Voces

Friday 1 Dec 2023 | Actualizado a 20:09 PM

Del Che a Mandela

La desaparición de Madiba es llorada  por un mundo que reclama la integridad frente a la impostura

/ 21 de diciembre de 2013 / 04:03

La de Mandela fue la crónica de una muerte anunciada hace casi un año. Suficiente tiempo para que la prensa mundial prepare sendos obituarios, iconografías, biografías y hasta separatas dedicadas merecidamente a Madiba. Sin embargo, provoca tedio leer en las columnas de opinión de aquí y de allá los mismos lugares comunes, elogiando el coraje del difunto y repitiendo ad nauseam los valores que ese excepcional varón dejó como legado a las generaciones presentes y venideras.

Cuando el argentino Jorge Bergoglio capturó el poder vaticano, igual algazara cubrió las primeras páginas de la prensa escrita y de los noticieros televisivos, porque tenía características diferentes a su predecesor. El encanto de su sencillez fue apreciado con igual gula por carismáticos y circuncisos. Es que vivimos una época en que la Humanidad entera busca paradigmas que no encuentra en sus dirigentes, aunque éstos sean elegidos por grande mayoría. Esta tendencia es especialmente seguida por los jóvenes que intuyen, angustiados, que les espera un negro porvenir tanto en las sociedades altamente industrializadas como en los países pobres del Sur. A los primeros los aflige el desempleo, la falta de vivienda y la comida cara; y a los segundos, decepcionados por su triste condición, sin techo, sin pan y sin trabajo, solo les queda la alternativa de la emigración hacia el Norte, donde ingenuamente esperan el sueño americano unos y el estado de bienestar europeo, los otros. En ese empeño arriesgan sus vidas por atravesar el Río Bravo ellos, o por ganar las costas mediterráneas, aquéllos.

En la década de los sesenta surgió la figura de Ernesto Che Guevara que se inmoló en el oriente boliviano, a sus 39 años, buscando infructuosamente la formación del “hombre nuevo”. En su aventura optó por la lucha armada y pereció espectacularmente, dejando un destello de esperanza, que fue recogido en todos los confines del planeta, incluso comercializando su efigie como sinónimo de rebeldía, de inconformismo o simplemente de señuelo para asustar a las abuelas. Escarapelas, camisolas y bonetes de toda forma y color, estampillados con su rostro desafiante, precedían los aullidos de combate en manifestaciones de protesta, en discotecas psicodélicas y hasta en lenocinios baratos.

El modelo de la lucha armada pasó raudamente y el terrorismo que tomó su lugar ya no es senda alucinante. Entonces, la búsqueda de héroes y paradigmas continuó hasta encontrar en Nelson Mandela un ejemplo inmaculado al servicio de la libertad y de la igualdad entre los hombres y mujeres de diversa apariencia étnica y distinta información cultural. Un Madiba que renunció al poder, cuando en África, en Medio Oriente y en América Latina los presidentes, con las uñas crecidas, se aferran —generalmente— al mando por largos años, sostenidos por argollas corruptas, dineros negros, fuerzas de represión temibles y aparatos de justicia venales. Esa falta de alternabilidad democrática es el origen de los conflictos que actualmente enfrenta la comunidad internacional: Egipto, Túnez, Libia, Siria, Afganistán, Malí, Centroafricana están cubiertos de sangre. Otros países con longevas dictaduras tienden a correr la misma suerte. Ante este panorama, la figura de Mandela crece cada vez más como aquella de Gandhi, donde la no violencia triunfó sobre la represión.

Por todo ello, la desaparición del Madiba es llorada universalmente,  por un mundo que reclama la integridad frente a la impostura, la unidad en la diversidad, la armonía del capital con el trabajo, la igualdad de oportunidades para todos y la cultura de la paz, en vez de los estridentes tambores de guerra. En suma, el arcoíris mandeliano es hoy emblema de un nuevo amanecer.

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UNESCO: Viejos y nuevos retos

Se decidió también fortalecer el proyecto ya en ejecución en ocho reservas de la biósfera en la Amazonía.

/ 25 de noviembre de 2023 / 00:58

Las graves guerras que sacuden al mundo, junto a los serios desastres naturales y a inéditos cambios políticos en el planeta, no han impedido que se reúna en su sede central de Paris, como todos los años, la cuadragésima segunda Conferencia General de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), donde del 7 al 22 de noviembre se ha debatido una frondosa agenda entre representantes de los 194 Estados miembros.

La directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, saludó a los cientos de delegados, citando al mexicano Jaime Torres Bodet, que ocupó su mismo cargo hace 70 años (por cierto, fue el único latinoamericano elegido en ese nivel):

“Los hombres no pueden vivir sin lucha; pero la lucha que les debemos proponer es la lucha contra la miseria, la ignorancia, el odio, el miedo y la enfermedad: Es decir: la lucha para construir”.

Efectivamente, esa invocación cobra actualidad para impulsar actividades programáticas en los campos de competencia de la organización que se refuerza con el retorno a su seno de Estados Unidos, que durante la administración Trump la abandonó, dejando una importante deuda impaga por concepto de sus cotizaciones anuales. Esa suma contribuirá a continuar tareas tradicionales, tales como la preservación de sitios del patrimonio mundial, y a emprender otras que exigen frescos desafíos como los condicionamientos éticos que imponen las nuevas tecnologías, el cambio climático o la gobernanza de los océanos. Todo ello, en el marco de la educación para una cultura de la paz.

Cobra importancia la iniciativa de un Foro de la Juventud, donde exponentes generacionales tuvieron la ocasión de discutir sus inquietudes con mas de 30 ministros de la juventud del mundo, asistentes al evento. Otros encuentros paralelos incluyeron la acción por la igualdad de genero y la mesa redonda para “defender los derechos de inclusión de personas discapacitadas por medio de las ciencias sociales y humanas”

Se decidió también fortalecer el proyecto ya en ejecución en ocho reservas de la biósfera en la Amazonía, concretamente en Bolivia, Brasil, Ecuador y Perú, cubriendo 30 millones de hectáreas que albergan 1,3 millones de habitantes. Este emprendimiento en vigencia desde 2021 ha sostenido 41 iniciativas para regenerar los ecosistemas con apoyo de las comunidades locales. 

Acontecimiento relevante fue la vigésima cuarta sesión de la Asamblea General de los Estados parte de la Convención para la protección del patrimonio mundial, cultural y natural (1972). En la lista de sitios escogidos con esa distinción, Bolivia figura con siete lugares: ciudad de Potosí; Misiones jesuitas de Chiquitos; casco histórico de Sucre; Fuerte de Samaipata; Tiwanaku: centro espiritual y político de la cultura tiwanakota; parque nacional Noel Kempff Mercado; y Qhapac Ñan: red caminera andina.

La UNESCO, desde hace unos años, ha instituido en su digesto programático la “prioridad África” para favorecer el adelanto de esa región y en ese contexto, esta vez impulsará un proyecto para promover la “historia de la liberación en África austral” con la cooperación de varios jefes de Estado africanos, incluyendo excombatientes en las luchas por la independencia.

Finalmente, se eligió el nuevo Consejo Ejecutivo, que constituido por 58 Estados miembros, cuenta con cuatro latinoamericanos para el periodo 2023-2025, que serán: Brasil, Cuba, República Dominicana y Argentina.

Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia.

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Gaza: El infierno más horrendo

/ 11 de noviembre de 2023 / 03:00

Entre todas las guerras libradas por Israel contra sus vecinos árabes y, en particular, palestinos, la presente iniciada como venganza a la incursión de Hamás en la madrugada del 7 de octubre, rompiendo su frontera, es la más grave, por el incierto fin del conflicto. En la llamada “guerra de los seis días” (1967), los judíos derrotaron a la triple alianza de Egipto, Jordania y Siria en los tres frentes, logrando ventajas territoriales y políticas que les permitieron forjar ese poderío militar hegemónico en la región. Ello posibilitó apagar sin dificultad sucesivas “intifadas” de resistencia a la ocupación de territorios que despojaron a los pobladores palestinos, sin calmar totalmente la indignación latente de los oriundos de la Cisjordania y más aún de los habitantes de Gaza, constituidos mayormente por refugiados victimas de la ocupación hebrea. Al presente, Israel confronta la aversión de Irán, enemigo clásico del Estado sionista, el Hezbollah libanés, las milicias islamistas en Siria e Irak y la milicia Huties en Yemen, todos ellos declarados en alerta roja por la invasión israelí a la franja de Gaza.

