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Agua para riego

En mayo de 2013, una auditoría ambiental de la Contraloría General del Estado descubrió que las hortalizas que se cultivan en el valle paceño conocido como Río Abajo son regadas con aguas servidas de La Paz y El Alto y podrían no ser buenas para la salud humana. Ahora, un nuevo estudio ha descubierto que lo mismo sucede en muchos otros municipios del país.

La investigación, elaborada por el Programa de Desarrollo Agropecuario Sustentable (Proagro), descubrió que el empleo de las aguas residuales, tratadas o no, es una costumbre común en regiones áridas y semiáridas del país, ya que debido a la escasez, al difícil acceso y al incremento de la demanda del recurso, se constituye en una fuente suplementaria de agua. El informe revela que esta práctica se realiza en al menos 105 centros poblados, hasta con 50.000 habitantes, de siete departamentos de Bolivia (Beni y Pando no fueron tomados en cuenta).

El estudio señala que las aguas residuales son un recurso “muy valioso” y una apreciable reserva líquida para la agricultura pues, a pesar de los efectos adversos a mediano y largo plazo (degradación de suelos y pérdida de productividad por la salinización y deposición de metales pesados), en el corto plazo el rendimiento de los cultivos es mayor por el alto contenido de nutrientes que contienen.

Según la explicación de un técnico de Proagro, en el país al menos 5.700 hectáreas son regadas con agua residual sin tratar, principalmente en los valles, que comprenden los municipios de Sacaba, Cercado, Quillacollo, Colcapirhua, Sipe Sipe, Tiquipaya y Vinto, en Cochabamba; y en el municipio de Mecapaca (Río Abajo).

Estos impactos, según Proagro, podrían ser minimizados con la implementación de “mecanismos multibarreras” que consideran riesgos aceptables basados en metas de salud. Dichos mecanismos tienen que ver con la implementación de plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR), métodos de aplicación de riego, restricción de cultivos, manejo de alimentos regados con aguas residuales domésticas (ARD) tratadas, y aplicación de inmunizaciones en algunos casos.

El problema es que en el 26% de los municipios estudiados se usa aguas residuales sin ningún tipo de tratamiento. A raíz de estos problemas, la Cooperación Triangular (Bolivia, Alemania y México) está trabajando con el Ministerio de Medio Ambiente y Agua para conseguir objetivos comunes con relación a este tema. La primera etapa de la propuesta fue el estudio que aquí se comenta, la segunda tiene relación con la elaboración de una propuesta de lineamientos políticos, técnicos y sociales para “eliminar la contaminación” a través de la implementación de PTAR en un marco institucional. Bolivia se ha convertido en referente internacional gracias al Programa Mi Agua, es deseable que éste sea complementado con una renovada política de tratamiento de aguas residuales.