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¿Comunicadores?

De las diferentes profesiones que existen en Bolivia hay las que requieren bastantes años de preparación para ejercerlas, como para ser médico, odontólogo, abogado, arquitecto u otras que son muy requeridas por los jóvenes bachilleres. Todas estas carreras requieren como mínimo cinco años de preparación para obtener un título de licenciatura, y otro buen tiempo para obtener una especialidad, en la cual se van a desempeñar los nuevos profesionales.

¿Qué ocurre cuando una persona que no se ha formado en estos rubros intenta ejercer alguna de estas profesiones? Pues no hace bien su trabajo. Por ejemplo, si un ingeniero quiere ocupar el rol de un médico para curar la enfermedad de algún paciente, sin duda proporcionará un diagnóstico equivocado, y mejor ni hablar de los resultados de una intervención quirúrgica.

En cambio, no ocurre lo mismo con otras profesiones cuya formación requiere similar tiempo de estudio y preparación. Es el caso de los comunicadores sociales, que en su mayoría trabajan en los medios de comunicación como la prensa, la radio y la televisión.

En particular, en este último medio, muchos de los presentadores de los espacios televisivos no son profesionales del área comunicacional, son modelos y reinas de belleza que tras su paso por las pasarelas y el mundo del espectáculo ingresaron a la pantalla chica.
Ahora bien, no cabe duda de que en muchos casos su talento o esfuerzo ante las cámaras durante meses o años les abrieron las puertas para conducir programas televisivos. Sin embargo, su elección pone en evidencia la preferencia que tienen las grandes productoras a la hora de elegir a sus figuras estelares.

¿Será que este hecho ocurre por la falta de capacidad de la gran cantidad de profesionales en comunicación? ¿O es que los “grandes” productores acuden a modelos solo para incrementar su audiencia? Todo indica que esta última inquietud es la más acertada.

En las aulas de las universidades cuestionan a los medios de comunicación que tienen en sus filas a personas que no fueron formadas para encarar el reto de conducir un programa de televisión, y se aboga por una norma para que cada cual cumpla el rol que le corresponde.

Algo de cierto hay en esta afirmación, pero en la práctica otra es la realidad. Empero, con lo expuesto no se pretende  “juzgar” o “limitar” el trabajo de las modelos en la Tv, sino más bien promover una crítica constructiva para que se tome en cuenta a los recursos humanos que hay en comunicación.