El derecho a la defensa pregonado por Tel Aviv es y ha sido desproporcionado y según el Secretario General de la ONU no ha respetado el derecho humanitario que rige en cualesquier pleito bélico, ocasionando miles de victimas fatales entre la población civil (a la fecha más de 10.000, de los cuales 4.100 niños)

Según la estrategia esgrimida por el Tsahal, el avance terrestre no se detendrá hasta no arrasar con toda la estructura militar de Hamás. Tarea difícil si se tiene en cuenta que los combatientes están escondidos en más de 300 kilómetros de corredores subterráneos (a más de 40 metros de profundidad) con salas, depósitos de víveres, de armamento, municiones, postas sanitarias, acopio de medicinas, etc. En breve, cuenta con todo lo necesario para resistir un asedio de varios meses.

Penetrar en aquellos túneles sería caer en trampas mortales para los militares israelíes, que además comprometería la vida de 241 rehenes capturados en el asalto del 7 de octubre.

Entretanto, el primer ministro Bibi Netanyahu es foco de múltiples criticas internas por su negligencia en la defensa de la seguridad del país y por su errada política de expansión de colonias judías en tierras palestinas con la intención de sabotear la idea de la creación de dos Estados que cohabitarían en ese territorio y que, de acuerdo con las potencias occidentales, continúa siendo la solución política al sempiterno pleito en el Medio Oriente.

El genocidio planificado con bombardeos incesantes a Gaza ha causado indignación mundial, como se demuestra en gigantescas manifestaciones de apoyo a la causa palestina y repudio a la agresión hebrea.

Bajo las bombas que estallan día y noche al norte de Gaza, en barrios residenciales sin respetar hospitales, escuelas ni iglesias, el asedio a Gaza priva a sus habitantes de agua, electricidad, alimentos, medicinas, etc. A ello se suma el corte de teléfonos y de internet, mas la prohibición de ingreso de corresponsales de la prensa extranjera.

La vida diaria de los dos millones de gazouies sin techo, ni cama, sin agua para beber o para el aseo, sin letrinas para orinar o defecar, es una tortura permanente si se añaden las operaciones sin anestesia para los heridos que colman los hospitales que carecen de implementos básicos.

Ni los pedidos de organismos internacionales, ni de mediadores amigables pueden obtener un alto el fuego, dejando a esa pobre gente a merced de las circunstancias, mitigadas por la asistencia humanitaria, siempre insuficiente.

Es un infierno horrendo que suma y sigue esparciendo sus miserias y salpicando odio antisemita por doquier en el planeta.

Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia.

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¿Será vital el imperio?

/ 28 de octubre de 2023 / 07:08

La fugaz visita a Israel del presidente Joe Biden el 18 de octubre, sigue provocando comentarios y conjeturas tanto por los frutos conseguidos como por aquellos frustrados. Cierta prensa americana recoge con tonalidad admirativa el récord inigualable del octogenario mandatario que siendo joven senador visitó a la entonces primera ministra Golda Meir, 50 años antes, así como discutió del desarme nuclear con el premier soviético Mikhail Gorbachev en aquella misma época de la Guerra Fría, mementos que pretenden adornar la experiencia de Biden en los trajines internacionales. Ahora, la guerra de Israel contra Gaza le ofreció una bella oportunidad para demostrar su habilidad diplomática como rédito en su campaña electoral para su relección y además confirmar su amparo a la causa israelí frente a la agresión de Hamás ocurrida en la madrugada del 7 de octubre. Aparte de su desafortunada comparación con el conflicto ruso-ucraniano, su aporte para frenar la natural sed de venganza del Tsahal para liquidar a Hamás en sus madrigueras de la Franja de Gaza, mediante una invasión terrestre, fue notable y obtuvo cuando menos esa pausa de reflexión. Para convencerlos explicó —con humildad— los fracasos americanos en sus incursiones armadas en Irak y Afganistán, aunque enfatizó contundentemente su apoyo al derecho de Israel de defenderse. Sagazmente, activó su diplomacia logrando que Egipto acepte abrir el paso fronterizo de Rafah para encaminar decenas de camiones cargados de agua, alimentos y medicinas destinados a auxiliar a los dos millones de habitantes que en Gaza sufren los incesantes bombardeos hebreos, privados de esos elementos para sobrevivir. También persuadió al emir de Qatar de interceder ante sus amigos de Hamás (el jefe político Ismail Haniyeh, reside en Doha) en la liberación de las dos americanas cautivas, como prueba de buena voluntad para negociar un modus vivendi posterior. Y, sin descuidar su soporte a la seguridad de Israel ante las hostilidades de la milicia libanesa Hezbollah en la frontera norte, Biden ordenó el despliegue de dos portaviones con propósitos disuasivos ante la posibilidad de la intervención iraní. Así quiere solo mostrar los dientes, puesto que ni en Ucrania ni en el Medio Oriente comprometería infantería americana.

