Aparte de historiadores chilenos, Luis S. Crespo, José de Mesa, Teresa Gisbert, Alberto Crespo Rodas y más recientemente Tristan Platt dieron cuenta de la incursión de Francisco Pizarro a Chuquiabo, evento reportado días atrás como un hallazgo historiográfico. Junto a la existencia del multiétnico enclave de pueblos aimaras y otras etnias colonizadoras que el Inca trasladó, y de las primeras exploraciones (no ocupaciones) desde 1533, el presunto descubrimiento fue también calificado como una “revolución frente a la historia oficial de la ciudad”.

Una cronología anterior a la fundación muestra al menos siglo y varios estudios sobre la incursión que aquí se comenta: en 1884, Diego Barros Arana sostuvo que Pizarro residió temporalmente en Chuquiabo en 1539, y que tuvo un encuentro con Pedro de Valdivia: “Valdivia, que vivía en Charcas, fue a visitarlo a ese lugar” para obtener la segunda entrada a Chile.

Ya en 1866, Benjamín Vicuña Mackenna (citado 40 años después por Luis S. Crespo) había datado que ese encuentro se dio a fines de 1539, a orillas del Titicaca, y que “poco más adelante, en el primer alojamiento que fue en la primera hondonada donde existe La Paz, diole aquél el titulo que le pedía” (sic).

Para Crespo (Monografía de La Paz, 1906) este encuentro ocurrió más bien en enero de 1540. A su vez, Mesa y Gisbert (1969) convergieron con los historiadores chilenos: “La estancia de Pizarro antes de la fundación queda documentada por una concesión de indios yanaconas hecha a los dominicos del Cuzco, fechada en Chuquiabo el 4 de agosto de 1539”.

Con  los libros perdidos de Pedro Cieza de León, Crespo Rodas (1972) concluyó que fue después de la Batalla de las Salinas (abril de 1538). Para Eduardo Arze Quiroga (Bolivia, s. XVI, 1969) se dio un año antes, cuando el marqués (Pizarro) se otorgó la “inmensa encomienda de indios de Chuquiabo”.

Platt, Bouysse C. y Harris (2006) refieren que entre mayo y agosto de 1539 Pizarro desplazó del Collao a su hermano Gonzalo, y solo después visitó sus propias encomiendas de Chuquiabo, aunque esperó hasta fines de 1539 o principios de 1540 para encargar a Peranzures la fundación de Chuquisaca.

Cieza había informado en 1549 que después de la partida de Hernando Pizarro a España para rendir cuentas sobre la ejecución de Almagro (mayo- junio del 39), el marqués “allegó” a Chuquiabo y se quedó dos meses recibiendo la visita de los vecinos de La Plata (¿Valdivia entre ellos? ), y otro mes más en Charcas, antes de fundar Arequipa.

Curioso. Hace cuatro años, Sergio Correa Bello dio por inexistente la entrevista entre Pizarro y Valdivia en Chuquiabo, porque, entre las actas del marqués (Lohman Villena, 1986) la que autoriza a Valdivia conquistar Chile data del 2 de abril de 1539, firmada en el Cuzco, no en Chuquiabo.

En tiempos de internet, desde fines del siglo XIX las guerras civiles de Cieza ya no constituyen un “tapado histórico” y  la relación de Sancho de La Hoz fue destacada por Saignes desde 1978. Probablemente tampoco hubo “pueblo nuevo” antes de la fundación. El cronista mexicano  Gutiérrez de Santa Clara, que estuvo por estos lares entre 1543-44, cinco años antes que Cieza, lo llama simplemente “pueblo de Chuquiabo”. En 1546, Gabriel Bermúdez fue nombrado “capitán de Chuquiabo”, no del pueblo nuevo. También la cuestión del oro puede resultar irrisoria ante la ubicación estratégica (control de fuerza de trabajo, por ejemplo) de Chuquiabo, frontera multiétnica del Collao y cabecera de valle hacia la Amazonia. “Es la llave de toda la tierra”, diría su fundador.