Morales, sin desparpajo
Como estos días en 2014, muchos estarán disfrutando de su éxito electoral y otros, mascullando su derrota. Entre éstos, seguro que estarán, con suertes distintas, el presidente Evo Morales y el gobernador Rubén Costas. En medio de la resaca sobre el anuncio preliminar de la fecha de los comicios del próximo año (5 de octubre) y la consumada redistribución de escaños, ambos acaban de remover los sentimientos políticos con declaraciones que marcan la pauta de cómo será la contienda electoral una vez de que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) convoque oficialmente a las elecciones generales.
Muy audaz, incluso a raya con la soberbia, Morales desafió a las autoridades y funcionarios estatales militantes del Movimiento Al Socialismo (MAS) a dedicarle la mitad de su tiempo a la gestión pública y la otra mitad a la campaña electoral, aunque matizó diciendo que hay que acentuar la inversión para contribuir a la eficiencia administrativa.
La instrucción presidencial, expuesta sin desparpajo alguno, se ha convertido en la nueva comidilla política, más desde la oposición del Gobierno, que cuestiona, con razón, cómo parte de la administración del Estado dedicará la mitad de su tiempo al impulso de las inminentes candidaturas de Morales y Álvaro García Linera.
Si bien el Mandatario viaja constantemente en los pueblos y municipios, a iniciar o entregar obras, sin proponérselo aprovecha esos foros para proclamar de manera permanente su perfil y el del Gobierno, que electoralmente es buena estrategia, y nada costosa.
Con lo expresado el sábado en el ampliado del MAS en Cochabamba, Morales y su partido se encuentran oficialmente en campaña. Antes de ese acto, el Presidente del Estado insistía en que estaba dedicado a hacer gestión, en respuesta a sus detractores que cuestionaban la supuesta electoralización de sus acciones.
Lamentablemente, desde ahora, cualquier actividad pública de la autoridad será vista como una acción política, aunque en esencia se entienda como tal, por más sensata sea en aras de la gestión pública. Seguramente, la oposición del Gobierno intentará defenestrar esto, con el ánimo de deslegitimar la proyección política del oficialismo.
Morales y García Linera toman ventaja en su camino a la reelección en 2014, mientras la oposición todavía no encuentra el rumbo para enfrentarlos. Son los primeros en anotarse en las listas de la agenda mediática, a diferencia de sus detractores, que aún no saben si irán por su cuenta o de la mano de una alianza a la usanza antigua, que es impensable e infértil a estas alturas de la historia.
En esa indecisión, el gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, acaba de atribuirse, también sin desparpajo, el liderazgo en la oposición. “(…) y, obviamente, soy cabeza de oposición y tengo que hacer gestión política también”, dijo en una entrevista con Animal Político publicada el domingo en La Razón. Es más, el líder del Movimiento Demócrata Social (MDS) también desahució una eventual alianza con Samuel Doria Medina, de Unidad Nacional, al decir que el tipo de frente que propugna éste es “la antítesis de juntarse todos para cuotearse el poder”.
Aunque inminente candidato del Movimiento Sin Miedo (MSM), Juan del Granado tampoco tiene simpatía con esa coalición. El tiempo, que se achica, dirá cómo se configura el mapa electoral. Por el momento, Morales y García Linera sólo esperan la venia del TSE para comenzar a pintar las calles y repartir siquiera banderitas.