Sin embargo, no todo es contribución romántica, puesto que pocos días después del inicio del conflicto en Gaza, embarques de armas comenzaron a llegar: bombas inteligentes, municiones e interceptores para el sistema defensivo “Iron Dome” (cúpula de hierro), copioso material que será pagado con el pedido de Biden al Congreso para el desembolso de $us 70 billones destinados a Ucrania e Israel que el presidente, con marcada candidez, calificó como “una buena inversión para la seguridad nacional y para la creación de empleos”, ratificando la conjetura de que la guerra en Ucrania y hoy, el asedio a Gaza, incrementarán aún más el boom económico que está gozando el complejo militar-industrial. Satisfecho de su misión en Israel, Biden se muestra convencido del rol de Estados Unidos como gestor imperial.

Mientras, difícil imaginar una solución al combate israelí-palestino que no sea la convivencia de dos Estados independientes, conforme a las resoluciones de Naciones Unidas, no obstante, la presente no es una guerra entre Estados, sino contra una entidad reputada de terrorista, con la cual no se puede negociar abiertamente. Sin embargo, urge resolver los problemas más apremiantes que son la salvaguarda de los 200 rehenes aún en poder de Hamas y el retorno a la normalidad de vida de dos millones de gazaouis.

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El factor inmigración

No es novedad la controversia que respecto a la recepción o al rechazo de migrantes divide a la clase política en Estados Unidos.

/ 14 de octubre de 2023 / 00:12

Los últimos días no han sido los más felices en el campo internacional para ese tema tan complejo y recurrente como el de la inmigración ilegal que irrumpe en cualquier parte del planeta. Lo triste es que este flagelo que azota a veces inesperadamente a poblaciones enteras, escapa al control o a la prevención de los organismos internacionales que supuestamente estarían llamados a actuar oportunamente.

Aparte de la guerra sin fin entre Rusia y Ucrania que ya provocó millonario flujo de refugiados principalmente hacía Polonia, se suman —ahora— 100.000 personas que huyen de las montañas de Nagorno-Karabaj ante la repentina invasión septembrina de fuerzas militares de Azerbaiyán, que en 24 horas demolieron el sueño de crear una imaginaria república independiente en 6.000 km2, en pleito irresuelto con Armenia que protegía esa iniciativa. La Unión Europea, preocupada por la incontenible ola de migrantes africanos que irrumpen en sus playas arriesgando sus vidas, convocó el 5 de octubre en Granada a la cumbre que (entre otros temas) fracasó en su intento de fijar una política común sobre migraciones, más flexible, porque dos de sus miembros, Polonia y Hungría, opusieron su veto. Incluso el papa Francisco, en su memorable visita a Marsella el 23 de septiembre, en vibrante discurso reclamó actitudes más humanas para el trato a los refugiados.

No es novedad la controversia que respecto a la recepción o al rechazo de migrantes divide a la clase política en Estados Unidos. Durante el gobierno de Trump se comenzó a erigir un muro en su frontera sur con México, obra interrumpida por su sucesor Joe Biden, pero hoy ocurre que éste dio marcha atrás y anunció que continuará con esa construcción para contener a los miles de impetrantes agolpados en la frontera. Por añadidura, Biden acaba de suscribir un acuerdo con Venezuela, por el cual aquellos de sus connacionales que ingresen o hubiesen ingresado ilegalmente serían devueltos por vía aérea a su país de origen. Cómo explicar este curioso viraje si no es por la proximidad de las elecciones americanas y la necesidad de cautivar a los electores republicanos adversos a recibir a los ilegales.

También, en todos los países europeos el factor inmigración se ha convertido en punto principal de la agenda electoral reviviendo (incluso en Alemania) épocas de chauvinismo y de racismo disimulado. Los partidos políticos que enarbolan esa tendencia acumulan fuerte respaldo popular.

Por otra parte, este factor es además moneda de cambio para algunos países como Túnez que aceptan cierto tipo de cooperación económica para retener dentro de su territorio a la masa de candidatos a emigrar surcando el Mediterráneo. Aquel negocio fue provechoso para la Turquía de Erdogan, que en años anteriores evitó la masiva invasión migratoria hacia la Unión Europea, a cambio de 3.000 millones de euros.

