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El índice de Capital Humano

Recientemente, World Economic Forum publicó una clasificación de 122 países según un indicador de Capital Humano referido a los trabajadores y a las perspectivas de las futuras generaciones. En el cálculo de este índice intervienen indicadores de educación, de salud, características de la fuerza laboral y el contexto material (infraestructura) y legal en el que los trabajadores se desenvuelven.

Entre los 122 países analizados, Bolivia ocupa el puesto 99; considerando sólo la educación está en el lugar 86 y en salud en el puesto 113. Estos datos no sorprenden, pues todos sabemos que Bolivia ha acumulado a lo largo de su historia un gran rezago en materia de desarrollo humano, pero de todas maneras llama la atención que estemos tan mal ubicados en el mundo. Pero más allá de lamentar el proceso histórico que dio muy poca importancia a las personas y a su desarrollo, conviene reflexionar sobre si el futuro será mejor que el presente y sobre lo que es necesario hacer para que efectivamente sea así.

Se necesita políticas de Estado para mejorar la educación y la salud. Con relación a la educación, cabe recordar que Bolivia hace un gran esfuerzo económico al dedicarle el 7,6% del PIB, uno de los porcentajes más altos del mundo y que frecuentemente adopta nuevas reformas. Pero, posiblemente falta algo, pues los resultados son cada vez más decepcionantes. En un último artículo hice notar, por ejemplo, lo mal calificadas que se encuentran internacionalmente nuestras universidades privadas. Entre lo que falta está: a) El posicionamiento de la educación entre las preocupaciones prioritarias de la sociedad. b) la inclusión de mecanismos de mercado que premien a los mejores trabajadores y a su esfuerzo educativo. c) La difusión de estrategias de estudio para optimizar tiempos y resultados. d) El mejoramiento de la autoestima de los estudiantes para evitar el temor de no poder aprender temas de mediana complejidad. e) La difusión de la importancia de la imagen de futuro de los propios estudiantes. Posiblemente, faltan muchas otras cosas que los especialistas en educación deberían hacernos conocer, pero, cabe lamentar que muchas de las reformas educativas se parecen más a proclamas revolucionarias que a propuestas técnicas.

En materia de salud, el tema es más complicado, pues, por una parte, hace muchas décadas que Bolivia no da importancia alguna a este sector y, por otra parte, la gente y sobre todo los políticos conciben la salud como los servicios de atención médica y no como el desarrollo físico y mental pleno del ser humano. Por ejemplo, sólo en contadas ocasiones ha habido políticas orientadas a mejorar el estado nutricional de los niños o a introducir prácticas de estimulación temprana. Nunca ha habido políticas orientadas a ayudar a las familias a tener hábitos orientados a disfrutar de una vida sana. El esfuerzo económico de Bolivia para este sector es ínfimo, su presupuesto es en gran parte financiado por la cooperación internacional. Como en el caso de la educación, se requiere reposicionar la salud entre las preocupaciones prioritarias de la población, pero ante nada, se necesita reconceptualizar lo que la salud significa.

El poco interés que la sociedad otorga al capital humano es frecuente en países donde la riqueza se genera en el subsuelo y no en el trabajo, pero ésta se acaba,  mientras que el capital humano, si es bien tratado, se reproduce y puede asegurar el bienestar de las generaciones futuras.