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Día de la Democracia

Hoy se celebra el Día Internacional de la Democracia, fecha elegida por la Organización de Naciones Unidas en 2007 para recordar al mundo que se trata de “un valor universal basado en la voluntad libremente expresada de los pueblos de determinar su propio sistema político, económico, social y cultural, y en su participación plena en todos los aspectos de su vida”.

En efecto, la democracia no debe, no puede, ser entendida únicamente como un fin en sí mismo, sino como el mejor camino posible para que los pueblos expresen de manera legítima su voluntad respecto de quiénes serán sus representantes en el gobierno, pero sobre todo de cómo habrán de gobernarlos, de ahí que la Declaración Universal de Derechos Humanos señale en su artículo 21 que “La voluntad de la población debe constituir la base de la autoridad de gobierno; ello se expresará en elecciones periódicas y genuinas que serán mediante sufragio universal e igual y se celebrarán por voto secreto o por procedimientos de votación libres equivalentes”.

Sin embargo, acudir a elecciones periódicas, libres y legítimas no es más que el inicio de un proceso democrático, pues luego de electas, las autoridades tienen la obligación de proporcionar los mecanismos para que la voluntad popular se exprese de manera permanente y sea la guía permanente para todos los procesos de toma de decisiones. “Gobernar obedeciendo al pueblo” es, pues, mucho más que un eslogan, es el imperativo de todo mandatario democráticamente electo sin importar su ideología o posicionamiento ético y político.

Por eso es que este año la ONU ha elegido como tema de este día “Reforzar las voces de la democracia”, con el objetivo de “alumbrar la importancia de la voz del pueblos en los debates políticos, económicos, sociales, tecnológicos y sobre el desarrollo, tanto si se expresa directamente como a través de sus representantes electos”, ya que “en el corazón de la democracia reside la capacidad de expresar esa voz del pueblo para decidir cómo es gobernado”.

Pero además el tema de la celebración sirve para recordar que la libre participación en las cuestiones públicas, en palabras del Secretario General de la ONU, “no es sólo un fin en sí mismo, sino que prepara a las comunidades, a las sociedades y a países enteros para trabajar con puntos de vista encontrados, forjar compromisos y encontrar soluciones, y para participar en críticas y deliberaciones constructivas. La participación inclusiva ayuda a las comunidades a desarrollar formas de democracia que funcionen para el gobierno, las empresas y la sociedad civil”.

Es, pues, una ocasión idónea para que gobernantes y gobernados, en todos los niveles de gobierno, hagamos examen de cuánta libertad existe para la expresión y cuánto aporta, no a la democracia como un concepto sino al bien común como una vivencia, ese ejercicio de libertad democrática.