Matahari obsoleta
El que todos sepan qué piensan sus amigos y enemigos sólo contribuye a consolidar la paz mundial
Vivimos estos últimos meses el escándalo generado por las revelaciones del técnico en informática Snowden quien, aparentemente forzado ante un imperativo moral, resolvió revelar que desde una agencia privada contratada por la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU (NSA) había estado envuelto en un espionaje masivo, que se ejerce casi automáticamente sobre cualquier persona u organización que cumpla con una serie de criterios de seguridad, tales como: importancia política, ideas expresadas en cualquier medio, participación en actos o eventos relacionados con la subversión, drogas o terrorismo o posibles amenazas a los ciudadanos norteamericanos, para tomar solamente algunos de los temas.
Esto no ocurre únicamente con las comunicaciones que cruzan los nodos estadounidenses de la información, sino que existen lugares-escucha autorizados en multitud de sitios del mundo. No hay comunicación segura, diferente a la que se hace al oído del interlocutor en un parque muy aislado de los sistemas de concentración y amplificación de sonido. Hasta aquí, todos nos sentimos amenazados, sin embargo…
La persona de a pie no tiene que preocuparse por sus mensajitos con su amante, a nadie le interesan, por ahora. El tema en general de espionaje tampoco interesa a los norteamericanos, no es noticia allá. Todos los gobernantes saben que sus comunicaciones y conversaciones son espiadas; antes con espías-amantes, luego con micrófonos ocultos, hoy con mil tecnologías interactivas. El Director de la NSA afirmó ante el Congreso que la primera responsabilidad de una agencia de seguridad es averiguar las intenciones de los gobiernos con respecto a los intereses de su país, y siempre ha sido; ya que el espionaje es la segunda profesión más antigua del mundo después de la prostitución.
Todos los gobiernos amigos de EEUU colaboran estrechamente con la NSA, ya que la información que les dan, y la que intercambian, les es vital. En Alemania no sólo es vital, sino legal; desde 1955 en tiempos de Adenauer y luego en 1968, se autorizó al Gobierno de EEUU para controlar las comunicaciones telefónicas y aun las postales en violación a la Constitución. En el fondo, todo este escándalo, la cancelación de la visita de Dilma Rousseff, la investigación que se abrió el 18 de noviembre en el Congreso alemán, la protesta de Merkel, es una tormenta en un vaso de agua conocido para desviar la atención nacional de problemas como las negociaciones de los conservadores CDU con los socialistas SPD en Alemania o para justificar la falta de apoyo al fracasado ataque a Siria. En términos prácticos, el que todos sepan qué piensan sus amigos y enemigos sólo contribuye a consolidar la paz mundial. Sólo Colombia fue sorprendida por la segunda demanda de Nicaragua, así de atrasados somos.