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Reserva Barba Azul

La Fundación Armonía, con el apoyo de instituciones internacionales de conservación, ha adquirido un predio en el corazón del Beni, con el fin de convertirlo en una suerte de santuario para la paraba Barba Azul, ave que habita únicamente en las llanuras moxeñas benianas y que se encuentra en serio peligro de extinción debido a las nocivas actividades del hombre moderno.

La última edición de Escape, publicada el domingo, difunde fotografías de ese encantador lugar, que se perfila como una de las pocas posibilidades que le quedan a esta hermosa ave y a otros animales para sobrevivir.

En efecto, según comentan los biólogos de la Fundación Armonía, dos son las principales amenazas que se ciernen sobre la paraba azul. Por un lado, el afán de algunas familias por ostentar en sus hogares la exuberancia de estos pájaros, pese a que su hábitat no está entre paredes sino al aire libre, que es donde su belleza realmente puede ser apreciada. Lamentablemente, la docilidad de estas aves no sólo contribuye a que algunas personas las confundan erróneamente como mascotas, sino que además facilita su captura.

Por otra parte, las mal llamadas manifestaciones culturales son también responsables de que su población se haya visto diezmada en los últimos años. Por ejemplo, en la danza de los macheteros cada uno de los integrantes emplea 32 plumas azules para su vestimenta. Y no se trata de plumas ordinarias, sino las más largas, que están, dos, en las colas de estas aves. Es decir que para ataviar a un solo bailarín hace falta cazar 16 parabas azules. Si se toma en cuenta que las comparsas están compuestas por 20 miembros en promedio, la cuenta ambiental que estos bailarines le cuestan   al país es, pues, exorbitante.

Y si a todo esto se le suman los riegos que devienen de la deforestación para ampliar la frontera agrícola y habilitar tierras de pastoreo, los incendios, el uso de agroquímicos y el cambio climático, se tiene un panorama bastante claro de por qué se estima que la población de estas aves suma apenas los 300 ejemplares, que habitan precisamente en la Reserva Barba Azul. Precaria situación en la que se encuentran al menos otras 78 especies de pájaros en el país, según un diagnóstico publicado el año pasado por la misma fundación.

Por ello, es de esperar que iniciativas como la Reserva Barba Azul se reproduzcan y a la vez se adopten medidas para atenuar las muchas amenazas que se ciernen sobre las aves en el país. De lo contrario, los biólogos estiman que cerca de 400 especies podrían desaparecer en los próximos diez años. Y con ellas se perdería no sólo una belleza de incalculable valor, sino también los servicios ecológicos que prestan, como el control de plagas o la distribución de semillas, lo que provocaría desequilibrios naturales con impactos impredecibles.