Los grandes beneficiarios de esta corriente clandestina son los “coyotes” o traficantes que por dinero ofrecen rutas de ingreso no siempre seguras. Ello sucede también en el acceso a Estados Unidos, a través del Río Bravo.

¿Hay solución? Alguien apostó por ninguna, salvo de darse cuenta que los migrantes son como las moscas que pululan en el Sur, ansiosas por la miel que existe en el Norte. ¿Habría quizá que trasladar algo de miel al Sur?

Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia.

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Discursos en Naciones Unidas

/ 30 de septiembre de 2023 / 01:18

Los discursos presidenciales en la 78 Asamblea General de las Naciones Unidas cautivaron atención especial de la opinión pública por el delicado momento que atraviesa el mundo, seriamente golpeado por pandemias, desastres naturales y sobre todo por la absurda guerra ruso-ucraniana que no parece tener fin. Las redes sociales están colmadas de críticas a la presentación de los primeros mandatarios que ocuparon el pódium, observando aparte de Joe Biden la ausencia de sus homólogos chino y ruso por razones comprensibles. Acomodar el tiempo para escuchar a 195 jefes de Estado requiere fijar ciertos límites, como los 20 minutos acordados a cada uno de ellos y aquel orden protocolar rigurosamente observado. En esta nota nos referiremos únicamente a algunos lideres latinoamericanos, calificándolos por la forma (estilo oratorio) y el contenido de sus soflamas.

Lula da Silva, en fluida disertación, ofreció ciertas avenidas para enfrentar el cambio climático, que es el motivo principal esperado de Brasil, en ese reglón. Su veteranía era obvia.

Paralelamente, el colombiano Gustavo Petro también se refirió a ese problema con iniciativas frescas, pero la atención del auditorio se dispersó porque siguiendo esa inelegante tradición, la mayor parte de los diplomáticos abandonan la sala una vez que su orador preferente termina de hablar y lo hacen a veces de manera ostensible y desordenada, causando confusión en el ambiente. Ello aconteció apenas Petro comenzó a orar. Más notorio fue el abandono casi total de la audiencia cuando tocó el turno a la hondureña Xiomara Castro, no así el de su vecino salvadoreño Nahib Bukele que despertó supremo interés por entender la gran popularidad que goza en su país, no obstante ejercer el poder con mano dura contra la delincuencia y haber construido la cárcel mas extensa del planeta que alberga 50.000 presos, sin embargo, esa ejecutoria no impedirá su reelección. El cubano Miguel Díaz-Canel leyó su alocución con dificultad y faltas geográficas, sin poder mencionar logros al cabo de siete décadas del sistema imperante, pero reclamando el embargo que sufre la isla. En cuanto a dominio oratorio, sin duda el mejor fue el uruguayo Luis Alberto La Calle, pregonando la bondad de la impecable democracia que florece en su pequeño país. Sin muchas galas el joven político paraguayo Santiago Peña improvisó una plática modesta pero ordenada. Quien sorprendió por la aguerrida defensa de su gobierno, fustigado por sus oponentes como golpista, fue la peruana Dina Boluarte, que explicó las razones que impulsaron a los congresistas del Perú a adoptar las medidas que están aún en vigor para imponer el orden. En cambio, su colega chileno Gabriel Boric, quien como otros cree que sin corbata su izquierdismo resalta más, tuvo que usar el retrovisor histórico para recordar el golpe de Estado que provocó el suicidio de Salvador Allende en 1973 y que ahora su país rememora los horrores de la dictadura pinochetista. Alberto Fernández, no tuvo nada que mostrar de su mandato que precipitó a la Argentina a enfrentar la crisis más seria de su historia y su lacónica voz no ayudó a mitigar la secuencia de su fracaso. Curiosa oratoria la del ecuatoriano Guillermo Lasso, quien contó el drama personal de un colombiano atrapado en la guerra de Ucrania. Por su parte, el boliviano Luis Arce releyó su arenga tal fatigante anuario estadístico con muchas cifras y pocas ideas, ensartadas en una jaculatoria de ilusiones utópicas como declarar al planeta “zona de paz”. Ni el dictador venezolano Nicolás Maduro, ni su par nicaragüense Daniel Ortega felizmente osaron venir a la Asamblea.

Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia.

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