Contaminación urbana
En China, la contaminación urbana es una bomba de tiempo con la mecha encendida
En Beijing la población se ha acostumbrado a vivir permanentemente inmersa dentro de una atmósfera extremadamente contaminada; la mayor parte de los días es difícil distinguir las cosas a sólo 100 metros de distancia. A Shanghái, mucho más industrial y comercial, la protege en parte su localización expuesta a la brisa marina, con lo cual no se salva tampoco de estar exportando contaminantes muy tóxicos al resto del mundo.
El sino destructivo del mundo desarrollado, y ahora también en medio de la explotación de la pobreza como ventaja competitiva, es paradójicamente mucho más aterrador que el de los ricos en nuestros países-bosque (habla el alemán). Hasta ahora, el Gobierno chino ha evitado hasta donde es posible reconocer que esta situación es una bomba de tiempo con la mecha encendida. China, como lugar de trabajo ordenado, eficiente y extremadamente barato, se ha convertido en la mayor fuente de ingreso localizado del mundo, a un costo inimaginable, más allá del daño que recibe su población privilegiada en el ingreso, así sea bajo. En unos años, es muy posible que este fenómeno, cuando estalle en una protesta generalizada por la vida, pueda llegar a ser la causa de la desestabilización política de la nación.
El jueves, la primera página de Le Monde en Francia le daba la razón global a esta premonición. El Centro Internacional de Investigación del Cáncer, organismo especializado de la Organización Mundial de la Salud de las Naciones Unidas (IARC en inglés), publica los resultados de estudios masivos sobre la contaminación del aire, realizados sobre centenares de miles de personas. Son simplemente aterradores. “Hay pruebas suficientes que demuestran que la polución del aire exterior urbano produce cáncer del pulmón”.
Más aún, un estudio masivo anterior demostró la correlación con el asma, las enfermedades pulmonares y cardíacas obstructivas, crónicas y agudas. La situación ha sido calificada como un problema ambiental mayor por parte de la OMS. En el mundo en desarrollo se estima la muerte por ese cáncer en 220.000 personas únicamente en 2010.
Cabe preguntarnos: ¿cuál puede ser la razón por la que una de cada ocho mujeres desarrolle cáncer del seno en los EEUU, sin que todavía sepamos una causa real diferente a una debilidad genética? Todos debemos tenerla, sólo que ellas la expresan. ¿Y el incremento explosivo del autismo infantil en esas sociedades? Se dice que es porque hay mejores herramientas para identificarlo.
Los países ricos ya están evaluando en decenas de miles de millones de dólares el costo de eliminar en sus ambientes citadinos el riesgo de la contaminación de los automotores, las plantas de energía y las industrias. Valores simplemente inimaginables en nuestras naciones pobres, incluyendo a los campeones de la industrialización: China e India, entre otros exitosos menos masivos.