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¿Redattore immacolato?

El redactor está obligado a dominar las herramientas del lenguaje para crear un texto periodístico.

/ 17 de noviembre de 2013 / 04:00

La lista CIE-10 es la “Clasificación estadística internacional de enfermedades y otros problemas de salud”. Busca ordenar y asignar códigos a las afecciones y sus síntomas. Pero me llama la atención no encontrar en el documento el sinfín de males que aquejan a los responsables de escribir las noticias en los periódicos que usted lee todos los días.

El redactor, así como el obrero que emplea instrumentos para producir objetos, no tiene otra que dominar y utilizar las herramientas del lenguaje para crear un texto. Pero, conscientes o no de esta premisa, algunos redactores y editores “letrados”, y que absurdamente tienen siempre la razón, padecen de una ilusión óptica: suponen erróneamente que, como hablan el castellano, no necesitan de ningún instrumento cuando plasman sus ideas mediante la escritura.

Este mal, que al parecer es contagioso, se manifiesta en ellos con diferentes sintomatologías. Hay algunos con cuadros de terminologitis crónica, que es la misteriosa desaparición de palabras al momento de escribir porque desconocen el significado, la ortografía o son propios de la lengua oral; la cura es recordar que escribir es una cuestión de palabras.

El segundo es el de las preciosas ridículas o cultas latiniparlas, que es el delirio de pensar que si el lector no entiende mi rebuscado uso de términos y cifras, es que soy demasiado inteligente. El remedio: la naturalidad.

Otros frecuentes son el gastaditis y terminus precisus. Al primero, que es la utilización de frases y palabras desgastadas por su uso continuo, se lo combate con la innovación constante; el segundo se repara con utilizar términos precisos no porque suenen bien o estén de moda, sino por su significado.

Y el último, tal vez el más difícil de tratar, es el importitis crónico, que es cuando el redactor y/o editor escribe y edita como le place, a la hora que él quiere y bajo los términos de “su” Academia de la Lengua, en la que hay reglas, pero a su estilo. Frente a este mal —soy sincero— no auguro una pronta cura.

Pero todos nos evitaríamos problemas si entendiéramos que la lengua hablada se diferencia de la escrita, cortesía del Círculo de Praga. El gesto, la entonación y el sobreentendido, presentes en la lengua oral, no están en la lengua escrita; por lo que el redactor, además de conocerlos, debe esforzarse por sustituirlos.

Para subsanar este asunto, según Roman Jakobson, la selección y combinación son una alternativa. Primero, seleccionar un vocabulario del caudal de palabras y, segundo, ordenar los elementos de la oración. Pero mientras algunos hacen oídos sordos a esta propuesta, yo prefiero —al igual que Disraeli— no pasar “a la posteridad hablando (y escribiendo) con incorrección gramatical”.

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El porqué de las canchas

/ 24 de marzo de 2019 / 02:15

Canchas!… ¿Por qué un presidente de Estado tomaría la decisión de construirlas? Por una política de Estado en favor de la salud y educación; o tal vez, como algunos opinan, por ineficiencia en el uso de los recursos públicos o un simple despilfarro de dinero.  La opinión pública habla sobre el tema y hasta varios editoriales han sido escritos al respecto, afirmando que el Mandatario se preocupa más por construir canchas antes que hospitales. Pero ¿cuán profunda, objetiva y conocedora de la verdadera idiosincrasia de nuestros pueblos son estas opiniones?

Como un ejemplo del “responsable manejo de la información”, los medios y las críticas no tardaron en hacer escarnio cuando el Jefe del Estado inauguró un coliseo en Bermejo que costó Bs 3,3 millones. Afirmaron que “Evo entrega coliseo en crisis de agua”, haciendo referencia a los más de 40° que soporta la región y a los constantes cortes de agua.

Incluso en 2006 una periodista se animó a preguntarle a Morales el porqué se inaugura un polideportivo en un pueblo que carece de agua potable, alcantarillado y sus calles no están pavimentadas. A lo que el Presidente respondió que entregar un campo deportivo es como entregar un hospital, ya que el deporte es salud. Además, aseguró que nunca ha impuesto programas, ya que el pueblo decide qué es prioritario en su comunidad.

¿Pero por qué una comunidad priorizaría campos deportivos antes que hospitales y otros proyectos? Sencillamente porque para ellos es vital… En esas infraestructuras se toman las más importantes decisiones de sus comunidades. Esas canchas son el alma mater del desarrollo de su municipio.

Cada centro deportivo no solo es utilizado para organizar campeonatos de fútbol o conciertos, como ocurre en las urbes. En aquellos espacios se debate y decide el futuro de sus pueblos en numerosos cabildos. Es ahí donde la comunidad comparte y estrecha vínculos. Es el lugar donde los jóvenes reciben su diploma de bachiller. Y, por supuesto, también los utilizan para practicar deportes. Esa es la idiosincrasia que aún no comprendemos, o tal vez no queremos comprender y respetar.

¿Pero por qué se construyen en poblaciones dónde no hay alcantarillado ni sistemas de agua potable? El Gobierno no es el único responsable, ¿dónde están sus autoridades municipales y entidades que no cooperan? Qué lejos estamos de conocernos entre bolivianos y qué alejados de la realidad están algunos medios y líderes de opinión, sin una crítica que construya y sin el conocimiento veraz de los hechos y actores a los que involucran en sus notas y opiniones.

* trabaja en La Razón

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