La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció que cada 13 de octubre se conmemore el Día Internacional para la Prevención de los Desastres. Este año, el evento se centra en los aproximadamente 1.000 millones de personas que viven con algún tipo de discapacidad, así como su vulnerabilidad ante los desastres. De allí que el lema para este 2013 sea: “Vivir los desastres con una discapacidad”.    

En Bolivia los efectos de los desastres sobre las condiciones humanas, económicas y sociales siguen siendo significativos, especialmente sobre la producción agrícola y la consiguiente pérdida de ingresos de los diferentes sectores económicos-productivos, sobre todo cuando la situación de vulnerabilidad de la población está asociada a los altos niveles de pobreza y dependencia económica.

Cabe resaltar que muchas de estas amenazas son acrecentadas por la actividad del ser humano (explotación minera y/o petrolera, chaqueos, talas indiscriminadas, mal manejo de recursos naturales, etc.). Por ello, el Estado boliviano ha desarrollado acciones destinadas a reducir el riesgo de desastres y a mejorar las acciones de preparación y respuesta dentro del Plan Nacional de Desarrollo (PND) para Vivir Bien.

Sin embargo, aún existe la necesidad de fortalecer el marco institucional para la reducción del riesgo de desastres, donde el Estado, a través del Viceministerio de Defensa Civil (Videci) y la participación de gobernaciones y municipalidades, ha incluido acciones destinadas a reducir el riesgo de desastres y a mejorar las acciones de preparación y respuesta dentro del PND. Los primeros resultados de ese plan fueron el incremento de la inversión en prevención de desastres, particularmente en los municipios que tienen alta recurrencia de eventos adversos, y la implementación del Sistema de Reducción de Riesgos y Atención de Desastres y/o Emergencias (Sisrade).

A diferencia de otros países donde los gobiernos locales y regionales son ejecutores de los procesos de la gestión de riesgo, en Bolivia el Viceministerio de Defensa Civil tiene una función protagónica, ya que coordina con dichas instancias, propone políticas, planifica y ejecuta acciones de reducción de riesgos, preparación, alerta, respuesta, rehabilitación, reconstrucción y atención de desastres y/o emergencias, en coordinación con las instancias mencionadas, además de las organizaciones públicas, privadas, nacionales e internacionales, promoviendo la participación de las Fuerzas Armadas.

Todo esto ha permitido que Bolivia cuente con una plataforma sólida de reducción de riesgos de desastres a nivel nacional, fortalecido por el trabajo conjunto entre el Estado, el Consorcio de Agencias Humanitarias en Bolivia, Naciones Unidas y los Centros Operativos de Emergencias Departamentales, entre otros. Plataforma que tiene el objetivo final de brindar condiciones de seguridad frente a los desastres a todos los bolivianos y bolivianas.