Fábricas de wawas
El Estado no puede normar en nuestros cuerpos, no somos fábricas de wawas, somos mujeres
La derecha boliviana es cínica, moralista y egoísta; pues es neoliberal en la economía y fascista-dictatorial en las políticas hacia las mujeres. En lo que se refiere a sus intereses pretenden que haya toda la libertad posible, que puedan hacer y deshacer con el trabajo de los demás, con el trabajo ajeno, fruto de los cuerpos de trabajadoras y trabajadores. No quieren ninguna regularización, ninguna regla, quieren libertad de sus cuerpos para explotar otros cuerpos, y si por si acaso incurren en pérdidas, nunca pagan, será el Estado (es decir nuestros impuestos) el que pague sus huecos financieros. Entonces, para este cinismo, la libertad es un privilegio de clase. Para ellas y ellos, moralistas y neoliberales, ese es el Estado Nación del que se aprovecharon los burgueses para someter los cuerpos de mujeres a la maternidad obligatoria. Hoy el Estado Plurinacional quiere superar estas concepciones coloniales, burguesas y racistas, el Estado es laico y garantiza la libertad de todos y todas, y las mujeres haremos cumplir nuestros derechos, como el derecho a decidir.
Es clara la contradicción de estas moralistas y fascistas cuando se trata de las mujeres; debemos tomar en cuenta esto a la hora de elegir representantes políticos. Cuando se trata de los cuerpos de las mujeres, abren su boca para condenarnos y no dicen nada de pagar la jornada no pagada de las mujeres en el trabajo doméstico y que genera plusvalía, es decir, ganancia que se acumula para el capitalista. Pero qué machos y machas son, qué boquita que tienen para hablar de nuestros úteros y del deber de parir wawas para la explotación, ¡sí!, como suena, para la explotación; pues si no cambiamos el sistema, que ya sabemos que tarda y no es rapidito, nuestras wawas serán explotadas en su trabajo y las niñas harán trabajo de doble y triple jornada. Por eso debemos pensar bien cuándo parir una wawita, y sino, está el derecho de abortar.
El Estado no puede normar en nuestros cuerpos, no somos fábricas de wawas, somos mujeres, y nuestro cuerpo es nuestro. Crear una wawita será el ejercicio de nuestro amor y libertad. Pariremos wawitas para la vida y las criaremos garantizando amor, pan, tortitas, mangos y mandarinas, poesía y una comunidad que las cuide, protegidas de la violencia y la guerra. Como debió haber nacido esa wawita llamada Jesús y no con frío, hambre, persecución y tanto miedo de su mamá, la María.
Las mujeres queremos que el Estado, sus leyes, los partidos políticos y las elecciones estén lejos de nuestros cuerpos. No somos un botín de guerra, señores de la derecha, tampoco somos moneda de intercambio de favores con los fascistas de las Iglesias. Eso se lo decimos a ciertos sectores del Gobierno que en una mentalidad colonizada se someten a las presiones de predicadores, curas, papas, chuños y moralistas. Celebramos la lucidez de otros sectores gubernamentales que claramente saben que no pueden ni deben normar sobre nuestros úteros y que tendremos wawitas cuando así lo queramos.