Voces sin eco
El fracaso de los comités cívicos demuestra que estas organizaciones han perdido importancia
El fracaso de los comités cívicos en las diferentes movilizaciones asumidas por la reivindicación de escaños, recursos y otros tópicos, demuestra que estas organizaciones han perdido importancia. Una de las explicaciones a este fenómeno hay que buscarla en el rol que cumplieron en el denominado “octubre negro”, cuando el país entero se jugó por recuperar los hidrocarburos.
En 2002 cuando desde los movimientos sociales se exigió recuperar los hidrocarburos, algunos comités cívicos salieron a defender la presencia de las empresas petroleras extranjeras; paradójicamente, los comités cívicos de los departamentos productores de gas fueron los más activos en la defensa de los contratos de capitalización. Mientras el Ejército ametrallaba civiles en las calles de El Alto, los entes cívicos llamaban a “defender la democracia”, que era un eufemismo para apoyar a un gobierno que a sangre y bala pretendía mantenerse en el poder.
La lucha por recuperar los hidrocarburos logró su primer resultado con la aprobación de la Ley de Hidrocarburos 3058 de 2005, que invertía los términos de la participación en la renta petrolera a favor del país, expresado en el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), coparticipable con regiones, municipios y universidades públicas. Era tal el temor a la represalia extranjera, que el presidente de entonces, Carlos Mesa, se abstuvo de promulgar la ley, haciéndolo el presidente del Senado.
La recuperación de los hidrocarburos se completó el 1 de mayo de 2006 con la nacionalización, que cambió el paquete accionario de las empresas petroleras e incrementó el impuesto sobre la producción en los megacampos. Las cifras con las que se benefició el país subieron de $us 300 millones en 2005 a 5.000 millones proyectados para 2013. Los recursos obtenidos se distribuyen entre el TGN, universidades, municipios y departamentos, sextuplicando la inversión pública y generando el periodo de bienestar económico más importante en nuestra historia.
Ahora, después de la lucha de la que estuvieron ausentes, los comités cívicos salen a exigir un pacto fiscal, mayor participación en el IDH y otras reivindicaciones, batiendo tambores regionalistas en una actitud combativa que no asumieron contra los intereses extranjeros. La indiferencia o el escepticismo han sido la respuesta a estas convocatorias. El pueblo ya no les da mayor crédito a los que en su momento no fueron los voceros de los intereses populares. La inconsecuencia, el error de cálculo o la adscripción dogmática al neoliberalismo trajeron consecuencias. El mejor ejemplo es el de los comités cívicos, que intentando sobrevivir deambulan, pretendiendo liderar a una sociedad que ya no cree en ellos.