Voces

Monday 13 May 2024 | Actualizado a 17:29 PM

¡Jallalla Venezuela, fuerza!

Confío en que se superará el caudillismo que  nos hace daño como pueblos

/ 23 de febrero de 2014 / 04:01

No soy una crédula de las elecciones, pues considero que la mayoría de las veces la democracia sirve para delegar responsabilidades que son de los pueblos, con el fin de arrebatarnos de las manos la creatividad popular para diseñar los rumbos de nuestras sociedades, nuestras vidas y nuestras relaciones con las otras personas y la naturaleza. En el peor de los casos, la democracia sirvió para legitimar dictaduras como las de Hugo Banzer, el ADN de Tuto Quiroga y los derechistas de la ex “media luna”. La democracia también usa las manipulaciones de los grandes capitales de los medios de comunicación social y las agencias de encuestas previas.

Los pueblos de Bolivia y Venezuela han sorteado todos estos elementos de una manera admirable. Por ejemplo, nadie pensó que el hermano Evo recibiría una extraordinaria votación en el revocatorio. Bueno, hoy quiero recordar mi experiencia en las elecciones en Venezuela, a donde fui  por invitación de la Corte Electoral venezolana como veedora internacional de los movimientos sociales bolivianos.

Lo primero que me conmovió es que las mujeres y hombres del pueblo venezolano hacían filas desde muy temprano (4 o 5 de la mañana) para votar, ¡eso aquí, en Bolivia, imposible! Luego, mi asombro creció cuando supe que no era obligatorio votar y que tampoco había penalizaciones por no hacerlo. ¿Por qué quiero recordar esto?, pues porque es el pueblo venezolano el que quiere el chavismo en el Gobierno y ahora hay una crisis política. Es difícil hacer chavismo sin el símbolo ni la presencia del compañero y hermano Hugo Chávez, y confío en que se superará el caudillismo que nos hace daño como pueblos, para recuperar la fuerza, la energía de la reflexión y de la crítica, continuar con la ilusión y la esperanza de construir y tener la sabiduría de cuidarse de la intromisión de corruptos, machistas y fascistas dentro de las organizaciones sociales, que le harán daño a la revolución bolivariana desde adentro.

Dicho esto, manifiesto mi indignación por toda la confabulación de los medios de comunicación imperialistas y neocoloniales, que están cuidando los intereses burgueses en Venezuela. Claramente son jovencitos yupis y las fashion venezolanas quienes salieron a protestar, mostrando que son bien fascistas a la hora de movilizarse. No es que guardan la compostura empresarial de sus convenciones ni de sus recepciones sociales; ellos y ellas gritan, pegan, escupen, matan y lloran con los gases. Claro, siempre tienen a su servicio a los maleantes que se alquilan a cualquiera.

En las calles se ve la rabia racista y clasista de los “patroncitos” que ven que los peones y trabajadores y trabajadoras de sus padres no les servirán más, ni a ellos ni a nadie; ya se rebelaron y por más látigo que hagan zumbar en las calles, el pueblo ya les perdió el miedo; eso ha logrado la revolución bolivariana, dignidad, esperanza, organización. Las feministas comunitarias estamos con ustedes, hermanas y hermanos venezolanos, y denunciamos esta escalada fascista orquestada por el fascismo de EEUU y la derecha del continente. ¡¡¡Jallalla Venezuela!!!

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Tenemos la palabra

/ 12 de mayo de 2024 / 00:53

Una de las enseñanzas de mis mayores estaba dirigida a responsabilizarme de lo que hago y lo que digo. “La palabra es lo único que tenemos los pobres”, me decía mi abuela, en un afán de inculcarme esa parte de la herencia de nuestro pueblo, de la educación en la oralidad.

Hoy la palabra sale de mi boca esa boca que aprendió a masticar los sonidos, con cuidado

para oír aquellos disparos con los que lastimaron los oídos de mis mayores. ¡Somos su continuación! 500 siglos de estridencias, cientos de años de violencias

que estremecieron la piel que guarda, la música de nuestra memoria

disimulando los latidos de nuestro amor y compasión por la tierra.

Quisieron se diluya, nuestro ser y existencia en el silencio de las tumbas

pero desde ahí volvimos armadas de palabras.

