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Criptoperiodismo

La semana anterior finalizó un curso acerca de derechos digitales dirigido a periodistas y a ciudadanos. Uno de los contenidos con nombre más sexy fue criptoperiodismo. Término prácticamente desconocido en Bolivia, aunque ya se comienza a percibir la necesidad de conocerlo y practicarlo.

Y es que internet no es un lugar seguro, pero tampoco es un lugar más inseguro que la vida analógica. Hay que aprender a tomar recaudos para navegar de una manera segura, así como nos cuidamos de ciertas situaciones en la vida off line. Por ejemplo, si ninguno de nosotros nos atreveríamos a ir por la noche muy tarde por una calle oscura donde percibimos un perfil de alguien con un enorme cuchillo en la mano; entonces, tampoco deberíamos navegar por cualquier lugar publicando nuestra información privada. No está bien para los ciudadanos y está peor para profesionales que trabajan con información sensible como es el caso de los periodistas.

Por eso, es aconsejable que los periodistas aprendan acerca de técnicas de encriptación, de navegación anónima, de creación de proxys y de contraseñas seguras. Nada muy técnico, todo relativamente fácil y posible. Una vía para comenzar a entender y practicar el criptoperiodismo es el Manual ilustrado de cryptoperiodismo escrito por Nelson Fernández y Pablo Mancini hace ya varios años. Si quieren acceder a él, ingresen a www.cryptoperiodismo.org

Esta preocupación por temas de seguridad y privacidad en internet se ha puesto en agenda global tanto que ha provocado reacciones en política pública. Tal es el caso de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien anunció que el servicio postal nacional lanzará su propio sistema de correo electrónico encriptado y gratuito para asegurar que la información de los brasileños se gestione con aplicaciones confiables y se almacene en servidores locales de forma segura. Esto no sólo beneficia al trabajo de los periodistas, sino a todos los internautas y a las comunicaciones gubernamentales, ante todo.

Para finalizar, dos temas más. Por un lado, la reacción paranoica de sentirse vigilado permanentemente tampoco es aconsejable, sólo nos lleva a entender que no podemos automarginarnos del intercambio de información que sucede a través de internet y a sentirnos mal por ello; mejor opción es informarse y aprender algunas prácticas de navegación segura. Por otro lado, hay que decirlo también, si alguien quiere realmente acceder a un contenido en internet, aunque esté encriptado, lo puede hacer. Toma mucho tiempo y conocimiento técnico, pero se puede. Así que lo mejor es que si no queremos que alguna información corra el riesgo de ser filtrada porque es altamente sensible, es mejor comunicarla por otra vía que no sea digital.