Hasta 2011, el dinero que era retenido por un cajero automático y que no era reclamado por el cliente afectado pasaba a una cuenta denominada Fallas de caja, y después de un tiempo era transferido a un fondo en beneficio de las entidades financieras. Estas transacciones, bien miradas, eran una suerte de robo que sufría el usuario de la tarjeta de débito o crédito, quien ni siquiera era el responsable de la falla del cajero o del sistema.
A raíz de una denuncia presentada por un incidente de esta naturaleza, la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (Asfi) emitió una resolución que obliga a las entidades financieras a reponer automáticamente hasta fin de año el dinero retenido en 2012 y 2013, sin esperar que se presente algún reclamo.
Llama la atención que esta medida, coherente y necesaria, no se haya aplicada desde un principio, y que haya tenido que mediar la denuncia de un cliente para que entre en vigencia. Lo que pone en evidencia no sólo la importancia de una institución que regule a las entidades del sistema financiero, sino también que los usuarios estén bien informados sobre sus derechos y sepan dónde acudir para hacerlos respetar. Cabe esperar que el dinero retenido en años pasados sea también devuelto, como corresponde, y no sólo el de las últimas gestiones.