Tengo la palabra mi abuela me entrenó la lengua desde muy niña hice los ejercicios de las 5 vocales para afilar las consonantes de un idioma que invadió nuestras bocas.

Hoy tengo los sonidos en los labios hoy tengo los signos en la mano escribo en la lucha de pueblos ancestrales, por eso mi mano está firme los sonidos del corazón que ritman esperanzas y marcan el tiempo de nuestro cambio.

Mi palabra, que es lo único que tengo promete a mis hijas e hijos que no descansaré, hasta acabar con todo tipo de opresiones y plantar las semillas de la comunidad de comunidades.

¡Hermanas y hermanos, ya es hora de decir lo que soñamos!

Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria

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Protección del territorio

/ 14 de abril de 2024 / 00:11

El capitalismo se posiciona en el mundo derrocando, la concepción feudal y monárquica de gestionar y administrar —desde relaciones de poder— la vida de los pueblos y la Madre Tierra. El oscurantismo de las familias del poder feudal impedía las energías creativas de los pueblos. Los conocimientos, saberes e inventos encontraban en el control monárquico y feudal sino la muerte, la cárcel, las torturas y el exilio.

Los burgueses capitalistas eran un grupito de acumuladores, avarientos usureros y explotadores, que poco a poco van imponiendo sus patrones de vida, robando el trabajo ajeno, en la explotación y la acumulación, aprovechándose de diversas circunstancias de la propia vida. Amontonaban el resultado de sus delitos en los bancos o en nuevos pillajes, denominados inversiones. Impusieron la mentira de que todo es susceptible de ser mercadería y tiene un valor para su intercambio. Tenemos que recordar que en Europa había otras formas de organizar la vida y la sociedad que querían derrotar también al feudalismo, pero no eran burgueses capitalistas.

Los actuales ladrones capitalistas herederos de esa tradición, hoy ya son invisibles, mimetizados en el carácter transnacional y neoliberal del actual capitalismo se escondieron y diluyeron de nuestra vista, pero siguen ahí robando y conspirando contra la vida y las luchas de los pueblos. De vez en cuando algún brabucón muestra la cara, como lo hizo Elon Musk, este gringo capitalista nacido en Sudáfrica, que en Bolivia lo conocimos cuando apoyó el golpe de Estado, Musk, hablando como dueño de Tesla, la transnacional de las baterías para carros eléctricos cuya materia prima es el litio, desfachatadamente dijo: “Nosotros damos golpes de Estado a quien queramos”. Este gringo es también dueño de Twitter, hoy X, y desde esta red social quiere continuar con su caprichito de “nosotros hacemos lo que queramos”.

En Brasil, el Supremo Tribunal Federal, que en Bolivia llamaríamos Tribunal Constitucional, incluyó a Musk en la investigación de las milicias digitales que participaron en el intento de golpe a Lula en enero de 2023. El brabucón se quiere cortar un huevo de la rabia y vocifera. Será muy importante que en nuestro territorio de proceso de cambios revolucionarios del pueblo, protejamos también nuestro Alajpacha, que es todo lo que está encima, parte de la soberanía de los pueblos que habitamos el territorio ancestralmente. No solo es espacio aéreo, es vida e implicaciones para la vida que tenemos que proteger, somos nosotros y nosotras que solucionamos nuestros problemas, ningún gringo debe venir a hacer lo que quiera en nuestro territorio.

Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.

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Elecciones sí o sí

/ 17 de marzo de 2024 / 00:02

En la Francia de 1789, cuando se posicionó el régimen burgués con toda la parafernalia de la libertad, igualdad y fraternidad, era la igualdad, la libertad y la fraternidad para hombres propietarios, por lo tanto la mayoría de los hombres y todas la mujeres no participaban de los derechos del ciudadano y la democracia.

En la Revolución Francesa se instauró una forma nueva de relaciones con el trabajo, la producción y la madre naturaleza. Las relaciones de poder a partir de ese momento irían a servir a la producción de más capital y como el capital es un valor creado desde el capital, en base a la explotación del trabajo y de todas las relaciones que tienen que ver con el mundo del trabajo, hoy vivimos en un sistema capitalista que espera que todo se pueda comprar, puesto que para los y las capitalistas todo tiene precio y se puede vender.

