La lucha de los escaños
En suma, el problema (como casi siempre) no es la cantidad de diputados, sino la calidad.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha dictado ya su palabra sobre la distribución de diputados en la Asamblea Legislativa, de acuerdo con los resultados del último Censo Nacional de Población y Vivienda. Por una limitante constitucional, no se puede resolver la redistribución de escaños aumentando la cantidad de parlamentarios, así que el TSE reordenó el mapa parlamentario afectando la distribución de diputados uninominales. Las modificaciones son simples: Santa Cruz gana tres diputados; Potosí, Beni y Chuquisaca pierden un diputado, y eso sería todo. Como era de esperarse, los pobladores de estas regiones sienten que han perdido escaños, y los cívicos de Potosí y Beni ya han anunciado un paro cívico para el miércoles, mientras que los de Chuquisaca alistan una marcha.
La pregunta es si estas regiones realmente “pierden”. Los tres diputados que Santa Cruz “ganará” son aún desconocidos para su electorado, pues aún no han sido elegidos; al igual que los diputados que “perderán” Beni, Potosí y Chuquisaca. En todo caso, incluso con los parlamentarios presentes hoy en la Asamblea, a mí me pasa que no puedo decir quiénes “representan” a mi región. Con mucho esfuerzo, puedo citar a dos o tres. Reto a los lectores que hagan la prueba de citar de memoria a todos los diputados de su departamento. Es más, creo que los furibundos dirigentes que están preparando las protestas regionales para evitar la “pérdida” de los curules que corresponden a su región no lograrán acordarse de memoria de todos “sus” diputados.
Entonces, ¿para qué nos vamos a pelear por mantener un grupo de políticos a quienes, finalmente, ni siquiera conocemos (y, casi con seguridad, ni conoceremos)? Otro argumento: el “progreso” de una región en particular definitivamente no depende de la cantidad de diputados. Para ilustrar el punto, mi economista interior me sugiere que veamos el PIB per cápita por departamento. Según el INE, Santa Cruz logró un PIB per cápita de $us 2.584 para 2012; Potosí $us 1.800; Chuquisaca, $us 1.835. Y Santa Cruz, logró ese PIB per cápita sin aumentar su cantidad de parlamentarios. Otro dato, el ingreso per cápita de Potosí creció entre 2005 y 2012 de $us 563 a los $us 1800 antes señalados… sin crecer en cantidad de diputados.
La percepción popular no valora mucho a nuestros “representantes”; muchos los ven como un montón de “levanta-manos”, que conocen poco y les interesa menos lo que debaten. Sobran los asambleístas que desaparecen de las sesiones; conozco el caso de un parlamentario que, estando fugado/refugiado en Brasil, mandaba cartitas para decidir sobre el personal de su oficina… remitidas desde La Paz. El caso más dramático, sin duda, es el del exdiputado, hoy prófugo, que fue sentenciado a 23 años de prisión por la violación de su propia hija.
El punto es que alguna gente puede pensar que no es saludable reproducir esta clase de personajes en su región. Pero, siendo justos, no podemos generalizar esta calificación. Hay diputados y diputadas que se toman en serio su trabajo, asisten a sus regiones y sostienen audiencias públicas para atender a su población, presentan iniciativas legislativas para mejorar las condiciones de la población, etc. Y algunos hacen ese trabajo de manera anónima y alejados de los flashes de la prensa y de las cámaras de televisión.
En suma, el problema (como casi siempre) no es la cantidad, sino la calidad, porque, a la larga, lo mejor que puede pasar es que las regiones “perdedoras” voten menos diputados, pero que sean mejores. Lo peor que puede pasar es que voten por aquellos que triunfan en la no siempre caballerosa pelea por situarse en el “top 10” de las listas de candidatos del partido.