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Una medida necesaria

Recientemente, mientras aún se puede escuchar de manera esporádica el eco de las reacciones de diversos grupos en relación al debate sobre el aborto en Bolivia, el Ministerio de Salud anunció que las muchachas mayores de 13 años podrán acceder, de manera gratuita, a la píldora del día después en los principales centros de salud, a partir del próximo año.

Cabe señalar que esta medida anunciada por el Ministerio de Salud abarca varios elementos integrales, que comprenden el acceso de las jóvenes a orientación profesional y la generación de espacios específicos para atender a adolescentes y jóvenes en los centros de salud.

Se trata sin duda de una disposición  audaz en una sociedad que no ha sabido, hasta el momento, tratar el tema del desarrollo de la sexualidad de su juventud; una medida tanto más necesaria por cuanto la tasa de embarazos adolescentes en el país está 18 puntos por encima del promedio regional. Además, cabe recordar que, según estadísticas de Fondo de Población de las Naciones Unidas, siete de cada diez embarazos no deseados corresponden a adolescentes. La decisión del Ministerio de Salud, por tanto, llega en un momento más que oportuno.

Es de esperar que esta medida sea acompañada de otros elementos de política pública sobre derechos reproductivos, como por ejemplo una extensa campaña de educación sexual y sobre derechos sexuales y reproductivos, para que nuestros adolescentes de hoy —los adultos de un futuro que está a la vuelta de la esquina— se constituyan en una generación que comprenda y ejerza de una manera más amplia y cabal sus derechos, que tome decisiones sobre su sexualidad con la mayor información posible y, por lo tanto, con el mayor abanico de opciones a su alcance.

Y es que una adecuada política que facilite el alcance de métodos anticonceptivos modernos a los adolescentes, apoyada en programas amplios de educación, definitivamente pondría al alcance de nuestra juventud una gama de oportunidades que eran impensables hace tres o cuatro décadas.

Con este tipo de políticas, la mejora en la calidad de vida de los jóvenes sería ciertamente significativa, especialmente para aquellas adolescentes que podrían desarrollar sus proyecciones de superación personal a través del estudio o de la adquisición de un oficio sin la obligación de madurar, obligadas por la enorme responsabilidad de un embarazo precoz y no deseado. Sin duda alguna, una juventud con más oportunidades será también más consciente del valor de sus derechos.

Tal parece que, con la iniciativa del Ministerio de Salud, el tema del embarazo entre adolescentes está comenzado a ser enfrentado como lo que realmente es: un asunto de salud pública y de derechos de la población joven.