En los pasados días la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (Asfi) elevó los requisitos que deben reunir los prestatarios para acceder a créditos de consumo. Estos créditos se suelen destinar a la compra de movilidades, electrodomésticos, pasajes y otros activos o gastos que realizan las familias. Se incluyen dentro de los créditos de consumo a las tarjetas de crédito.
Entre los nuevos requisitos establecidos por la Asfi están que la garantía otorgada por el prestatario debe tener una relación de 1,5 a 1 con el monto del crédito solicitado, la presentación de dos garantes en lugar de uno y que el monto de la cuota a pagar por el crédito solicitado no debe superar el 15% del ingreso del solicitante, inferior al 25% requerido anteriormente.
Una relación de garantía de 1,5 veces superior al monto del crédito solicitado significa que un prestatario que pretende adquirir un bien por Bs 100.000 y entregar ese bien en garantía deberá poner de su propio bolsillo Bs 35.000 y prestarse Bs 65.000, cuando anteriormente ponía Bs 20.000 y se prestaba Bs 80.000. Asimismo, una persona con un ingreso mensual de Bs 10.000 podía destinar Bs 2.500 al pago de la cuota del crédito contraído y ahora sólo podrá destinar Bs 1.500, vale decir que el monto que se puede prestar ahora es menor al que se podía prestar antes de que la Asfi endureciera los requisitos.
Este tipo de medidas pueden perseguir dos objetivos esencialmente. El primero es evitar que los prestatarios se endeuden excesivamente y no puedan pagar después los créditos contraídos, que no parece ser el caso, ya que los créditos de consumo, si bien han venido creciendo, aún no registran niveles que preocupen. El segundo es contribuir a controlar la inflación, ya que al reducir la cantidad de recursos que se destinan al consumo se afecta la demanda de ciertos bienes y servicios y se evita así que sus precios continúen subiendo. Este parecería ser el principal objetivo de la medida implementada por la Asfi si se toma en cuenta que la inflación acumulada hasta octubre alcanzó el 6,43%, cuando el Gobierno estimaba una inflación del 4,8% para toda la gestión 2013.