Apuesta por la paridad
El estudio muestra un panorama sobre la llamada ‘democracia paritaria’ en el mundo
El martes se presentó el libro La apuesta por la paridad: democratizando el sistema político en América Latina. El estudio muestra un panorama sobre la llamada “democracia paritaria” en el mundo y se ocupa de tres casos en la región: Ecuador, Costa Rica y Bolivia. Se trata sin duda de un importante aporte al debate sobre la igualdad entre hombres y mujeres en la política.
En relación a la situación de la paridad en el mundo, el libro publicado por IDEA Internacional y la Comisión Interamericana de Mujeres da cuenta de los nueve países en los que se adoptó, en la legislación electoral, el principio de paridad para las candidaturas a puestos de representación. Si bien este importante paso es reciente (se inicia en Francia en 2000), ha generado ya sustantivos avances en la elección de parlamentarias mujeres. Pero también hay escollos, aprendizajes, desafíos.
¿Qué significa la paridad? Que en las listas de candidaturas para la elección de representantes al menos la mitad deben ser mujeres. A ello se añade el criterio de alternancia, esto es, que si el primero de la lista es hombre, la siguiente debe ser mujer (o viceversa). Y así sucesivamente en toda la lista. Con ello se garantiza que las mujeres, siempre excluidas, se ubiquen en puestos elegibles; y se alienta a una mayor presencia de mujeres electas en el Senado y en la Cámara de Diputados.
El antecedente de la paridad fue la acción afirmativa mediante cuotas o cupos. En los años 90, diversos países en América Latina —incluyendo Bolivia en 1997— aprobaron leyes de cuotas garantizando al menos el 30% de candidatas mujeres. Estas normas resultaron insuficientes en especial por la resistencia de los partidos políticos y por una cultura política patriarcal que sitúa a los hombres en el espacio público y a las mujeres en el ámbito privado y la vida doméstica.
En Bolivia hay importantes avances en la paridad y alternancia. Este principio, delineado en la nueva Constitución bajo la figura de “equivalencia de condiciones entre hombres y mujeres”, fue incluido de manera parcial y transitoria en la norma para las elecciones generales de 2009. Y se adoptó de manera plena en la Ley del Régimen Electoral, que será aplicada en las elecciones 2014 tanto para las circunscripciones plurinominales como, la mayor innovación y reto, para las uninominales.
Si bien hay resultados concretos (en 2009 se eligieron 29 diputadas y 16 senadoras), el camino es todavía largo y no exento de obstáculos. Uno de ellos es el persistente acoso y violencia política contra las mujeres. Y queda como desafío no sólo la vigilancia para la estricta aplicación de la paridad en las listas por parte de las organizaciones políticas, sino también la aplicación de sanciones en caso de incumplimiento. La apuesta es grande e impostergable: avanzar hacia un reparto equitativo del poder entre mujeres y hombres.