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Secretos de Snowden

Edward Joseph Snowden, exanalista de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos, fue noticia de primera plana en todo el mundo en los meses pasados, por sus declaraciones sobre la probable información clasificada como secreto a la que habría tenido acceso y que estaba dispuesto a dar a conocer. El tema tocó directamente a Bolivia, cuando algunos países de Europa negaron el aterrizaje y el uso de su espacio aéreo al presidente Morales, desencadenando un problema diplomático.

Dos temas fueron los que principalmente atrajeron a la prensa sensacionalista. El primero y más importante estaba referido al programa de vigilancia de la NSA, denominado PRISM, mediante el cual Estados Unidos estaría realizando un espionaje global no solamente a otros países e instituciones, sino hasta a los individuos. El culebrón llegó al extremo de que algunos denominados analistas de nuestro país señalaron, horrorizados, la similitud del sistema de vigilancia con la novela 1984 de George Orwell. Personalmente creo que estos analistas no leyeron a Orwell y les contaron mal o, con mayor probabilidad, que no entendieron lo que leyeron.

El otro tema, más adecuado a una novela de ciencia ficción escrita por H.G. Wells, es que Estados Unidos no sabría cómo enfrentar a los aliens que, de acuerdo con las afiebradas ideas de Snowden, vivirían como topos debajo de la tierra, saliendo en sus Ovnis por los respiraderos hidrotermales para entrar en la órbita solar (sic)… Según las declaraciones de Snowden, la potencia del norte tendría preparado un plan para atacar con armas nucleares las profundas cavernas donde vivirían estos intra-terrestres. ¿Será que Snowden quedó impresionado con la producción cinematográfica La guerra de los mundos o por la mediocre película Titanes del Pacífico de Guillermo del Toro?

Para que las extravagantes afirmaciones de Snowden puedan ser aceptadas bajo una mínima lógica analítica, la Tierra debería ser hueca, pero desde 1789 las investigaciones y cálculos realizados por el físico inglés Henry Cavendish nos han demostrado que no es así. De 1789 a la fecha los estudios sobre la masa de nuestro planeta han avanzado a pasos gigantescos, develándonos la conformación de los diferentes estratos que conforman nuestro pequeño planeta, desde su corteza hasta su núcleo. De cualquier forma, hay quienes están dispuestos a creer en pajaritos preñados, en especial los progres, que seguramente expresarán: Si Snowden lo dijo, debe ser verdad.