Icono del sitio La Razón

Niñas ingenieras

Gran parte de la literatura de desarrollo humano y social concluye que una buena parte de la solución de los enormes problemas de pobreza es que los propios beneficiarios sean quienes asuman su propio proceso de desarrollo, lo que en inglés se llama ownership, concepto que al traducirse al castellano como “apropiación” pierde la parte más importante de su acepción que implica definir quién es dueño del proceso de desarrollo, a quién le pertenece. Es una llamada a pasar de un rol pasivo a otro activo en el proceso de desarrollo, lo que parece ser una máxima no sólo para salir de la pobreza, sino para enfrentar de manera satisfactoria cualquier reto en la vida; lo que llaman los gringos “sentarse en el asiento del conductor”, tomar las decisiones y asumir las responsabilidades.

Ese rol activo es también necesario cuando se habla de tecnología. Podemos ser consumidores pasivos, y entonces nos dedicamos a conocer las características de los últimos equipos, smartphones, netbooks, bluetooth, sistemas operativos, etc. Aunque uno se siente muy activo porque busca información en blogs y foros, todo está dirigido a comprar la tecnología que otros crean, no a crear tecnología; es decir, a tener un rol activo en la generación tecnológica. Esto se puede cambiar desde la escuela, ya se ha estado diciendo con insistencia que en unos años, quien no sepa desarrollar programas de software será el nuevo analfabeto. Esto demanda un cambio de consumir tecnología a crear tecnología.

Quiero llamar la atención acerca de un punto más en este tema. El mundo del desarrollo del software es predominantemente masculino, y si se piensa que una de las principales actividades de la escuela será la creación de software, también se debe considerar la necesidad de generar actividades para motivar a que las niñas ingresen a ese mundo masculino para no sufrir una nueva discriminación. Un proyecto en ese sentido que me tiene fascinada hace tiempo es GirlsWhoCode, búsquenlo en Google. Y otro proyecto que vi anunciado en YouTube (por cierto, un video que se viralizó con más de 7 millones de vistas en menos de una semana) es un set de juegos de ingeniería para niñas, un proyecto desarrollado por la ingeniera Debie Sterling en su empresa Goldie Box.

En Bolivia no conozco una escuela o colegio que enseñe a desarrollar software, menos una que sea sensible a la discriminación de género en este aspecto. No conozco, por tanto, institución educativa de primaria o secundaria que esté enseñando a tener una actitud activa en el desarrollo de tecnología, pero de conocerla, le haría promoción gratuita, les aseguro. Sería la mejor escuela para que una niña o un niño se formen.

Es ciberactivista y burócrata.
blog: www.internetalaboliviana.wordpress.com