Chile: en busca del otro modelo
En esta búsqueda del cambio que atraviesa Chile no se echa ni una mirada a Latinoamérica
La coyuntura política por la que atraviesa Chile, donde se definirá en la segunda vuelta la opción por un cambio expresado en la Nueva Mayoría de Michelle Bachelet, está siendo acompañada más que por un debate electoral por una producción bibliográfica relativa al “derrumbe del modelo”, al agotamiento del modelo de desarrollo chileno hasta las propuestas sobre “el otro modelo”. Sin embargo, en esta búsqueda del cambio no se echa ni una mirada a Latinoamérica, menos a las experiencias de Venezuela y Ecuador, ni mucho menos a la Argentina, que los chilenos la ven como una experiencia que nunca entendieron y siguen sin entenderla. Eso sí, ven con simpatía al Brasil de Lula y Rousseff y al Uruguay de Pepe Mujica.
Existe una preocupación por transitar del orden neoliberal, de la privatización de lo público, hacia un régimen de lo público, como una respuesta a la exaltación de lo privado y del mercado. No obstante esta búsqueda y mirada es desde adentro, con base en sus instituciones, pero enfatizando los aspectos constitucionales, políticos y económicos.
Esta búsqueda parece centrarse más en lo que consideran su referencia más próxima, en los países adelantados agrupados en la OECD y enfatizan sobre todo en los aspectos relacionados con la desigualdad y la concentración en la distribución del ingreso y en lograr un país más justo, objetivo, frase que incluso es un eslogan de la derecha política en la segunda vuelta.
Dado el carácter de los medios de comunicación y del pensamiento dominante, las noticias de la región latinoamericana que circulan son como siempre las “malas noticias”, tanto los aspectos políticos como económicos, con excepción del fútbol. En el caso de la experiencia económica boliviana pude observar en las dos presentaciones que realicé, tanto en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano como en la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, del libro Bolivia: el modelo de Economía Plural, la tendencia de asimilar su manejo económico con el del “populismo” en Venezuela, Ecuador y Argentina, como algo salido de los textos y de las convenciones sobre la política económica. La excepción son indudablemente los intelectuales académicos de la vieja época, quienes tienen una visión más amplia y valorizan la región y examinan más de cerca las nuevas experiencias de sus países vecinos y, en especial, el caso boliviano.
Y pude notar, después de presentar el modelo de economía plural, el interés en saber que hay un manejo macroeconómico serio junto con cambios cualitativos y fundamentales en la economía; que se puede lograr una mejor distribución del excedente económico junto con el crecimiento del producto y el equilibrio tanto interno y como externo; que el plantearse una distribución más equitativa del ingreso y la riqueza no implica el desorden fiscal ni monetario y que, al contrario, la estabilidad macroeconómica contribuye a que sean irreversibles los cambios cualitativos y fundamentales; que el modelo económico boliviano es diferente y propio de nuestra realidad.
Los temas que están en debate en Chile paradójicamente son los que se plantearon en Bolivia hace diez años, en octubre de 2003; como ir hacia una nueva Constitución, el problema de los pueblos indígenas y la reforma tributaria especialmente en el área de la minería. El remezón del modelo vino por el lado de los estudiantes y la discusión de la educación pública y que ahora se está extendiendo al tema de la salud. La insatisfacción por el sistema de pensiones ha hecho que se proponga la opción de una AFP pública, que en Bolivia ya se aprobó mediante ley. Parece que —sin querer queriendo— en Chile nos han estado mirando de reojo.