Bueno, ese es el contexto del sistema capitalista que ha posicionado en el imaginario social que la democracia es el método para lograr cambios en el sistema. Ganar las elecciones y tener un gobierno, que es el Ejecutivo a cargo de la administración de las riquezas de un pueblo. El gobierno es vigilado y controlado por un parlamento o representantes de las territorialidades del pueblo; en Bolivia es la Asamblea Plurinacional que va a redactar las leyes. Esa es una parte.

Otra parte es la de la aplicación de las leyes, es decir, podemos hablar bien bonito en la redacción de la letra de las leyes y constituciones, pero el tema se va a definir el momento de aplicarlas y hacerlas cumplir. Y eso lo hace el aparato judicial, que puede manipular la interpretación de la letra y ahí es donde siempre estuvimos arruinados las y los empobrecidos por el capitalismo.

Entonces, como pueblo boliviano desmitificamos la democracia y sabemos que con el voto popular podemos controlar efectivamente ese tercer mecanismo, que estaba en manos de las oligarquías. Sin duda que la inexperiencia de elegir a las máximas autoridades del aparato judicial se hizo sentir y tuvimos graves errores, por cierto, todos subsanables.

Querer evitar las elecciones hoy es complotar contra el proceso de cambios revolucionarios del pueblo. Y es muy peligroso, pues los movimientos y organizaciones sociales no estamos dispuestos a mirar de palco cómo se manipula sinvergüenzamente por parte de algunos asambleístas. No se trata de que este gobierno se vaya a su casa, pues es un gobierno que les guste o no, fue elegido por nuestro voto, entonces hay que ser responsables de nuestro proceso mismo si el gobierno de Lucho se está pisando su propia manguera. Nosotros y nosotras, “como pueblo”, debemos cuidar el objetivo histórico del MAS-IPSP.

Cuidado con que quieran usar que hay pocas mujeres como postulantes para querer maniobrar y suspender las elecciones judiciales. Nada que ver, se tienen que hacer con las y los que hay. Y elegiremos entre todos y todas a las y los mejores. Por lo tanto, la discusión ahora no es si hay o no hay elecciones judiciales. La discusión tiene que ser cómo vamos a conocer mejor a las y los candidatos, para esta vez no equivocarnos. 

Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.

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La memoria

/ 3 de marzo de 2024 / 00:44

Hay muchos escritos y dichos sobre la memoria de los pueblos, uno de los más populares es aquel que dice que “un pueblo sin memoria es un pueblo sin historia”. Sin duda que nos va a quedar claro que la memoria juega un papel importante en la construcción de la identidad, es una parte de nuestras vidas que determina la forma como vamos a enfrentar la propia vida, los problemas, las contradicciones y también las decepciones.

Es tan importante entonces, hermanas y hermanos, que hoy en nuestro territorio de tres culturas mayores, aymara, quechua, guaraní y otras 33 que fueron reconocidas por nuestra nueva Constitución, la reflexión sobre la memoria histórica no solo nos sea útil, sino imprescindible, porque sino fácilmente nos vamos a perder y correremos —como ovejas— tras cantos de pajpakus, que no solo son mentirosos y violentos, sino que hábilmente son ellos y ellas nomás quienes se hacen “a las víctimas”, como decimos en nuestro pueblo.

El mes de febrero ya pasó, pero ahora marzo nos tiene que devolver la memoria y el recuerdo de toda la movilización para el referéndum realizado con el objetivo de preguntar sobre la reelección del hermano Evo. ¡Si! Tenemos que recordar el referéndum y cómo gran parte de nuestra población fue manipulada por la gran mentira de los medios de comunicación y las redes.

A ver, tenemos que recordar que antes del proceso de cambios del pueblo boliviano no existía el referéndum. Aprendimos que el referéndum es preguntar al pueblo qué opina, qué cree y qué decide. Y preguntar a todo el pueblo, no solo a los doctores propietarios de bienes en las ciudades. Cierto, no son las practicas, ni los alcances que la democracia burguesa soñó en 1979 allá en Francia.

