario fue fusilado el 27 de enero de 1940, y en la época conocida como el deshielo en 1954, bajo la égida de Nikita Jrushchov, se revisó su expediente y la sentencia, la que fue anulada por considerar que no había ninguna prueba en su contra.

En Ucrania se le ha hecho muchos homenajes y ahora es de esperar que la guerra no destruya aquellos lugares que describió magistralmente Isaac Babel (el maestro del silencio); pero como afirmó el semiólogo italiano Umberto Eco: El amor es una construcción artificial del hombre civilizado, en cambio el odio es su condición natural.

Milton Mendoza M. es abogado y presidente de la Fundación Juntos por los Derechos Humanos.

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Tinterillos de Azángaro

A tener tinterillos de Azángaro, mejor la justicia comunitaria o resignarse a la justicia divina

/ 30 de julio de 2013 / 04:12

La administración de justicia es verdaderamente caótica, mediocre y corrupta en todas sus esferas. Dos de las conclusiones de la reciente Cumbre Judicial fueron la necesidad de incrementar en un 100% el presupuesto judicial y promover una política de lucha contra la mediocridad. Estas conclusiones son equilibradas y de sentido común, puesto que la justicia siempre fue postergada al último lugar en la agenda gubernamental y sus funcionarios (los jueces y magistrados), no todos, fluctúan entre la mediocridad y la interdicción, ya que algunos de ellos administran justicia con serios grados de incapacidad mental, y tienen procesos penales pendientes.

Pero, por qué estas conclusiones no generan apoyo. La respuesta no se deja esperar: los magistrados lamentablemente carecen de veracidad, ya nadie les cree. A un año y medio de la nueva justicia existen muy pocos resultados que ponderar, y lamentablemente muchos por criticar. El Ministro de Economía sostenía que el presupuesto destinado al Órgano Judicial en 2012 fue de Bs 193,1 millones, de los cuales Bs 191,4 millones se gastaron en sueldos y Bs 1,7 millones en gastos de funcionamiento. Por otra parte, el Tribunal Constitucional Plurinacional incrementó su personal en 100%. Es decir que el poco presupuesto otorgado a ambas instituciones ha sido utilizado en viajes dispendiosos y en el pago de salarios.

Por ese motivo, la Asamblea Legislativa ha sancionado la Ley Nº 371, que obliga a los magistrados a permanecer en Sucre los días laborales. Asimismo, en este largo periodo de transición se han nombrado vocales y jueces a personas poco idóneas, sin ninguna formación, que incluso han reprobado los exámenes para acceder a esos cargos. Ese hecho se constituye en una paradoja en la supuesta lucha contra la mediocridad. Las promesas idealizadas de cambio contrastadas con la realidad dejan traslucir las burdas mentiras de cambio, que dicho sea de paso ya fueron anunciadas en la Cumbre Judicial del pasado año.

Ahora bien, solicitar mayor presupuesto para incrementar la planta burocrática y continuar con el nombramiento de jueces improvisados, sin formación profesional ni ética, con antecedentes penales, es —por decir lo menos— una grosería y nos recuerda el apelativo “tinterillos de Azángaro”, empleado para quienes, teniendo antecedentes delictuales, administran justicia, refiriéndose al jirón de Azángaro en Lima, región que se constituyó por décadas en el paraíso de falsificadores.

Un juez en esta coyuntura de administración de justicia, lenta, mediocre y corrupta, le hace mucho daño a la sociedad; y si su número aumenta, el daño será mayor. Los administradores de justicia dejaron de ser gratos y hoy no reflejan el respeto que merece tal investidura. A tener tinterillos de Azángaro, mejor la justicia comunitaria o resignarse a la justicia divina.

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