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Narcopueblo fantasma

El hallazgo de todo un pueblo dedicado al tráfico de drogas, en la frontera con Chile, sin que ninguno de los responsables fuese capturado por los policías que irrumpieron “sorpresivamente” en el lugar, tiene tintes de realismo mágico, pues casos como éste suelen estar más cerca de la ficción que de la realidad.

Según datos de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), el lugar estaba integrado por 35 precarias viviendas de adobe, una escuela, una casa comunal e incluso una iglesia. Durante el operativo, además de los enseres típicos de un hogar, ropa de niños y juguetes incluidos, los efectivos encontraron en todas las viviendas sustancias e implementos utilizados en la fabricación y el tráfico de cocaína. Además, en la parroquia, que a diferencia de la escuela estaba abierta cuando las fuerzas del orden llegaron, aún se podía percibir el aroma a velas quemadas.

Cuesta creer que toda una población, en teoría temerosa de Dios y asistente consuetudinaria a misa, se haya organizado en torno a la fabricación, acopio y comercialización de droga. Pero más cuesta creer que los efectivos de la FELCN no hayan logrado capturar a ninguno de los responsables, máxime tratándose de un pueblo entero, con niños incluidos, asentado en un lugar remoto, carente de carreteras.