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La Reserva Federal en manos de una mujer

A partir del 3 de febrero, después de su ratificación por el Senado de EEUU (esperamos que culmine su gestión en febrero de 2018), la Reserva Federal (Fed) tiene por primera vez en sus 100 años de existencia una presidenta mujer, Janet Yellen; de este modo terminaría por el momento la discusión en cómo simplificar el nombre de este banco central gringo, quedando como “la Fed”, en lugar de “el Fed”.

Aunque la percepción general es que en Estados Unidos hay una alta participación de directoras ejecutivas mujeres (CEO, por sus siglas en inglés), según la BBC de Londres, “Corea del Sur tiene la proporción más elevada de directoras ejecutivas del mundo, donde el 30% de las empresas tiene una CEO mujer. Le sigue China, con un 19%, una cifra que en la Unión Europea baja hasta el 9% y en Estados Unidos a un 5%”.

Parece que las bolsas del mundo aprovecharon el cambio en la Fed para registrar fuertes caídas, aunque la excusa fueron las magras cifras de la producción industrial en EEUU y la caída del crecimiento fabril en China en el primer mes de 2014. Sin embargo, la Yellen, como imagino le dirán en los medios, fue vicepresidenta de la Fed por tres años y presidenta de la Reserva Federal de San Francisco y tiene bastante experiencia para conducir por las olas tormentosas de la globalización financiera.

Antes la presentaban como esposa del premio Nobel de Economía 2001, George Akerloff, al que le dieron el premio por su investigación en el mercado de autos usados, y desde ahora, por el contrario, se dirá en adelante que detrás de una gran mujer economista hay un premio Nobel.

Si bien en teoría las instituciones predominan sobre las personas y la trayectoria de política monetaria de la Fed ya esta delineada por la junta de gobernadores con la reducción gradual de los estímulos monetarios, la dura realidad muestra el importante papel que los líderes y los conductores pueden jugar en las instituciones. Tengo la impresión de que la Yellen dará una tónica propia, más aún si se toma en cuenta su experiencia académica y su sesgo hacia los temas de empleo. Dicen que en Wall Street la consideran una “paloma” financiera, por tener una política menos agresiva respecto a la inflación y prefiere apoyar la creación de empleo y mantener bajas las tasas de interés. Dicen además que se anticipó a los peligros de la burbuja inmobiliaria, aunque éste es un registro expost que le disputan varios economistas e incluso algún analista boliviano que predice burbujas todos los días. Mi intuición masculina me dice que será un “halcón” con el sistema financiero, poco permisiva financieramente y tendiente a una mayor transparencia en la toma de decisiones de la Fed.

El rol de las mujeres en los bancos centrales es poco analizado. Generalmente son bancos machistas en su dirección ejecutiva y en su directorio. En el caso boliviano fue fugaz el paso de Tamara Sánchez en 1985 como primera presidenta mujer del Banco Central de Bolivia y, de lo que puedo saber de la historia reciente de Sudamérica, Ruth de Krivoy dirigió el Banco Central de Venezuela entre 1992 y 1994 y solo conocí personalmente a la primera presidenta mujer del Banco Central de la República Argentina, Mercedes Marcó del Pont, hasta noviembre de 2013, con dotes tanto profesionales como personales, aunque en un contexto de fuertes presiones inflacionarias. Esperamos que le vaya bien a la presidenta de la Fed, Janet Yellen.