Tenemos que recordar nuestras victorias, la victoria de tener el referéndum como instrumento del pueblo. Pero la memoria debe conectarnos también con nuestros errores, y nuestro error fue no leer la capacidad de manipulación de las redes y los medios de comunicación y creo que todavía no tenemos plena conciencia de lo que nos pasó con la política de las redes, que fue creada y está dirigida con el objetivo de hacer entrar en nuestras cabezas las mentiras del grupito dominante.

O sea que tenemos que reflexionar sobre estos nuestros caminos victoriosos, le dimos nuevas funciones a la democracia que, de ser un medio para legitimar la dictadura, el autoritarismo y la imposición de leyes y reglas para la sociedad por parte de la burguesía, pasó a ser un instrumento para legitimar la posibilidad de construir el autogobierno del pueblo, con un hermano indígena Evo Morales como símbolo de esta propuesta revolucionaria.

Tenemos que recordar que, al haber usado la democracia burguesa para legitimar nuestro proceso de cambios revolucionarios, hemos recuperado y visibilizado nuestra capacidad de decidir. Pero para decidir hay que tener posición y análisis político y no solo levantar la mano para votar. Es verdad que a veces podemos confiar y apoyar una u otra posición, pero no podemos eternamente ser segundones, es necesaria la posición propia informada y estudiada. Eso está faltando: formación y discusión política. 

Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.

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De derechas

/ 18 de febrero de 2024 / 01:15

Una de las cosas que Mesa y Comunidad Ciudadana no ponen en su currículo es que fueron parte del gonismo entreguista y que su nacionalismo siempre significó que la nación que proclaman será siempre definida desde la élite criolla, al servicio de la élite criolla y criollista. Para prueba, solo hay que ver quiénes son los y las parlamentarias de este partido, pero agudizando la vista ubicar quiénes son las y los portavoces, tomadores de decisiones de esta tienda política.

Comunidad Ciudadana, en su nombre han pretendido confundirnos con toda la parafernalia del idioma opresor, el castellano. ¿Comunidad? ¿Cuál comunidad? Lo que en verdad sucedió es que el proceso de cambios —propuesto desde las indias y los indios, originarios que tanto desprecian— les movió el piso a tal punto que trataron de traducir o más bien reducir las formas colectivas de los ayllus ancestrales, y que con eso podían engañarnos. Cierto, hubo indios e indias clase medieros que quisieron blanquearse votando por ellos. Pero están muy lejos de la llamada comunidad de ciudadanas y ciudadanos, propietarios, hacendados, letrados y doctorcitos racistas con los que se fundó la república. República que fue superada por el Estado Plurinacional, soberano y comunitario con autonomías. Autonomías indígenas, por supuesto, que no debemos confundirlas con otra de las manipulaciones que los hacendados, criollos de los grupitos de poder de la ciudad de Santa Cruz se esfuerzan por posicionar, esa autonomía del capricho de la minoría abusiva frente a los intereses de la mayoría del pueblo.

Camacho y el grupo del partido Creemos representan esa derecha iletrada, pero capísima en los negociados y corrupciones. Chistoso su nombre, Creemos, porque ni ellos mismos se la creen. Rápido demostraron su falta de fe, o mas bien demostraron su férrea fe en el garrote para convencer, pues ni discurso, ni argumento, ni propuestas tienen. Esta derecha beata, moralista e impune tuvo su gestación alimentada de intrigas, sobornos, traiciones, violaciones, dedazos al por mayor. Aquí sí las y los blanquitos son los que mandan y no hay tu tía. Los cholos obedecen. Claro, fueron capaces de capitalizar la ignorancia de una ciudad que se revuelca en la desinformación de sus medios de comunicación.

Ya desde la época de Banzer, los medios de comunicación en Santa Cruz hicieron de las suyas, generando su propia correa de transmisión, control y censura, las radios y los canales de televisión cruceños hicieron ese servicio. La información —del resto del país— siempre fue filtrada por los medios locales. Controlaron y aseguraron que la ignorancia campee en todos los barrios de Santa Cruz. Sin embargo, no contaron con el camino que harían hombres y mujeres tan despectivamente denominados collas, que en los colores de la wiphala ondearon en la plaza 24 de Septiembre la unidad en la diversidad de todos nuestros pueblos originarios.

Esta derecha que se une en su racismo, paradójicamente, hoy corretea tras del MAS en todas sus versiones. Realmente nos están mostrando cuán mediocres son.

Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.

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