En enero de 2010, un deslizamiento arrasó con 72 viviendas de Huanu Huanuni, un barrio paceño del Macrodistrito Sur, dejando 118 familias sin hogar. Desde entonces, muchos de los afectados se han visto obligados a vivir en campamentos municipales, a arrendar pequeñas piezas o bien a trabajar como cuidadores de propiedades ajenas. Ante esta precaria situación, 44 de estas familias (las propietarias de los predios afectados) han decidido regresar a su antiguo barrio para edificar nuevamente sus hogares.
Es comprensible que la necesidad los haya llevado a tomar esta decisión extrema. Empero, lejos de solucionar sus problemas, puede agravarlos, ya que las causas que ocasionaron el deslizamiento de 2010 siguen vigentes. En efecto, la deforestación, la construcción de viviendas, caminos y descargas de aguas servidas han perturbado los mecanismos que encauzan y amortiguan naturalmente el curso de las aguas en ese lugar, de tal manera que la lluvia, cuando cae, corre desmedida arrasando con lo que encuentra a su paso.
Por tanto, al construir en esos terrenos van a poner en riesgo no sólo su capital, sino también su vida y la de sus seres queridos. Ojalá prime en ellos la prudencia y busquen otras alternativas mientras esperan que el Gobierno y la Alcaldía cumplan su promesa de dotarles de una casa.