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El vacío del himno fallido

Un error involuntario del maestro de ceremonias en el acto de iza de banderas el 24 de septiembre en la capital de la autonomía, en homenaje a los 203 años de las gestas independentistas de Santa Cruz, levantó voces arcaicas de grandes titulares, unas acusadoras de sometimiento político al poder estatal central, otras detractoras de la intención oscura de mancillar el símbolo cruceño.

El funcionario saltó del programa tradicional la entonación del himno departamental, y todos estuvieron para amonestar la omisión y etiquetarla desde traición a la patria hasta jugada política, pasando por la inquisición mediática la oportunidad de fustigar al adversario. Eso, después, claro.

Cuando el comentario de quien se dio cuenta de tal omisión comenzó a circular como reguero de pólvora, en lugar de que cualquiera de los presentes irrumpiera en alta voz, a capella, cantando la inspiración, inmediatamente seguida por los asistentes, nadie optó porque el momento pasara desapercibido.

Allí estaban todos. Autoridades nacionales, departamentales y locales, públicas y privadas. A nadie le pareció importante corregir y cantar, sino darse cuenta para burlarse, tomar partido y criticar. Esa es la foto oficial del 24 de septiembre de 2013 en Santa Cruz: ocupados con las apariencias, distraídos y desinteresados de lo importante.

Al fragor de las elecciones adelantadas para octubre del año próximo, el Presidente rayó cancha una semana en Santa Cruz desde la Feria Exposición de Santa Cruz (Fexpo), con alcaldes de varios municipios, anunciando miles de millones en proyectos históricamente postergados de envergadura internacional —localizados en el departamento cruceño—e inaugurando servicios básicos en los barrios de la capital metropolitana. Percy Fernández, en ausencia de autoridades nacionales invitadas e inasistentes a la sesión especial del Gobierno Autónomo local, destacó diez acciones políticas concurrentes en los próximos cinco años. Rubén Costas, simultáneamente, desde la Asamblea Departamental extraordinaria por las fiestas septembrinas y, al día siguiente, previo al desfile tradicional, fustigó enemigos y delineó su actuación política regional.

El reclamo de renovación política y nuevos liderazgos no tiene correlato, tampoco en la atención a los contenidos de los hechos políticos. El vacío que se hizo a la falta del himno cruceño es el mismo que se hace a la palabra del que habla, da igual si es maestro de ceremonias o autoridad reelecta por voto popular.

Emblemática y patética la foto de quienes ocupan los espacios públicos, en cargos políticos, gremiales e institucionales, en el servicio funcionario y en los medios de comunicación. Si no corregimos posturas y discernimos intereses particulares creados y apariencias de contenidos, pobre Santa Cruz.